¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Una fiesta para devolver al hombre a sus orígenes

Sabado, 30 de julio de 2011 17:48

El primer día de agosto se festeja a la Pachamama en los pueblos de nuestra región. Al amanecer de este lunes, las ciudades de Salta aparecerán llenas de humo, luego de que las casas sean sahumadas por sus dueños. Ofrendar a la Madre Tierra, devolver lo que se ha recibido, es un rito anterior a la llegada de los españoles, y su concepto se extiende por todo el continente. Aunque con leves características propias, según donde se produzcan, para esta época se suceden las “comidas” para la Tierra, la quema de cosas viejas, el replanteo de posibles desencuentros, el agradecimiento.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El primer día de agosto se festeja a la Pachamama en los pueblos de nuestra región. Al amanecer de este lunes, las ciudades de Salta aparecerán llenas de humo, luego de que las casas sean sahumadas por sus dueños. Ofrendar a la Madre Tierra, devolver lo que se ha recibido, es un rito anterior a la llegada de los españoles, y su concepto se extiende por todo el continente. Aunque con leves características propias, según donde se produzcan, para esta época se suceden las “comidas” para la Tierra, la quema de cosas viejas, el replanteo de posibles desencuentros, el agradecimiento.

Para el profesor Osvaldo Maidana, estudioso de la mítica profunda del continente, la impresión de los primeros españoles que presenciaron los rituales de la Madre Tierra fue la de estar frente a un totemismo, “y no comprendían el sentido de la ofrenda, porque con ese acto, mínimo y gigante a la vez, el hombre cumple con lo que corresponde”, dice Maidana. “La Pacha como centro del Universo. El Centro Cósmico. Pensamiento que gravita en la conducta mística de los hombres y pueblos de estas regiones. Ahora, ya hemos entrado al nuevo Pachakuti, ciclo de 500 años. Y nos tocan otros quinientos años con la Tierra y en la Tierra”, asegura el estudioso.

“Corpachemos, compadre”

Aunque los pueblos que se extienden al pie de los Andes cuentan cada uno con sus particularidades para encarar el ritual de la Pachamama, en general los actos comienzan el día anterior con la quema de basura, objetos o prendas de vestir considerados como carga excedente. El mismo trato reciben posibles desencuentros y enfados. En el Centro de Residentes Vallistos y Puneños ubicado en Villa Primavera, de la ciudad de Salta, se reúnen vecinos y compadres para revalidar sus relaciones. Es un “día del perdón” andino, donde se saldan dolores y viejas rencillas y, ya sin suspicacias, a lo largo del día se hace la entrega a la Tierra, para luego encarar la vida diaria sin rencores.

En los pueblos campesinos del NOA se marca el ganado y se “casan” animales de la misma camada. A veces se los marca con lanas de colores o se les hacen tocados a las hembras. El ritual se lleva a cabo dándole de comer a la Tierra. Para ello se abre la boca del planeta -un pequeño hoyo- y se “corpachan” coca, cigarrillos, fósforos, alcohol o comida, partes de la ofrenda. Se “corpachan”, no se entierran, como se hace con un muerto. Este término, según Solá, proviene del quechua “korpatjay”, hospedar y, según Lira, es una expresión que proviene del término “k'urpachay”, cubrir con terrones. Mientras, el oficiante recita en voz baja “Pachamama, Santa Tierra, ­kusilla, kusilla!” (­con alegría, con alegría!) y pide por sus seres queridos, por su hacienda, sus negocios y por sí mismo. Luego se sahuma el lugar con ramitas aún verdes de coca u hojas de molle.

Las “bocas de la tierra” se abren cerca de las casas o en donde se trabaja con la hacienda. También se “corpacha” en las apachetas. Se trata de montículos piedras encimadas, que se levantan a la vera de los senderos y recuerdan al caminante los peligros del camino. No necesariamente debe ser el primero de agosto para dejar ofrendas, quienes pasan cerca suyo dejan cigarros, coca o lo rocían con una bebida. Pero para el primero de agosto las apachetas son reconocidas como señales de la Tierra. Apuntan a lo decisivo de las condiciones que la Tierra impone a la vida en general.

El resplandor del agua

No solamente Salta, sino las grandes ciudades del NOA, como San Miguel, San Salvador o Catamarca, los primeros de agosto se caracterizan por los aromas que los sahumerios desparraman en el aire. En la madrugada ya se han sahumado las casas con resinas o productos especialmente realizados para la ocasión. Luego de recorrer cada esquina de la casa, se abren las ventanas para que el humo se lleve las maldades y el viento las deshaga.

