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24 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Los graves atentados terroristas que hace medio siglo conmovieron a los salteños

Los sucesos ocurrieron entre enero y febrero de 1975.
Domingo, 02 de febrero de 2025 02:07
El estado en que quedó la casa de la familia Martinelli, en Alvarado 560 de esta ciudad, luego del atentado. Archivo El Tribuno

A principios de 1975 se produjeron en nuestra ciudad dos atentados terroristas que prácticamente demolieron las casas de profesionales del derecho y que además, eran activos dirigentes de la política provincial. Pero como si eso fuese poco, un vendedor ambulante y un periodista del diario Norte aparecieron muertos: uno acribillado a balazos en Vaqueros y el otro despedazado en el interior de una humilde casa de El Encón.    

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A principios de 1975 se produjeron en nuestra ciudad dos atentados terroristas que prácticamente demolieron las casas de profesionales del derecho y que además, eran activos dirigentes de la política provincial. Pero como si eso fuese poco, un vendedor ambulante y un periodista del diario Norte aparecieron muertos: uno acribillado a balazos en Vaqueros y el otro despedazado en el interior de una humilde casa de El Encón.    

El primer atentado, ocurrió en la madrugada del 8 de enero en el domicilio (Alvarado 560) de la familia de José María Martinelli, sastre ya fallecido. Allí había vivido su familia integrada por su esposa e hijos, entre ellos el exmininstro de la Corte de Justicia de la provincia, doctor Juan Andrés Martinelli entre 1973 y 1974. El explosivo colocado –según un vecino contó a la prensa- por un grupo que se dio a la fuga, detonó poco antes de las 4 de la madrugada y destruyó prácticamente el frente del edificio, donde estaban los estudios jurídicos del mencionado profesional y de su hermano José María, también abogado. Al respecto, el vecino narró que inmediatamente de escuchada la explosión, salió a la calle y vio que estaba totalmente cubierta por una densa nube de humo y polvo y que el local donde el padre de familia años antes había tenido una sastrería, estaba completamente destruido y el techo desplomado. "La explosión -dijo- fue tremenda y casi todos los vidrios de casas, oficinas -Dirección de Minería- y negocios ubicados en el radio de una cuadra, están destruidos". Asimismo, en una casa de vieja construcción, ubicada al frente de la familia Martinelli, se podía ver que también había sufrido daños severos ya que su antigua puerta había volado por el aire.

A poco de la detonación que fue escuchada en casi toda la ciudad, arribaron la Policía provincial y el Cuerpo de Bomberos, quienes debieron apuntalar el frente, precisamente donde estaban los estudios de los abogados Martinelli. Al momento del atentado, se encontraban en la casa la madre y dos nietas. En tanto el exministro de la Corte de Justicia (Juan Andrés), se había ausentado de Salta apenas ocurrida su remoción en la Corte de Justicia, a consecuencia de las reiteradas amenazas que recibía. Por otra parte, la familia ya había sufrido un atentado anterior, como también requisas, secuestro de libros y desmantelamiento de una biblioteca.

Caso Fronda

Pero cuando aquel 8 de enero la ciudad aun no había salido del estupor causado por el atentado perpetrado a solo a una cuadra de la plaza 9 de Julio, a media mañana trascendió otra noticia que impactó a la opinión pública: camino a Lesser se había encontrado el cuerpo de un "extremista" acribillado a balazos. Según versiones, era uno de los que habían asesinado al capitán Humberto Viola y su hija, el mes antes (1/12/1974) en la provincia de Tucumán. El rumor tomó cuerpo cuando Alberto Rallé, Inspector Mayor y Secretario General de la Policía de Salta, dio a conocer un comunicado con su firma, donde decía que entre las ropas del occiso "se extrajo un papel en el cual se pudo leer 'Comando Norma Viola-Viva la Patria', razón por la cual –aseveró- es de suponer que el hecho fue consumado por integrantes de esta célula". A poco se supo que el hombre acribillado era Eduardo Fronda, vendedor ambulante que vivía en el Hotel Colón y que desarrollaba su actividad diaria en el centro de la ciudad y en la zona de la terminal de ómnibus, donde era muy conocido.

Sobre la vida de Eduardo Fronda se tejió una infinidad de versiones, muchas de ellas publicadas por un diario local (que no era El Tribuno). Rumores y versiones fueron rebatidos por su hermano Hugo Humberto Fronda, en una solicitada que publicó en El Tribuno (14/1/1975). Pero aún hay más: una noticia proveniente de Tucumán de la Agencia NA, originada el 12 de enero decía: "Un menor de 16 años cuya identidad aún se desconoce, confesó aquí (Tucumán), ser el autor material del asesinato del capitán Viola y de su pequeña hija María Cristina de 5 años…". El cable omitió decir que el menor confesó luego de ser sometido a un "hábil" interrogatorio. Pero todo resultó ser falso. Entre febrero y abril de 1975 los integrantes del pelotón que asesinó al Capitán Viola y su hijita fueron detenidos, puestos a disposición del PEN y más tarde condenados. Entre ellos no figura el salteño Eduardo Fronda.

