En 2001, la escuela del paraje de Santa María se creó como un anexo de la escuela de Santa Cruz.
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En 2001, la escuela del paraje de Santa María se creó como un anexo de la escuela de Santa Cruz.
En 2009 aumentó mucho la matrícula y se independizó. Daniel Fernando Tapia es el director de la institución y, en diálogo con El Tribuno, dijo que el problema más serio es que los baños tienen pozos ciegos y que los niños usan las mismas letrinas que sus docentes.
Dijo que no tienen un espacio para que vivan los maestros. En un principio les habían destinado dos habitaciones, pero sus condiciones eran deplorables, así que las utilizan como aulas con el objeto de ampliar la capacidad para los chicos.
Los alumnos toman sus clases en pupitres que hace 10 años les donó Santa Victoria Oeste y que son viejos. Su director pide bancos nuevos para los niños y escritorios para los docentes. También solicita libros y material gráfico para el apuntalamiento de la tarea de los docentes, pues poseen una limitada biblioteca.
Actualmente asisten casi 120 chicos y cuenta con siete docentes, una cocinera y dos personas que subsisten con el plan Jefes y Jefas. En sus tres años de existencia, el Ministerio de Educación sólo le brindó los productos de limpieza.
Por las características de la población y por las lluvias que clausuran los caminos, adoptaron un calendario regional, por lo que terminan las clases en noviembre. Esto también porque las familias de los chicos migran a fin de año a las zonas de cosechas.
El director comenzó ante el Ministerio de Educación la gestión para la creación de un nuevo edificio, pero las autoridades ministeriales se niegan debido a que el terreno donde está asentada la escuela está donado y que el inmueble se encuentra en un litigio por la sucesión de la propiedad. Sobre esta cuestión Educación aclaró que sólo edifica sobre tierras propias.
A los docentes no les pagan por zona desfavorable. Perciben 2.800 pesos de promedio y por eso los maestros llegan y se van al poco tiempo debido a que no les conviene económicamente.
A eso hay que sumarle que pagan un alquiler de 60 pesos; que cobran en La Quiaca, porque es donde está el cajero automático más cercano; que una garrafa cuesta 60 pesos o un litro de aceite comestible mezcla, de segunda marca, vale 8 pesos.
Tapia reconoce que el aislamiento es grande y que hace desertar a los maestros. En 2010 trabajaron sólo con tres docentes.
Para comunicarse con el director Daniel Fernando Tapia, llamar al teléfono 0387-154468490.