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15 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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"Para este Gobierno, los pueblos indígenas no existen, no los reconocen"

Entrevista a Silvina Ramírez, abogada indigenista
Viernes, 15 de agosto de 2025 11:01
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Silvina Ramírez es una abogada especializada en derecho indígena. En la semana que concluyó publicó el informe "Los pueblos indígenas en la Argentina de la derecha libertaria. Derechos Indígenas y Reveses Estatales". El informe señala que "tiene por objetivo constatar los retrocesos del actual gobierno en materia de derechos indígenas".

En el trabajo se señala que "tanto lo expresado por los funcionarios de gobierno, como las prácticas hasta ahora establecidas, auguran un rechazo consistente de cualquier demanda por derechos" y asegura que esto ocurre tanto a nivel nacional como en las provincias. 

Desde su casa en Esquel, provincia de Chubut, dialogó con El Tribuno brindando detalles y explicaciones sobre el informe.

 

 

¿Existe un abandono de las políticas en cuestión indígena? O cómo define usted la política del Gobierno nacional...

No, yo creo que hay una política. Hay una política para desestructurar, hay una política para debilitar, hay una política para volver a hacer desaparecer. Hay objetivos claros y persiguen un fin. Está bien.

¿Entonces hay una intencionalidad de invisibilización?

Sí, uso esa palabra. Que en realidad, esto no es nada nuevo bajo el sol, en el sentido de que siempre los pueblos indígenas son invisibilizados. Pero a diferencia de otras gestiones de gobierno, aquí el discurso con la práctica están estrechamente vinculados. Es decir: no tienen ningún problema en decirlo expresamente. O sea, los pueblos indígenas no forman parte de la agenda pública, no los reconocen. Para esta gestión de gobierno (los indígenas) no existen, mucho menos pre-existen, sino que directamente hacen como si no formaran parte del Estado argentino.

¿Y se pueden borrar así como si los derechos de los pueblos indígenas?

No, no se pueden borrar. Si bien, por ejemplo, y lo apunto también en el informe, se derogó la ley de emergencia territorial, que es una ley importante en la medida en que intentaba, aunque ya había perdido bastante fuerza, pero intentaba llegar a un acuerdo con los pueblos indígenas, a reconocerles la propiedad comunitaria indígena, a titular colectivamente en algún momento sus territorios. Esta ley se derogó en diciembre de 2024, pero aún así está vigente en la Constitución nacional que reconoce la propiedad comunitaria indígena. Además están vigentes tratados internacionales, el convenio 169 de la OIT, la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, están vigentes en Argentina, y tienen fuerza normativa. Entonces, los pueblos indígenas siguen teniendo los mismos derechos. Ahora, el desconocimiento y el ninguneo es monumental.

¿Y cómo se percibe eso en los territorios? ¿sabe cómo lo están viviendo, al menos en la Patagonia?

Yo, sería como observadora externa, porque no estoy recorriendo las comunidades, pero como trabajo con estos temas estoy como mirando qué está pasando. Lo cierto es que yo creo que en un primer momento hay como una cierta sorpresa por semejante embestida. Y luego hay que decir que no son solo las políticas nacionales, sino que las políticas provinciales también se alinean a este cambio de época. Insisto, en anteriores gestiones de gobierno había como un discurso como más protector de derechos, pero es cierto que en la realidad estaban también bastante vulnerados estos derechos.

En Chubut hubo una política clara provincial en contra de la minería, en defensa de los pueblos indígenas, y ahora se está cambiando...

En realidad, más que el gobierno en sí, era mucho el activismo de la asamblea del No a la Mina, que siempre estuvo muy presente y que muchas veces sectores ambientalistas en alianzas con sectores de los pueblos indígenas que denunciaban estas políticas extractivistas. Ahora con el actual gobernador, Nacho Torres, dijo en la campaña una cosa, que él pensaba que no había que explotar la megaminería, en la práctica se está mostrando de un modo totalmente distinto, y después que tiene una política represiva y de criminalización muy fuerte. Acá en el verano se dieron allanamientos, que eso también lo consigno en el trabajo, súper violentos, en donde se asociaba a las comunidades indígenas con los incendios en la Patagonia, diciendo que ellos eran los que prendían fuego para generar un clima así de caos, etcétera, etcétera, sin ningún tipo de prueba. O sea que también acá las políticas provinciales, y eso también quería destacar yo en el trabajo, son muy anuentes o en el mismo sentido de las políticas nacionales.

¿El origen del conflicto está en las dos concepciones, propiedad comunitaria y propiedad privada?

