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El Templete San Cayetano amaneció en silencio el sábado. No por devoción, sino por impotencia. En la madrugada del 12 de julio, ladrones escalaron los muros, forzaron una reja de hierro y lograron entrar a la sacristía, desde donde se llevaron equipos esenciales para las misas: proyectores, micrófonos inalámbricos, consolas de sonido y otros elementos litúrgicos.
Quien dio la voz de alarma fue una mujer que colabora con la limpieza del predio. “Ella nos llamó esa mañana, consternada, para avisarnos que habían violentado la entrada”, relató el capellán Abdon Martín Kundu, encargado de la parroquia a Radio Salta.
Según su testimonio, los delincuentes subieron por la parte trasera del terreno, esquivando el sistema de iluminación y seguridad, y reventaron la puerta que conduce al lugar donde se guardan los objetos más valiosos para el funcionamiento del templo. “Rompieron la reja y la puerta de la sacristía. De ahí sacaron lo que pudieron, aunque algunos parlantes y amplificadores grandes no pudieron llevárselos porque el paso era muy angosto”, explicó.
El golpe no fue solo material, estimado en más de $3 millones, sino espiritual. “No pudimos celebrar la misa, fue muy doloroso. Por suerte, no tocaron a nuestro amigo Cristo ni profanaron nada sagrado”, agregó el capellán con una mezcla de tristeza y alivio.
El Templete San Cayetano, ubicado en la ciudad de Salta, se prepara todos los años para la gran festividad del 7 de agosto, en honor al patrono del pan y del trabajo, fecha que convoca a miles de devotos de toda la provincia. El robo pone en jaque los preparativos: los equipos sustraídos eran los que se usaban para amplificar la misa central, proyectar imágenes y acompañar el rezo comunitario.
Desde la parroquia confirmaron que los elementos robados fueron adquiridos gracias a colectas, rifas y donaciones de fieles, y pidieron colaboración a la sociedad. “Pedimos que si alguien recibe un ofrecimiento sospechoso de estos equipos, por favor no los compre y llame al 911. Esto no se resuelve solo con rezos. Necesitamos que la comunidad esté alerta”, señalaron.
La Policía de Salta ya analiza las cámaras de seguridad de los alrededores y no descartan que los autores del hecho conocieran los movimientos internos del templo. Los investigadores creen que no fue un robo al azar, ya que los delincuentes fueron directamente a buscar los dispositivos tecnológicos.
El hecho se suma a una ola de inseguridad que preocupa cada vez más a los vecinos del barrio. Aunque el predio cuenta con rejas altas y buena iluminación, no fue suficiente para frenar el accionar delictivo.
Por ahora, no hay detenidos, pero el golpe dejó una marca profunda. En el corazón del barrio Vicente Solá, donde la fe mueve multitudes, el silencio de una misa suspendida por culpa de un robo se siente como una herida. Y como dijo el padre Abdon: “Nos robaron los equipos, pero no la esperanza”.