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Hoy se dicta el veredicto por el asesinato del pastorcito

Jueves, 25 de octubre de 2012 09:23

La tercera audiencia del juicio por el crimen del pastorcito César Armando Bonifacio (12), asesinado a pedradas y rematado con una cinta plástica con la que le apretaron el cuello hasta que dejó de respirar el 3 de agosto de 2010, dio por terminada ayer la ronda de testigos convocada por los jueces de la Cámara del Crimen II, que se constituyeron en La Poma para llevar a cabo el juicio que se sigue al joven Daniel Mamaní (20), el único imputado.

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La tercera audiencia del juicio por el crimen del pastorcito César Armando Bonifacio (12), asesinado a pedradas y rematado con una cinta plástica con la que le apretaron el cuello hasta que dejó de respirar el 3 de agosto de 2010, dio por terminada ayer la ronda de testigos convocada por los jueces de la Cámara del Crimen II, que se constituyeron en La Poma para llevar a cabo el juicio que se sigue al joven Daniel Mamaní (20), el único imputado.

La sesiones comenzaron el lunes pasado y concluirán hoy, ocasión en la que se escucharán los alegatos del abogado defensor del acusado, Arnaldo Damián Estrada; del representante de la familia del occiso, Luis Chiliguay, y del fiscal del caso, Justo Vaca.

De ser hallado culpable, Mamaní, quien afronta el cargo de crimen con alevosía, podría recibir una condena a prisión perpetua.

El tribunal está presidido por el magistrado Carlos Pucheta e integrado por sus colegas Abel Fleming y Martín Pérez, este último, titular del Juzgado de Instrucción Formal 1.

Ayer declararon Antonio Anselmo Montenegro (56), jubilado de la empresa de transporte Marcos Rueda; Guillermo Avalos (59), empleado municipal; las docentes Alicia Cristina Jerez (30) y Noemí Angelina Cardozo (43) y Luis Alberto Tapia (19), jornalero.

Sus testimonios resultaron más anecdóticos que relevantes.

Faltó a la cita un testigo considerado clave: la médica legal de Policía Teresita Royano, cuya ausencia molestó sobremanera a los magistrados, aunque ésta se disculpó enviando un comunicado en el que justificaba su no comparecencia por razones de trabajo.

El juez Fleming dijo al respecto: “Pido la sanción disciplinaria correspondiente, haciéndole mención de las notificaciones, ya que no justificó su incomparencia. Que la decisión sea registrada en su legajo personal, puesto que había un gran esfuerzo de la defensa de trasladarse a La Poma”, dijo.

“El Tribunal comparte lo peticionado por el vocal Abel Fleming. Se oficiará a la Jefatura en esos términos”, aceptó el presidente del Tribunal, Carlos Pucheta.

Finalmente, se incorporaron las pruebas al expediente, tales como certificados médicos, informes de las pericias criminalística, planillas, planos, fotografías, la autopsia, informes de empresas, registros de llamadas de teléfonos, análisis de ADN, informes ambientales, entre otras.

 “Mi hijo es inocente”

La familia del imputado se apuesta desde tempranas horas sobre la calle Joaquín Corbalán, frente al Club Atlético Calchaquí, en La Poma, donde se lleva a cabo el juicio, para contemplar cómo Daniel Mamaní (20) llega al recinto esposado y con fuerte custodia policial.

Los parientes de Mamaní son prácticamente los únicos habitantes de esta localidad, situada a cuatro horas de la capital provincial y a 3.260 metros de altura sobre el nivel del mar y que alberga por primera vez en los valles Calchaquíes un juicio, que tienen confianza ciega en el imputado.

“Vengo temprano para ver a mi hijo. Estoy tranquilo porque él no fue y me lo dijo”, sostuvo Agustín Mamaní (55), padre del sospechoso.

“Mi hijo es inocente. El no tiene nada que ver con esto”, añadió su madre, Aniana Cecilia Soriano (45).

En tanto, Fany Aramayo (58), tía del joven que curiosamente llega sonriente al banquillo de los acusados y que se ha abstenido de prestar declaración, sostuvo con énfasis: “Somos una familia de bien, trabajadora. Mis hijos son médicos y abogados. Mi sobrino no es el culpable. Vengo para acompañar a mis familiares porque están muy mal. Los testigos se contradijeron”. Además, coincidiendo con el abogado que defiende a Daniel Mamaní, la mujer fue clara al señalar que “ninguno ha aportado pruebas concretas que lo sindiquen como culpable de este crimen, que como todos los pomeños repudiamos”.

El resto de los habitantes los mira de reojo. Todos, de alguna manera, consideran que el imputado es el culpable.

En La Poma, todos se conocen. Es imposible que sea de otra manera, ya que se trata de una localidad alejada, de clima hostil, aunque propietaria de una belleza misteriosa.

“Un antes y un después”

El asesinato de César Armando Bonifacio, de 12 años, ocurrido el 3 de agosto de 2010, entre las 20 y 21, marcó un antes y un después en la apacible localidad de La Poma, un paraíso en las alturas rodeado de pintorescos paisajes de montaña, con sus extraños Volcanes Gemelos y con un campo sembrado de piedras emergidas desde el fondo de la tierra.

“Ya nada es lo mismo desde esa muerte. Es algo que nos marcó para siempre. Se dicen muchas cosas”, dijo un vecino.

En la localidad residen 1.735 habitantes.

La Poma fue destruida por un terremoto ocurrido el 24 de diciembre de 1930 y debió hacerse un pueblo nuevo.

Alrededor de su plaza se sitúan el Complejo Municipal, donde niños y adolescentes practican deportes; el hospital, la escuela Nevado de Acay, donde concurría Armandito; la iglesia, una pequeña telecabina y la sede comunal.

“En la escuela hay una foto de Armandito cuando hizo su confirmación. Siempre lo vamos a recordar con mucho cariño”, dijeron desde la institución escolar.

 

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