¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
12°
7 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

De Cachi al mundo: pasión familiar y vino de altura

Lo que hace especial a la Bodega Isasmendi es la experiencia personalizada. "La gente se va muy contenta porque vive algo distinto", destacó su fundador.
Jueves, 17 de abril de 2025 01:38

A solo 600 metros de la plaza principal de Cachi, rodeada de montañas imponentes y viñedos que resplandecen al atardecer, se alza la Bodega Isasmendi, un emprendimiento familiar que expresa, en cada botella, el carácter único de los vinos de altura del Valle Calchaquí.
"Yo compro la propiedad en el año 2005", recuerda Ricardo Isasmendi, su fundador. "Ya había algunos viñedos puestos, muy poquitos, una cepa de uva criolla y una pequeña bodega con la casa. No pensábamos hacer vino, pero unos amigos mendocinos nos metieron en este mundo y nos ayudaron mucho". Así nació el proyecto, que comenzó de manera artesanal, solo para consumo familiar, y hoy se ha transformado en una bodega reconocida que elabora vinos Malbec, Syrah, Tannat y Torrontés.
Detrás del emprendimiento no hay solo una historia de negocios, sino una historia de pasión compartida. Ricardo, que se dedicaba al comercio, quedó cautivado por el proceso de la vitivinicultura. Uno de los pilares en los inicios fue Jean-Paul Bonnal, un francés con experiencia vitivinícola, padre de Sylvie Bonnal, esposa de Ricardo, que aportó conocimientos clave cuando comenzaron a hacer vino de manera muy artesanal. 

"Mi pasión es el vino. He logrado transmitir esa pasión a toda mi familia. Hoy todos están integrados: uno de mis hijos es enólogo, una hija maneja turismo, y la otra, marketing y ventas, mi esposa, el abuelo".


Un vino con identidad

Ubicada a más de 2.200 metros sobre el nivel del mar, la Bodega Isasmendi aprovecha la amplitud térmica de la zona para obtener vinos de gran concentración y personalidad. "El clima de altura produce en la cepa una característica muy particular: al hacer frío a la noche, el grano engrosa su cáscara para proteger la semilla. Y esa cáscara es la que tiene los colores, los polifenoles, los perfumes. Por eso los vinos de altura tienen tanto carácter", explica Ricardo con orgullo.
Los visitantes se sorprenden con la intensidad y la expresividad de los vinos. "Son vinos que prácticamente se pueden masticar. Cuando nosotros, que estamos acostumbrados, probamos otros, nos parecen livianitos, como si tuvieran agua", compara.
Uno de los momentos que más lo marcó fue la visita de un turista norteamericano: "No podía creer que nosotros, siendo una pequeña bodega familiar, hagamos los vinos que hacemos. Me preguntaba cuántas veces curábamos las plantas, y no entendía que acá no hay enfermedades. Por la altura, la uva es prácticamente biológica".


La experiencia 

Más allá de las características técnicas, lo que hace especial a esta bodega es la experiencia personalizada. "La gente se va muy contenta porque vive algo distinto. Los atendemos los propios dueños, la familia entera. Y además, el lugar donde estamos es maravilloso", afirma Isasmendi.
La bodega propone un recorrido ideal al atardecer: "Desde las cinco de la tarde hasta las ocho o nueve, los turistas se quedan ahí, viendo cómo cae el sol entre los viñedos y la montaña. Todo acompañado por una copa de torrontés, malbec o algún assemblage de la casa".
La atención es multilingüe (francés, inglés, italiano), lo que facilita la llegada de visitantes de todo el mundo, especialmente europeos. Para quienes viajan sin vehículo, llegar tampoco es un problema: "Estamos prácticamente en el pueblo. Muchos turistas vienen caminando desde la plaza".


Una tierra de historia 

Isasmendi reivindica el valor histórico y cultural del lugar. "En esta zona nació el torrontés, que es nuestro vino blanco nacional. No es francés, ni italiano, ni español. Es nuestro, surgió de la unión de la alicante y la moscatel de Alejandría que trajeron los franciscanos. Nació acá, en el alto Valle Calchaquí".
Cachi es un pueblo con encanto, autenticidad y una historia que se funde con la tierra. La Fiesta de la Vendimia, celebrada recientemente, convocó a cientos de visitantes y fue una muestra clara del potencial turístico y cultural de la zona. "Tuvimos hotelería y gastronomía completas. Mostramos lo que somos, y salió hermoso", cuenta Ricardo.
Para Semana Santa, la bodega se prepara para recibir al turismo nacional con reservas anticipadas. "Ya están empezando a llegar, y Agustina, mi hija, ya está recibiendo gente. Esperamos una linda temporada".
Bodega Isasmendi no es solo un lugar para degustar buenos vinos. Es una ventana al alma del Valle Calchaquí, un lugar donde cada sorbo cuenta una historia de familia, de tierra, de sol y de altura. Y como dice Ricardo, "el que viene, se lo lleva en el corazón".
 

 

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD