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Salta vivió una tarde distinta y cargada de espíritu navideño con una nueva edición de la Papanoeliada Motera, un evento solidario que volvió a reunir a cientos de motociclistas caracterizados como Papá Noel. La caravana, que partió desde el Aeroclub, atravesó distintos puntos de la ciudad y culminó en el centro, donde los participantes fueron recibidos por familias y niños que aguardaban el paso de los “Papá Noeles sobre ruedas”.
La actividad, organizada por el grupo Ovejas Negras, tuvo como principal objetivo llevar alegría a los chicos de distintos barrios, mediante la entrega de bolsitas con golosinas. Según explicó Javier Kiko, uno de los organizadores, en diálogo con El Tribuno, participaron más de 300 motociclistas y se distribuyeron más de 7 mil bolsitas, fruto de una colecta solidaria que este año alcanzó cerca de 5 millones de pesos.
El recorrido demandó alrededor de cuatro a cinco horas y abarcó zonas como el norte de la ciudad, Tres Cerritos, el Huaico, barrio 17 de Octubre, Mosconi y sectores del sur, antes de llegar a la plaza 9 de Julio cerca de las 20. Durante el trayecto, los Papá Noeles se detuvieron para saludar, sacarse fotos y repartir golosinas a los chicos que salían a su encuentro.
Qué es la Papanoeliada Motera
La Papanoeliada Motera nació en 2018 como una charla entre amigos y, con el paso de los años, se transformó en una tradición navideña en Salta. “Arrancamos siendo 15 o 50 y hoy somos más de 300. Esto dejó de ser una joda y se convirtió en un proyecto solidario que crece todos los años”, señaló Javier, quien remarcó que la iniciativa busca también “devolverle algo a la sociedad” y cambiar la imagen del motociclista desde un lugar positivo.
Además del clásico traje rojo y la barba blanca, la caravana sumó disfraces y personajes, entre ellos el Grinch, que también se ganó la atención de los más chicos. La consigna fue clara: casco obligatorio, gorrito de Papá Noel y muchas ganas de compartir.
Uno de los momentos más emotivos del recorrido se dio cuando los motociclistas pasaron cerca de hogares donde viven niños con problemas de salud que no podían trasladarse. “El recibimiento es increíble, hay chicos y grandes que lloran de emoción. Eso es lo que nos motiva a seguir”, contó el organizador.