¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Complementariedad

Lunes, 02 de enero de 2012 12:13

Iniciamos el 2012 en el que se cumplen 30 años de la cruenta Guerra de Malvinas, herida abierta que parece encaminarse a un resultado, profundizando la misma.
La ficción del entramado discursivo que el gobierno del imperio británico pone en escena, al que le hacen eco los funcionarios argentinos, en la intención de presentar al mundo unas aparentes e irreconciliables posiciones antagónicas, tiene por solo objeto el desvío de atención del único paso válido que debe realizar el gobierno argentino si es que existe una intención cierta de reclamo soberano sobre nuestras islas Malvinas, esto es: la denuncia de los tratado de Madrid del 15 de febrero, y de Londres del 11 de diciembre de 1990.
Tal como lo realizó el general Perón con el convenio Miranda- Eddy, de 1946, por el que nos obligábamos a la exportación de carne a Gran Bretaña. En 1947, al declarar Inglaterra la inconvertibilidad de la libra esterlina, el general denunció el tratado, lo dejó sin efecto y suspendió el envío de carnes. (Galán Beatriz: Derecho Agrario. Ed. Abeledo Perrot. Bs.As. 1967. Pág. 105)

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Iniciamos el 2012 en el que se cumplen 30 años de la cruenta Guerra de Malvinas, herida abierta que parece encaminarse a un resultado, profundizando la misma.
La ficción del entramado discursivo que el gobierno del imperio británico pone en escena, al que le hacen eco los funcionarios argentinos, en la intención de presentar al mundo unas aparentes e irreconciliables posiciones antagónicas, tiene por solo objeto el desvío de atención del único paso válido que debe realizar el gobierno argentino si es que existe una intención cierta de reclamo soberano sobre nuestras islas Malvinas, esto es: la denuncia de los tratado de Madrid del 15 de febrero, y de Londres del 11 de diciembre de 1990.
Tal como lo realizó el general Perón con el convenio Miranda- Eddy, de 1946, por el que nos obligábamos a la exportación de carne a Gran Bretaña. En 1947, al declarar Inglaterra la inconvertibilidad de la libra esterlina, el general denunció el tratado, lo dejó sin efecto y suspendió el envío de carnes. (Galán Beatriz: Derecho Agrario. Ed. Abeledo Perrot. Bs.As. 1967. Pág. 105)

Apoyos internacionales

El novedoso apoyo chino, cuya flota depreda de hace años nuestro litoral marítimo, y ahora sus “empresas” (petróleo, minería, soja, supermercadismo etc.) se aprestan a la depredación continental (El Tribuno Argentina China I - II- III marzo 2011), resulta un ingrediente más demostrando que la disputa de nuestro sur, continental, insular, antártico, se debate entre las verdaderas grandes potencias mundiales con total independencia de la voluntad argentina. No contamos. Irak, Egipto, Libia, Siria (ahora Irán), bien pueden servirnos de ejemplo.
Todo es una cháchara encaminada a colmar nuestra posibilidad soberana con “sentarse a una mesa de negociaciones” presentando tal cuestión como el gran triunfo de la retórica diplomática argentina y coerción de la unión latinoamericana que doblega a la potencia insular.
Pero, ¡si eso mismo es lo que pretende el imperio!, ¡maestros en el arte de la negociación desde la noche de los tiempos!
El Foreing Office ya lo tiene previsto dejando fuera toda discusión de “soberanía”, la que quedará bajo el denominado “ paragua de intocabilidad” encaminado a lograr la declaración de Estado Ribereño de la nueva inmensa provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Previamente tendremos un sinnúmero de escaramuzas, prohibición de abastecimientos a los buques con bandera de las islas, comunicados que van y vienen, submarinos nucleares que refuerzan el poderío bélico inglés, declaraciones de los isleños, visitas reales, etc..
El concreto resultado será un nuevo tratado que posiblemente se titule: “Acuerdo anglo-argentino de cooperación mutua para el desarrollo austral”. Iniciado con una teórica zona de protección ambiental alrededor de las islas Georgias para el aplauso ecologista.
A ello se sumará el apoyo continental para las empresas británicas, argentinas o de capitales mixtos de cualquier país, las que en una complementariedad culminarán el proceso iniciado en el gobierno de Néstor Kirchner con Enrique Eskenazi en la parte operativa petrolera, y los asesores de Barclays en la faz financiera de la deuda externa, tema que será decisorio en la instrumentación del futuro reordenamiento geopolítico del sur patagónico que posiblemente adquiera una inédita división geográfica que quizá ya no asombre a los anestesiados habitantes de este suelo.
 

PUBLICIDAD