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La madrugada de este martes, la Ruta Nacional 50 en San Ramón de la Nueva Orán se convirtió en escenario de un hecho que conmociona a la región. Cerca de las 5:30, una mujer que viajaba en su automóvil Peugeot en sentido sur-norte fue perseguida por una camioneta cuyo conductor, por motivos que todavía se investigan, abrió fuego contra ella.
Según las primeras informaciones, la víctima notó que era seguida al llegar a la zona del arroyo Zenta. En un intento desesperado por escapar, aceleró y desvió su vehículo hacia un camino cercano a la frontera, en inmediaciones de una finca. Sin embargo, el otro vehículo continuó la persecución y, en medio de la huida, se escucharon al menos ocho detonaciones.
De esos disparos, siete proyectiles impactaron en el auto, provocando heridas en la mano y en la cadera de la conductora. Testigos señalaron que la mujer estaba acompañada por su pareja en el momento del ataque, aunque no se precisaron más detalles sobre la identidad de ambos.
Tras el ataque, la mujer recibió asistencia y fue trasladada de urgencia al Hospital San Vicente de Paul, donde se le practicaron las curaciones correspondientes. Horas más tarde, y de manera llamativa, recibió el alta médica sin haber radicado ninguna denuncia.
Las fuerzas de seguridad desplegaron un operativo en la zona y dieron intervención a la Brigada de Investigaciones, que trabaja para esclarecer este violento episodio y dar con los responsables. Por el momento, las hipótesis del ataque se mantienen en estricta reserva mientras se analizan las cámaras de seguridad y se toman declaraciones a posibles testigos.
Interrogantes todavía sin respuestas
El ataque sufrido por la mujer y su pareja dejó una serie de interrogantes en torno a sus causas y protagonistas. Una de las preguntas más insistentes en ámbitos policiales y judiciales es si se trató de un ajuste de cuentas mafioso. La modalidad del ataque –una persecución a plena madrugada, disparos a corta distancia y la huida del agresor– es característica de hechos vinculados al crimen organizado, según fuentes consultadas.
Otra incógnita es por qué la víctima, pese a haber sido gravemente herida, no radicó denuncia en el hospital ni ante las fuerzas de seguridad. Esta omisión complica la investigación y alimenta las sospechas de que podría haber algo que ocultar.
La presencia de su pareja en el vehículo añade más misterio. Testigos indicaron que él habría intentado perseguir al agresor sin éxito. En el ambiente se habla de posibles vuelto o mexicaneo –términos usados en la jerga delictiva para referirse al robo o apropiación de cargamentos ilegales– como móvil del ataque.
Para los investigadores, recibir siete disparos en un auto no parece un hecho fortuito sino un mensaje directo, típico de las disputas por territorio o cargamentos en zonas limítrofes. La Brigada de Investigaciones trabaja para establecer si la mujer y su acompañante tienen vínculos con redes ilegales o si fueron víctimas circunstanciales de un ataque por error.
Mientras tanto, la Justicia sigue de cerca el caso y no descarta ninguna hipótesis. La falta de denuncia no exime la investigación y las cámaras de seguridad de la zona del arroyo Zenta y de la finca donde terminó la persecución podrían aportar datos clave para identificar al tirador.