Segundo atentado

Habían transcurrido exactamente 25 días del ataque perpetrado contra el domicilio de la familia Martinelli, cuando el 3 de febrero a eso de la una y media de la madrugada, un gran estruendo sacudió a la ciudad de Salta. Un explosivo de alto poder había detonado otra vez sobre calle Alvarado, pero ahora en el número 148, donde vivía el doctor José Fernando Chamorro, abogado, exlegislador y exvicepresidente de la Cámara de Diputados local. En ese momento, toda la familia del profesional (matrimonio y tres niños) descansaba en el domicilio. A poco, llegaron al lugar la Policía, Cuerpo de Bomberos y personal de Agua y Energía, mientras los vecinos comenzaban a brindar ayuda a la familia. En esas circunstancias, un periodista de El Tribuno dialogó muy brevemente con el doctor Chamorro "que aun estaba con ropa de cama y afectado, pero con ánimo contenido". Fue entonces que contó que "momentos antes del estallido, una pareja que ocupaba un automóvil llamó a la casa utilizando el timbre, pero que cuando salió a atenderlos, emprendieron veloz fuga hacia el centro. Instantes después se produjo el estallido". Como el explosivo había sido colocado sobre el umbral de la puerta, obviamente la intención era eliminar físicamente a quien saliera a atender el llamado. Por la hora, era altamente probable que quién atendería sería el padre de familia como así ocurrió, y por eso la precipitada huida. Un vecino que asomó inmediatamente de ocurrida la explosión, logró identificar la marca del automóvil que velozmente iba por calle Alvarado. "Era un coche Peugeot 404 de color blanco", dijo.

Desde hacía unos meses, el doctor Chamorro, que había ocupado una banca en la Cámara de Diputado de Salta por la UCR, era defensor de varias personas detenidas y que estaban acusadas por actividades subversivas, razón por la cual desde hacía un tiempo recibía amenazas. Y últimamente –dijo la crónica-defendía como apoderado la destituida mesa directiva del Centro de Obreros y Empleados Púbicos. Por ello, había elevado un escrito donde rechazaba la intervención de ese gremio, resuelta por la Delegación Salta del Ministerio de Trabajo de la Nación.

Finalmente cabe consignar que los peritos actuantes, aconsejaron por seguridad, la demolición del inmueble donde vivía el doctor Chamorro y familia. Además, se consideró que los daños causados tanto al abogado como al vecindario ascendían a varios millones de pesos viejos.

Cae un periodista y el argumento oficial

A los 11 días del atentado contra Chamorro, otra noticia conmocionó a la ciudad. El 15 de febrero, la Policía dio a conocer la identidad de un hombre que días antes había sido hallado en una casona de El Encón Chico, con su cuerpo mutilado por el estallido de una bomba. Un informe a la prensa decía: "En medios policiales no se descarta que el desconocido murió al estallarle el artefacto en el momento en que lo fabricaba". Luego de retirado el cuerpo –encontrado por una denuncia anónima- fue trasladado al San Bernardo donde se lo identificó. Se trataba del periodista del diario Norte, Luciano Héctor Jaime de 38 años de edad y dado por fallecido el 12 de febrero: 3 días antes.

La foto de El Tribuno tras el atentado a Chamorro.

La muerte de Jaime causó hondo pesar en nuestro medio, pero especialmente en los círculos donde habitualmente desarrollaba sus tareas periodísticas. Así fue que el 17 de febrero sus colegas le dedicaron una columna con fotografía en la página de Obituarios de El Tribuno bajo el título "LA MUERTE DE UN COMPAÑERO". Y decía: "En circunstancias aún no debidamente esclarecidas, ha sido muerto un periodista. El clima de violencia que agitan algunas regiones del país ha llegado de esta forma al gremio, a la familia periodística salteña, al conjunto de profesionales de la información que a diario pone su granito de contribución a la causa de nuestro pueblo y de todos los pueblos que luchan por su superación. Designios no precisamente desconocidos aunque ejecutados por manos que siempre se manejan en la oscuridad y al amparo de ciertas estructuras, han cobrado una víctima más y como sucede siempre, con este tipo de hechos, el llanto pertenece a inocentes esposas, a pequeños hijos que poco y nada entienden de las bárbaras consecuencias de los enfrentamientos, de las pugnas, del odio alentado muchas veces a propósito. Las miles de voces que claman por la paz no son escuchadas. Los intereses del odio y el enfrentamiento son sordos; mientras un pequeño huérfano o una desamparada viuda lloran a sus muertos, hay manos que entrechocan los cristales para brindar por la muerte nueva. En este caso es la de un periodista. Un compañero de tareas que como todos los de nuestro gremio, han probado los sinsabores de la labor informativa. El drama del papel y el lápiz…". Adiós Luciano. Tus colegas y compañeros de trabajo. Salta, 16 de febrero de 1975.

 

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