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En la zona sur de la ciudad, el movimiento no da respiro. Desde temprano, las ferias se visten de naranja y negro: calabazas, telarañas, luces titilantes y puestos repletos de disfraces de todos los tamaños. En la avenida Tavella, la feria parece una gran pasarela improvisada donde familias enteras llegan para equiparse a último momento.
“Gracias a Dios, estamos con las ventas a full. La gente viene desde hace varios días y hoy, en las horas previas, no paramos”, cuenta Norma, una de las feriantes. En su puesto hay de todo: vestidos de bruja, capas de vampiro, antifaces y trajes de payaso. Los precios son variados, pero accesibles: desde $1.000 para los disfraces más simples hasta $30.000 o $40.000 para los conjuntos más elaborados. “Hay de distintos precios y para todas las edades. Lo que más buscan son los de terror: It, la novia cadáver, vampiros y los clásicos esqueletos”, detalló.
Precios que atraen y ventas que no paran
Unos metros más adelante, Maji, una de las dueñas de la feria Tavella, atiende sin pausa mientras muestra una pared repleta de máscaras. “Estas salen entre $3.000 y $10.000, depende el modelo. También alquilo disfraces completos, desde $10.000 a $20.000. Se llevan muchísimo porque para muchos es más fácil alquilar que comprar”, explicó.
Según cuenta, el movimiento comenzó hace unos cuatro días, pero se intensificó en las últimas 48 horas. “Todos vienen a último momento, pero este año se notó más. Hay fiestas por todos lados y los precios acá convienen. Hace quince años que trabajo en esto y te puedo decir que Halloween siempre nos salva el mes”, aseguró.
Una tradición familiar que crece cada año
En los pasillos, madres, padres y tíos buscan opciones para los más pequeños. “Vinimos a buscar el disfraz de brujita para mi sobrina. Está todo a buen precio, conseguimos uno por $5.000. Ya es una tradición, todos los años salimos a pedir dulces”, comenta Ana, mientras sostiene un pequeño sombrero negro con tul violeta.
En otro puesto, una clienta muestra un traje de esqueleto diminuto. “Lo compré por $2.000, está bárbaro. Hay de todo, y los precios están mucho más bajos que en otros lugares. Además, está todo cerca y se puede venir con los chicos”, contó mientras su sobrino jugaba con una máscara de monstruo.
Una fecha, entre la diversión y el trabajo
Los feriantes coinciden en que Halloween se convirtió en una fecha esperada, no solo por los niños sino también por ellos. “Antes no se celebraba tanto, pero ahora los chicos lo disfrutan y para nosotros significa trabajo y movimiento. Hay alegría, se vende bien y la feria se llena”, resume Norma mientras atiende a un grupo que busca disfraces de último momento.
Con el correr de la tarde, el flujo de gente aumenta. A medida que el sol se oculta, las luces de los puestos iluminan una postal llena de colores, risas y música. “Vamos a estar hasta las 10 de la noche, porque la gente sigue viniendo. Siempre alguno se acuerda a último momento y cae a buscar algo”, dijo Majo, entre risas.
El espíritu de Halloween se adueña de Salta
Halloween encontró en las ferias del sur salteño su punto más vibrante: precios populares, disfraces para todos los gustos y una multitud que no quiso quedarse afuera de la noche más divertida del año.