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"Estamos en 2025, pero muchos siguen manejando inteligencia artificial como si fuera 2023". Esa fue la frase con la que Martín Merlini decidió encender motores en su presentación en el ciclo "Hablemos de lo que viene: Innovación". No fue una provocación al azar: fue una advertencia clara y directa sobre la velocidad del cambio tecnológico y la inercia humana frente a él. Según Merlini, aún hoy gran parte de los usuarios no ha asumido que la IA no es una promesa futura ni una moda pasajera, sino una herramienta concreta que ya está cambiando las reglas del juego. Y quien no se entrene para dominarla, inevitablemente será dominado.
Arquitecto, MBA, fundador de Stannum y especialista en IA por The George Washington University, Merlini conquistó al auditorio del Centro de Convenciones de Salta con una charla dinámica, provocadora y pedagógica. Su estilo rompió rápidamente con el formato tradicional: pidió a los presentes que se levantaran de sus asientos, estiraran los brazos, movieran las piernas y respiraran profundo. "Están atornillados a la silla", dijo entre risas. Pero su gesto escondía una metáfora potente: salir de la pasividad y activar la mente es el primer paso para dejar de ser meros consumidores de tecnología y comenzar a ser verdaderos protagonistas del cambio.
A lo largo de la presentación, Merlini utilizó una analogía recurrente: el automovilismo de alta competencia. Para él, usar mal la inteligencia artificial es como tener un auto de Fórmula 1 estacionado en la puerta y elegir manejarlo como si fuera un Clio. "Nos han dado una herramienta extremadamente potente, con capacidad para multiplicar por diez o por mil nuestra productividad. Pero la mayoría la está usando a media máquina. ¿Por qué? Porque no la entiende, no se capacitó y no la entrena", advirtió.
"Tienen un Fórmula 1, pero lo manejan como si fuera un Clio"
Para cambiar ese paradigma, propuso una hoja de ruta clara con cinco dominios fundamentales que todo profesional debería incorporar: aprender a diseñar prompts efectivos (es decir, las instrucciones que le damos a los modelos), personalizar el modelo con datos propios del negocio, aprovechar funciones avanzadas como análisis de documentos o creación de resúmenes, entrenar asistentes específicos que entiendan el contexto de cada empresa y, finalmente, automatizar procesos para ganar eficiencia. "El prompt es el volante. Si no sabés manejarlo, el auto no va a ningún lado", sintetizó.
Merlini también apeló al ejemplo en tiempo real. Hizo participar al público con herramientas como ChatGPT, Gemini y Copilot, y mostró cómo pequeños ajustes en la manera de escribir las órdenes pueden transformar por completo el resultado. "Cambiar un verbo, agregar un rol o definir el contexto no es un detalle menor: puede ser la diferencia entre una respuesta genérica y una solución brillante", explicó. Y dejó en claro que el proceso debe ser natural.
"El prompt es el volante del Fórmula 1: si no sabés usarlo, no vas a ningún lado"
Pero la charla no se quedó en el terreno técnico. Merlini también abordó el costado ético, emocional y educativo del fenómeno. Mostró preocupación por la falta de acompañamiento adulto frente al uso que le dan los adolescentes y advirtió que los colegios no están reaccionando.
En ese mismo sentido, criticó el uso descuidado de la IA en entornos profesionales. "Regalamos datos personales y empresariales a cambio de comodidad y poder. Y lo peor es que la mayoría de las empresas ni siquiera tiene reglas claras sobre esto", alertó.
"La mayoría dice usar inteligencia artificial, pero pocos la dominan"
En su cierre, Merlini dejó una fórmula provocadora, pero profundamente esperanzadora: Inteligencia + IA + Inteligencia = inteligencia expandida. "No se trata de que la IA nos reemplace. Se trata de usarla para alcanzar niveles de precisión, creatividad y velocidad que solos no podríamos lograr. Pero para eso hay que dejar de ser usuarios. Hay que convertirse en pilotos de Fórmula 1. Y no alcanza con uno solo: necesitamos equipos completos que la dominen".
Cinco claves para diseñar prompts como profesional
Martín Merlini presentó una guía concreta para mejorar la interacción con modelos de lenguaje como ChatGPT. Según explicó en su charla, la calidad del resultado que se obtiene depende en gran medida de cómo se escribe el "prompt", es decir, la instrucción que se le da al sistema.
"Esto no es Google", repitió varias veces. Para lograr respuestas más útiles y precisas, hay que tener en cuenta cinco elementos:
Sustantivo clave: la palabra central sobre el tema a tratar.
Verbo: la acción que se espera que ejecute el modelo (explicar, enseñar, resumir, analizar, etc.).
Rol: definir desde qué rol debe responder la IA (profesor, abogado, vendedor, etc.).
Forma: indicar si la respuesta debe ser, por ejemplo, en forma de cuento, tabla o resumen.
Contexto: toda la información adicional necesaria para que la IA comprenda el marco de la consulta.
"Si uno entrena a la IA con estos elementos y le da ejemplos reales de su negocio, puede obtener resultados con un 1000% más de productividad", afirmó Merlini. "Pero si solo la usás para tareas básicas, estás desperdiciando una Ferrari".