inicia sesión o regístrate.
En medio del debate por la reforma laboral, el dirigente sindical criticó la postura del gobierno y cuestionó la falta de consenso en el Congreso. Jorge Guaymás también destacó la importancia de la movilización sindical y la necesidad de un recambio generacional en los gremios.
¿Cómo ven desde el sindicalismo el debate por la reforma laboral?
¿Será que los jubilados están en una posición de contra, por la contra misma, saliendo caprichosamente a la calle? ¿Será que la gente, los dirigentes, los trabajadores de la salud y de la educación también están encaprichados en querer salir a la calle a entorpecer nuestra sociedad, de la cual somos parte? ¿Será que todos los trabajadores de distintas actividades y todos los gremios realmente quieren caprichosamente salir a defender algo que no tiene sentido? O será que hoy el trabajador y la dirigencia sindical se han dado cuenta de lo que significa esta política que es regresiva, que es destructiva, que no tiene nada de bueno, que no hemos encontrado un artículo que nos dé una luz de esperanza. Y se critica tanto desde la derecha a la movilización. Yo digo, ¿qué logró la movilización (de la CGT el jueves)? Hechos concretos. La movilización puso en evidencia la debilidad del proyecto. Hubo una exposición demoledora del asesor legal de la CGT, Pablo Topet, (en el plenario de las comisiones de Trabajo y Presupuesto del Senado) fue tal que le cortaron los micrófonos.
Por la falta de consenso se postergó hasta febrero el tratamiento de la ley...
Hay una postergación hasta febrero. No van a creer que es un buen gesto del gobierno, que el gobierno ha dicho que tengamos un gesto y estemos dos meses esperando, recién a partir de febrero vamos a tratarlo. No, ha sido justamente esta movilización la que ha marcado la diferencia. Porque, ¿quiénes se van a beneficiar? Los trabajadores no, porque cuando dicen, por ejemplo, que vamos a tener la posibilidad de... hay tanta gente sin trabajo, este va a ser el instrumento. Ahora yo me pregunto, cuando a un trabajador de ocho horas lo pasás a 12, no le das licencia, no le das vacaciones, entonces, en vez de generar mayor cantidad de mano de obra, estás haciendo lo contrario, porque cuando achicás la cantidad de horas de dos trabajadores, permitís que un tercero pueda tener la posibilidad de ingresar y tener el trabajo en blanco. Aquí es todo al revés.
La mitad de los trabajadores está en negro. ¿Qué hizo el sindicalismo este tiempo para bajar esa cantidad?
No es que nosotros queramos lavarnos las manos, lo que tenemos que tener en claro son las políticas que debemos acompañar.
Dijo que hubo candidatos de Salta que fueron a los gremios a pedir el voto y ahora hacen lo contrario a lo que dijeron...
A (Flavia) Royón aún no la vimos actuar. Hemos tenido una grata sorpresa con alguien como (Bernardo) Biella, que votó en contra (del capítulo 11 en el Presupuesto), pero los otros diputados nacionales, como la exintendenta de Cerrillos, Yolanda Vega y Pablo Outes, ellos fueron sindicato por sindicato prometiendo lo que iban a hacer. Hablaron de la asimetría con Buenos Aires, que querían el federalismo, pero votaron a favor del gobierno nacional, en el presupuesto.
El peronismo hace un mea culpa de que, por el hartazgo de la gente, haya llegado a la presidencia Javier Milei...
Totalmente, la autocrítica es entender los errores que hemos cometido para no volver a cometerlos. Y no tenemos que excluirnos, porque Perón decía que cuando hay una decisión de un grupo, la minoría que no ha sacado el voto, esa minoría tiene que levantar la bandera como si ese proyecto fuera propio y salir a defenderlo. Esa es la verdadera unidad, eso es avanzar con políticas superadoras e innovadoras. Esa es la mea culpa que tienen que hacer aquellos que han buscado permanentemente dividir, que llegaron por el peronismo y nunca han sido peronistas, y mucho menos, porque cuando han llegado, los primeros que hicieron fue dividir. El primero que excluyeron fue el movimiento obrero, el Partido Justicialista de todas las provincias de la nación. Que venga el movimiento obrero, levante la mano. La columna vertebral del partido justicialista tiene un nombre, se llama movimiento obrero.
¿No creen que les hace mal que sigan al frente de los gremios la misma gente de hace más de 20 años?
Debe haber recambio. Nosotros lo practicamos, mi organización sindical, a nivel nacional y provincial, marca claramente que vamos armando una generación de dirigentes sindicales jóvenes, y lo tenemos. Lógicamente, no vamos a tirar a los viejos por la ventana. Ya me considero un viejo. No vamos ni vamos a tirar a los viejos por la ventana. Debe ser el sostén, debe ser la guía, y debe ser la fuerza que viene atrás. Fíjate que tenemos siete ramas, constituidas por gente joven. Tenemos un secretario gremial del interior, un dirigente sindical como Jerónimo Moyano, de 26, ya es secretario gremial del interior, y ha caminado junto a Pablo, o Pablo junto a los demás. Son hombres que trabajaron para eso. Es fácil ser democrático y decir, yo pongo a mi hijo. No. Mi hijo, en Salta, es un profesional, sigue estudiando en la universidad, fue recolector, trabajó en la recolección, se hizo delegado, y ahora tiene todos los títulos, se prepara cada día para que el movimiento obrero tenga un hombre profesional representando.
¿Cómo sigue la lucha obrera por la reforma laboral?
Yo diría con mucha fuerza. Yo diría, señores diputados nacionales, senadores, senadoras, no puede el movimiento obrero dejar de exigir. Me refiero a la CGT, a las centrales obreras, a las organizaciones existentes. No puede dejar de exigir al gobernador, que es un amigo, pero exigirle que siente a los legisladores nacionales, les explique por qué van a votar algo, por qué no van a votar, porque han sido elegidos por los salteños. Y si tienen razón y no le queda otro camino, la dirigencia sindical tendrá que salir a decir si está de acuerdo o no. Aquí en Salta nos pasa lo mismo, nosotros esperamos esa reunión. Y si no es la reunión porque no nos llaman, nos van a encontrar en la calle. Y en la calle, sabemos cantar como el gobernador, sabemos ponernos el poncho, pero también sabemos decir cuando algo está mal. Si votan en contra de los trabajadores salteños, lo haremos saber en cualquier parte de la calle. Vamos a tomar las calles para conversar. Y, lamentablemente, si no somos escuchados, vamos a acampar en la plaza si no nos escuchan. Esto quiero que no quede como una amenaza.
Muchos sectores sociales y gremiales me dijeron: ¿por qué no acampamos en la plaza 9 de Julio? Y dijimos, no, primero hay que dialogar, hay que llegar hasta las últimas consecuencias, hay que saber escuchar. Y el movimiento obrero está dispuesto a escuchar. Ahora, si realmente hay traición y podemos demostrar cómo nos perjudica a los trabajadores, a los jubilados, a los maestros, a la salud, a la educación, fundamentalmente, vamos a acampar en la plaza 9 de Julio para pedir explicaciones públicas.