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El gran Roger paseó su magia por la Argentina

Viernes, 14 de diciembre de 2012 12:31

¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que el público argentino vuelva a disfrutar de un espectáculo de tamaña envergadura? ¿Cuánto tendrá que transcurrir para que aquel amante de la raqueta pueda volver a emocionarse con tamaño choque de potencias en vivo y en directo en estas pampas?
Lo cierto es que el mejor tenista del mundo y uno de los máximos exponentes de todos los tiempos pasó por la Argentina y enloqueció a todos, no sólo con su única y providencial magia, sino también con su asombrosa humildad, su intransferible carisma, su cercanía con la gente y su gentileza sin fronteras. Junto a Juan Martín Del Potro, brindaron lo mejor para el público, entregaron todo y no se guardaron nada. Roger sacó a relucir lo mejor de su repertorio para un público sediento de su grandeza y de su afecto. Y jugó “para la tribuna” en innumerables oportunidades, ofreciendo sus más ocurrentes piruetas y revoleando pelotas a la desbordante tribuna, que deliró y se rindió a los pies de un suizo con muchos rasgos argentinos, con una imagen alejada de la “frialdad” del común de los helvéticos.
El punto de máximo climax se vivió en el quinto game del primer parcial, cuando Federer ganó un punto luego de ejecutar dos “Gran Willy” que hicieron ponerse de pie al estadio y también al mismísimo Vilas, el que patentó esa jugada.
Lo cierto es que el mejor tenista del planeta paseó su magia en Argentina en el segundo día de exhibición. Federer y Del Potro regalaron todo a un público que tuvo la mejor compensación luego de haberse privado de atestiguar una final de Copa Davis. Para el final quedó la ovación ensordecedora y un desquite de Federer tras vencer por 6-4 y 7-6 (7-1), para así quedar a mano con el tandilense, que le ganó en la primera función.
La organización del mega evento (el de mayor envergadura en la historia del tenis nacional) le obsequió una copa a ambos protagonistas, mientras que Federer se llevó una camiseta de Tigre que le obsequió el intendente de dicha ciudad bonaerense

“EL MEJOR VIAJE...”
“Fue el mejor viaje de mi vida”, dijo Roger Federer al ingresar al estadio Pipa, previo al segundo y último partido frente a Juan Martín Del Potro. Con esas palabras, el suizo resumió todo lo que vivió en los muy agitados tres días que estuvo en Buenos Aires.

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¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que el público argentino vuelva a disfrutar de un espectáculo de tamaña envergadura? ¿Cuánto tendrá que transcurrir para que aquel amante de la raqueta pueda volver a emocionarse con tamaño choque de potencias en vivo y en directo en estas pampas?
Lo cierto es que el mejor tenista del mundo y uno de los máximos exponentes de todos los tiempos pasó por la Argentina y enloqueció a todos, no sólo con su única y providencial magia, sino también con su asombrosa humildad, su intransferible carisma, su cercanía con la gente y su gentileza sin fronteras. Junto a Juan Martín Del Potro, brindaron lo mejor para el público, entregaron todo y no se guardaron nada. Roger sacó a relucir lo mejor de su repertorio para un público sediento de su grandeza y de su afecto. Y jugó “para la tribuna” en innumerables oportunidades, ofreciendo sus más ocurrentes piruetas y revoleando pelotas a la desbordante tribuna, que deliró y se rindió a los pies de un suizo con muchos rasgos argentinos, con una imagen alejada de la “frialdad” del común de los helvéticos.
El punto de máximo climax se vivió en el quinto game del primer parcial, cuando Federer ganó un punto luego de ejecutar dos “Gran Willy” que hicieron ponerse de pie al estadio y también al mismísimo Vilas, el que patentó esa jugada.
Lo cierto es que el mejor tenista del planeta paseó su magia en Argentina en el segundo día de exhibición. Federer y Del Potro regalaron todo a un público que tuvo la mejor compensación luego de haberse privado de atestiguar una final de Copa Davis. Para el final quedó la ovación ensordecedora y un desquite de Federer tras vencer por 6-4 y 7-6 (7-1), para así quedar a mano con el tandilense, que le ganó en la primera función.
La organización del mega evento (el de mayor envergadura en la historia del tenis nacional) le obsequió una copa a ambos protagonistas, mientras que Federer se llevó una camiseta de Tigre que le obsequió el intendente de dicha ciudad bonaerense

“EL MEJOR VIAJE...”
“Fue el mejor viaje de mi vida”, dijo Roger Federer al ingresar al estadio Pipa, previo al segundo y último partido frente a Juan Martín Del Potro. Con esas palabras, el suizo resumió todo lo que vivió en los muy agitados tres días que estuvo en Buenos Aires.

EL DESQUITE DE WILLY
El mítico Guillermo Vilas se impuso a José Luis Clerc, por 7-5, en el plato principal de la gran velada. Willy se desquitó de la derrota ante Batata en la jornada del miércoles y, en esta ocasión, empleó 59 minutos para superarlo, en un partido que se jugó a un único set y fue seguido por poco más de 10 mil nostálgicos.

CON TONO SALTEÑO
David Abud fue uno de los pocos salteños privilegiados que pudo disfrutar en vivo en directo del mejor jugador de la historia del tenis mundial y toda la fiebre que generó su presencia en el colosal estadio Pipa en Tigre. “Impresionante, fue una sensación imposible de describir. La gente llenó los lugares, los pasillos. No me arrepiento de esta gran experiencia, porque estos dos monstruos no jugaron una exhibición, jugaron como por el título. Se entregaron a pleno y la gente se emocionó más aún”, le contó a El Tribuno. Fue la experiencia desde adentro relatada por un salteño, testigo del paso del genio por nuestro país.

Federer cumplió uno de sus sueños

El tenista suizo Roger Federer cumplió ayer otro de sus deseos en su visita a la Argentina al jugar un partido de fútbol-tenis en La Bombonera, junto al exgoleador del seleccionado argentino Gabriel Batistuta y el tandilense Juan Martín Del Potro. Luego, Federer lució la tradicional azul y oro con el número diez y su nombre estampado en el dorso que le obsequió el presidente xeneize Daniel Angelici.

 

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