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Los motochorros continúan haciendo estragos y la inseguridad se dispersó hacia todos los puntos cardinales de la capital salteña. En las últimas horas, en la zona sur hubo un caso puntual este lunes a la noche, cerca de las 22, cuando un joven que esperaba el colectivo en el barrio Los Ceibos fue increpado por dos motochorros, quienes a sangre fría, le apuntaron con una pistola para robarle el celular.
"La moto se vino hacia mi a toda velocidad, eran dos tipos, uno se bajó me apuntó con un arma y me pidió el celular. Atiné a tirar el teléfono por la tapia de una casa. El que me apuntó me insultó y le dijo al que manejaba, vámonos, se fueron para el lado de los monoblocks (ampliación del barrio Intersindical)", dijo la víctima a El Tribuno, identificado como Ricardo de 24 años.
Lamentablemente no es un hecho aislado. En esa zona ocurren casos de inseguridad prácticamente a diario y en las paradas de colectivo que se encuentran entre Los Ceibos y los departamentos de la ampliación del barrio Intersindical. "En esa parada no hay viviendas de frente y el acceso a los edificios está cerrado con alambrado, además hay muy poca luz y muchos árboles", dijo un vecino, quien admitió que una de las paradas del colectivo se convirtió en la boca del lobo para los pobladores del barrio, especialmente para las mujeres.
Aguantadero de drogas y abusos
Por si fuera poco, a 150 metros de esa parada hay un conocido aguantadero de drogas que tuvo un impactante caso policial meses atrás cuando un grupo de jóvenes fue detenido por abusar sexualmente de una joven. A partir de entonces la vivienda quedó abandonada y con frondosa vegetación, por lo que continúa siendo un peligro para los vecinos.
"Varias personas de esa cuadra se cansaron de los robos y de la constante inseguridad y se terminaron yendo. Hay varias casas en alquiler", admitió otro vecino.
El pedido que nunca se concretó
Año tras año, los vecinos piden que la Policía y el Ministerio de Seguridad hagan algo respecto a la inseguridad en el barrio Los Ceibos y si bien las inquietudes fueron escuchadas, las respuestas no llegan y solo quedan las promesas incumplidas.
Uno de los pedidos que solicitaron los vecinos es que se ponga una garita policial tras violentos ataques de motochorros en 2020 y también cámaras de seguridad, más luces, desmalezamientos y mayor patrullaje. Lamentablemente, cinco años después, los hechos son cada vez más frecuentes y violentos.