En realidad, yo insisto mucho siempre en que son dos concepciones que no son incompatibles ni contradictorias. O sea, pueden convivir tranquilamente la propiedad privada y la propiedad comunitaria indígena. Quien reivindica la propiedad comunitaria indígena no significa que se deje de lado, que se desconozca la propiedad privada, al contrario: son dos instituciones que se pueden armonizar sin ningún problema. Pero ahí siempre el diablo mete la cola y en realidad el discurso, la línea que quieren bajar es que si se reconoce la propiedad comunitaria indígena se va a ir en contra de la propiedad privada. Algo que es absolutamente equivocado. 

¿Y qué le pasa a usted cuando sabe que en las comunidades indígenas hay un alto nivel de votantes del actual Gobierno? 

Habría que ver, hacer un corte y un estudio de lo que fue la votación en el 2023 y lo que será ahora en el medio término. A mí me parece que tenemos que buscar explicaciones en las gestiones anteriores de gobierno y hacernos una profunda autocrítica en el sentido de que yo estaba mencionando la ley de emergencia territorial que la derogó Milei. Fue una ley de 2006 y después de cuántos años la derogó en el 24. Hubo años de prórrogas y prórrogas. Y la última prórroga de (Alberto) Fernández fue por decreto porque no se reunía el Congreso. Y sin embargo no pudieron relevar más de, no sé, la mitad de las comunidades en Argentina. Y eso que era una ley con presupuesto bajo el brazo, no era que de onda se hacía el relevamiento. Entonces yo creo que se explica esta reacción de votar a un impresentable como Milei, también por la rabia acumulada de que no vieron mejorar su situación, que no vieron que sus derechos eran efectivamente respetados, que no pudieron lograr tener el título colectivo de las tierras, porque insisto mucho en los territorios, porque hoy es un derecho central en las agendas de los pueblos y las organizaciones indígenas, en donde si no tienen el territorio es muy difícil seguir pensando en el resto de los derechos. Y no pudieron tener ningún tipo de seguridad jurídica frente a la investida de los negocios inmobiliarios, de la extracción de petróleo, el litio, de agua, de la explotación de bosques, en fin, uno podría nombrar muchas actividades extractivas. Y esto creció también con la actual gestión del Gobierno y ahora ya con el RIGI, que esto ya abre las puertas directamente a que todo el mundo venga a explotar con todas las facilidades sin importar si es territorio indígena.

¿Cómo ve el futuro próximo de estos dos años?

Yo creo que el panorama es oscuro, es complejo, lo cual no significa que uno tenga que condenarse a la inacción o que uno no pueda hacer nada o que tenga que bajar la cabeza para que te peguen palos. Yo creo que hay distintas formas de dar la pelea, de pararse frente a esto. Obviamente que hoy la correlación de fuerzas no es beneficiosa para los pueblos indígenas y la situación no es de las mejores. Pero a mí me parece que son como los ciclos de la tierra. Los ciclos políticos también terminan y entonces pueden venir,  años más buenos pero también pueden ser más duros. Yo creo en la resistencia, pero no hay que quedarse solo en la resistencia, porque si no me parece que quedamos solamente esquivando las balas o los palos, sino que yo creo que también hay distintas formas de canalizar las rebeldías y de distintas acciones proactivas que se pueden dar para decir: ojo, seguimos estando. Y creo que el mensaje optimista es que, bueno, han pasado por tanto los pueblos indígenas dentro del Estado argentino que siguen existiendo y siguen demandando y siguen peleando por sus derechos, que esto será como un impasse duro. Creo que vendrán tiempos mejores en el mediano y largo plazo. Pero estos dos años creo que van a ser años duros.

¿Hay redes de trabajo entre las provincias? Muchas veces en Salta no sabemos qué sucede en Chubut, en Catamarca o Neuquén.... 

Mira, yo creo que hay que profundizarlas mucho más. Creo que los diferentes pueblos indígenas tienen este contacto, sus referentes tienen comunicación. Lo que no tienen, que las tuvieron por épocas, alguna organización que reúna diferentes pueblos indígenas, porque efectivamente todos sufren o padecen de las mismas políticas. Todos combaten las industrias extractivas. A esto también lo digo al final del trabajo, son algunas líneas como para pensar también en cómo transitar estos años oscuros. Creo que hay que organizar mucho más, hay que articular, creo que hay que hacer alianzas con sectores ambientalistas que también están rodeados de alertas por las regresiones ambientales que se han dado también en el país. Creo que las preocupaciones de los pueblos indígenas coinciden con las preocupaciones de los ambientalistas y que creo que entre todos podemos formar un frente que pueda ser más potente. 

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