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Una red de narcotráfico operaba dentro de la Gendarmería Nacional y fue desarticulada en un operativo que reveló la participación de efectivos en actividad y exmiembros de la fuerza. El caso desató fuertes críticas a la gestión de Seguridad de Patricia Bullrich, quien enfrenta cuestionamientos por fallas estructurales en el control interno de las fuerzas federales.
Una investigación que sacude a Gendarmería
Una investigación de la Unidad Fiscal de Salta expuso una red de narcotráfico dentro de Gendarmería Nacional, integrada por efectivos en actividad, exmiembros de la fuerza y aspirantes a ingresar. La banda, desarticulada tras varios operativos, estaba involucrada en el transporte de más de 334 kilos de cocaína desde el NOA y NEA hacia Buenos Aires.
El caso genera serias implicancias para el Ministerio de Seguridad, encabezado por Patricia Bullrich, ya que evidencia fallas estructurales en el control interno de las fuerzas federales.
Cómo operaban los gendarmes narcos
Según el sitio Fiscales, la organización quedó expuesta cuando en mayo de 2024 se detuvo a Diego Hernán Delgado, un cabo de Gendarmería que transportaba 303 kilos de cocaína en una camioneta Volkswagen Amarok. Tras pericias telefónicas, se descubrió un grupo de WhatsApp llamado "Los Peluches", donde los involucrados compartían tutoriales sobre cómo ocultar droga en vehículos, sugiriendo escondites en respaldos de asientos y otros compartimentos.
Algunos de los consejos del tutorial
"Vos lo ves de afuera y está impecable: le hacen un cajoncito, le comen la goma espuma, ahí entran muchos".
"Si es demasiado peso, se puede reforzar con elástico. Se compra en un desarmadero una hoja, dos hojas de elástico y se le agrega. Ahí no baja, aguanta más peso".
"Cuando vas a un control, la chata cuanto más original mejor".
"El milico es inquieto, mira los detalles, entonces tiene que estar lo más original posible".
Los consejos -parte de un tutorial más amplio- fueron rescatados del celular de Adrián Emilio Escarlata (45), un ex gendarme detenido el 29 de octubre pasado sobre la ruta nacional 34, en Rosario de la Frontera, Salta.
Iba junto a su esposa en una camioneta Volkswagen Amarok con 31 kilos de cocaína embutidos en la rueda de auxilio. En una Toyota Hilux, como apoyo, fueron detenidos Osvaldo Ruiz Apaza (26) -señalado como proveedor local de la cocaína- y Francisco Flores (24).
Escarlata no sólo daba consejos por WhatsApp sobre cómo y dónde esconder la cocaína. También sabía qué hacer en el caso de que lo agarraran infraganti.
En un descuido de los gendarmes que lo detuvieron -en el puesto de control El Naranjo-, se abalanzó sobre sus dos celulares y los destrozó a golpes.
Hizo falta reconstruir gran parte de la información que tenían los teléfonos, pero se logró. Fue entonces cuando se descubrió una especie de tutorial enviado en audios a quienes debían esconder la droga en los vehículos.
Escarlata les pasaba varios tips y también -como ex gendarme- les daba consejos sobre dónde suelen mirar sus colegas en los controles y cómo no llamar la atención.
Un audio -que se adjuntó a la acusación del fiscal federal Ricardo Toranzos a cargo del Área de Delitos Complejos de la Unidad Fiscal de Salta- habla de un nuevo puesto de Gendarmería en Joaquín V. González, en el sur de la provincia de Salta. Era un alerta para que tuvieran cuidado al acercarse a esa zona.
Este último dato fue rescatado del teléfono del cabo de Gendarmería Diego Delgado (31), que fue el primer detenido del caso: aunque trabajaba en Campo de Mayo (provincia de Buenos Aires), cayó en Salta en mayo de 2024 con 303 kilos de cocaína en la caja de una camioneta 4x4.
Cinco gendarmes imputados
Los principales involucrados en la organización son:
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Diego Hernán Delgado (gendarme en actividad)
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Federico Rubén Batista (gendarme en actividad)
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Gabriel Osvaldo Ruiz Apaza
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Francisco Agustín Flores (aspirante a Gendarmería)
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Adrián Emilio Escarlata (exgendarme)
La complicidad y la falta de control
Las escuchas revelaron que los gendarmes alertaban sobre operativos, compartían protocolos internos de control y daban instrucciones para evadir retenes. Algunos de los implicados aún estaban en funciones al momento de ser detenidos, lo que plantea un serio desafío para la conducción de Bullrich en la lucha contra la narcocriminalidad dentro de las fuerzas de seguridad.
Las críticas a la gestión de Bullrich
El caso golpea directamente la credibilidad del Ministerio de Seguridad, que hizo de la lucha contra el narcotráfico una de sus banderas. La filtración de protocolos internos y la complicidad de gendarmes pone en duda los mecanismos de control sobre las fuerzas federales y evidencia posibles fallas en la depuración de efectivos con vínculos delictivos.
El escándalo se suma a otros cuestionamientos sobre la gestión de Bullrich y abre interrogantes sobre cuán infiltrada está Gendarmería Nacional por redes criminales y qué medidas tomará el Gobierno para frenar estos casos.
Los antecedentes del caso
Los implicados están acusados de dos transportes de droga por más de 334 kilos de cocaína de Orán a Buenos Aires. Los cabecillas eran gendarmes en actividad y otros dados de baja. Desde el NOA y NEA, llevaban droga a Buenos Aires. Uno de ellos, mediante audios, instruía sobre cómo embutir la droga y sugería otras maniobras de ocultamiento.
En el marco de una investigación llevada adelante por el Área de Casos Complejos de la Unidad Fiscal Salta, a cargo del fiscal federal Ricardo Toranzos, el juez federal de Garantías N°1, Julio Bavio, amplió la investigación penal contra integrantes de una importante organización narcocriminal que opera en el NOA, NEA y Buenos Aires, aunque no se descartan otros nexos transnacionales.
Las detenciones incluyeron allanamientos en Misiones, Orán y Buenos Aires, con secuestro de vehículos de alta gama, más de 20 teléfonos celulares, computadoras, armas, 16 millones de pesos, 1.800.000 guaraníes, 1.709 reales y poco más de 6 mil dólares.
El caso fue declarado de carácter complejo, ya que la mayoría de los acusados tienen vinculación directa con Gendarmería Nacional, dos de ellos estaban en actividad cuando fueron detenidos, otros dos habían sido dados de baja y un quinto estaba por ingresar a la fuerza.
Entre los elementos secuestrados, se destacó la existencia del grupo de WhatsApp "Los Peluches", donde se impartían instrucciones sobre cómo operar en el transporte de drogas y cómo evadir controles. Además, se hallaron pruebas de cómo los acusados alertaban sobre operativos y la ubicación de controles de seguridad.
Este escándalo expone un grave problema de infiltración del narcotráfico dentro de Gendarmería y pone en la mira las políticas de seguridad del Gobierno, que deberá responder ante el avance de estas redes criminales en las fuerzas federales.