Demostrar que se puede jugar mejor de una fecha a otra suele ser difícil, pero el Jockey Club de Salta lo está logrando. Ayer dio una lección de rugby al vencer a Liceo de Mendoza por 68 a 24, por la segunda fecha del Torneo del Interior.
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Demostrar que se puede jugar mejor de una fecha a otra suele ser difícil, pero el Jockey Club de Salta lo está logrando. Ayer dio una lección de rugby al vencer a Liceo de Mendoza por 68 a 24, por la segunda fecha del Torneo del Interior.
Este fue el único partido que el albirrojo jugó de local en esta primera etapa y no se guardó nada para brindarle a su hinchada una fiesta de tries de principio a fin. Marcó diez tries durante los ochenta minutos de juego, cifra que da cuenta de la exactitud con la que encaró cada ataque en la calurosa tarde salteña.
Jockey salió a buscar el partido de entrada, para no darle razones a Liceo de ilusionarse con llevarse los dos puntos de la rotonda de Limache. Antes de los cinco minutos ya ganaba por 14 a 0 por los tries de Mauricio Giménez, una de las figuras del encuentro, y Francisco Poddts, a lo que se le sumó la efectividad de Santiago Larrieu, que ayer acertó nueve de diez tiros a los postes.
Del visitante casi nada se vio, ya que fue poco lo que dejó hacer el albirrojo. Se las rebuscó para achicar la diferencia y tuvo su premio ante algunas desatenciones defensivas del local, que no empañaron el gran cuadro que mostró durante el juego en líneas generales. Antes del partido había incertidumbre sobre los mendocinos, porque poco se sabía sobre su estilo de juego, pero ni bien arrancó el partido todo quedó de lado.
De mitad de la cancha hacia adelante el Jockey fue letal, especialmente en el primer tiempo. Los atacantes del Jockey Club creaban en los espectadores la sensación de try cada vez que cruzaban la línea divisoria y no decepcionaron. Sobre la agilidad mental para resolver en espacios pequeños y la rapidez de piernas se basó el triunfo, siempre acompañado por el sacrificio de los fowards.
El último try sirvió para mostrar que la actitud del equipo se mantuvo hasta el final. Francisco Arias Linares recuperó una pelota cerca de su ingoal y a través del juego de manos llegó hasta la mitad del campo, donde comenzó a eludir rivales hasta llegar al ingoal.
Esa fue la frutilla del postre de una jornada que se vivió con fiesta.