Agosto es un mes de vientos fríos, “wirapuka”, que llega con las enfermedades, donde el ganado debe afanarse para encontrar buenas pasturas y el invierno da sus últimos golpes. El hombre de este hemisferio se prepara también para la primavera, que se avecina con el nuevo equinoccio. Para los historiadores occidentales, el ritual de la Pachamama tiene un sentido propiciatorio. Con él se potencia el ciclo de la vida, ciclo eterno de muerte y renacimiento. A la llegada de los conquistadores, el culto a la Pachamama estaba extendido en todos los pueblos bajo la influencia del Cuzco, capital del imperio Inca. Comparándolo, el concepto se hace extensible a otros pueblos americanos, donde la relación entre el hombre y su medio ambiente es primordial para la existencia humana. Un documento al respecto es la carta enviada por el jefe Seattle al presidente norteamericano Wilson, respondiendo a su “invitación” para dejar sus “tierras ancestrales”. “Usted dice - nos pide que le vendamos la tierra en la que vivimos.

Nosotros nos preguntamos. ¿Cómo vender la Tierra? Cada árbol, cada pequeño pasto contiene la historia de la vida de nuestro pueblo. ¿Cómo vender el resplandor en el agua, el aliento de la arboleda? No podemos comprenderlo. La Tierra no nos pertenece, ­nosotros le pertenecemos a ella!”.

En la Nave Madre

En todos los procesos curativos en los cuales participa la medicina popular de esta región, el curador se remite a la Pachamama. Es la presencia de fondo en cada situación de la vida humana. Son varias también las enfermedades producidas por la Tierra. La más común es la “agarrada de la tierra”, “pachachare”, en quechua, donde el enfermo “pierde el alma”, padece de dolores corporales y se cubre de pequeños granos. Néstor Homero Palma señala que para el hombre andino “la tierra es mala en algunos sitios”, denominados “lugares bravos”. “En la concepción animista que el nativo dice-tiene del mundo que lo rodea, la Tierra ocupa un lugar principal. Ella es la dueña de los animales, de las plantas y de los sitios en los cuales se construyen las casas y los corrales. Por eso, cuando se trasladan a una nueva casa o cuando, en una "señalada', una persona marca a los animales, debe ofrecer a la tierra coca, chicha y tabaco para pagar a la Madre Tierra lo que ella le ha brindado. Pero la Tierra también puede ser mala, porque alberga espíritus malignos o porque castiga a quienes olvidan venerarla o la menoscaban. Entonces los "pilla', provocándoles dolores y malestares”, dice Palma.

Según el sabio boliviano Enrique Rocha Franz, existen conceptos del hombre americano a los cuales nos es difícil penetrar “por las barreras del lenguaje y la conciencia, bajo la cultura secular. Lo sagrado ya no forma parte del entretejido de la vida cotidiana. Menos aún el suelo que pisamos”.

“La Tayka Pachamama -dice Rocha Franz- es la que nos da la vida, pero también es quien la quita. Es quien nos provee y nos deja en el desamparo, la que ofrece prados y valles, pero también volcanes y terremotos. Tiene dos caras, una de ellas llena de flores y panes, la otra con culebras y sapos. En esta dualidad se desarrolla la existencia del hombre americano. Por eso se acepta a la muerte con la misma naturalidad como se acepta a la vida. El hombre como un ser terrenal, con un lugar y un tiempo definido, nos remite también a una hermandad cósmica, donde cada acto por mínimo que sea, tiene consecuencias. Nuestra nave madre nos salvaguarda del eterno viaje por el Universo”.

Existe en otras culturas el concepto de la Tierra como un ser vivo -Gaia para los griegos-, pero es en América donde cobra una relevancia esencial al estar presente en la variedad de los actos humanos. Es aquí donde nacemos, crecemos y aquí dejamos los huesos, en la misma placenta

En la región andina se la representa con dos caras: una con choclos, tesoros, vestidos; otra, con culebras, volcanes, calaveras.
La Fiesta de la Pachamama cobra particular importancia en nuestra provincia, una profunda raíz andina que se muestra en esta época.
El término “Pachamama”, está formado por los vocablos “Pacha” que en quechua significa Universo, mundo, tiempo, lugar; y “Mama”, madre.
Los sahumerios que se venden a en los mercados reúnen especias perfumadas y otros objetos con los que el oficiante pide el favor de la Pachamama.
PUBLICIDAD