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Cargnello instó a repensar la libertad y los vínculos con Dios

Jueves, 23 de febrero de 2012 12:59

Empezaron los cánticos tristes y, en signo de luto y penitencia, los altares de las iglesias ya visten de color morado. Ayer, durante todo el día, los bancos de la Catedral Basílica, y seguramente de muchas parroquias y capillas, estuvieron repletos de fieles que se acercaron a recibir la imposición de la ceniza en la frente. Esta fecha marca el inicio de la Cuaresma.

El arzobispo de Salta, Mario Cargnello, anoche en su homilía, exhortó a la comunidad a “repensar nuestra libertad y los vínculos profundos con Dios, con nosotros mismos y con los demás”.

Dijo que la Cuaresma es una invitación fuerte a descubrir la verdad más profunda de lo que somos, y compartió una inquietud: “Es contrastante comparar el carnaval, que también es nuestro, tan humano y donde muchas veces se ve la misma miseria del hombre, con esta reacción que se expresa en el Miércoles de Ceniza y que hace que nos sintamos convocados como si fuera un domingo para celebrar este nuevo comenzar, que es la Cuaresma”.

Monseñor manifestó que “la Cuaresma es un tiempo para sanear nuestra libertad, para hacerla capaz de hacer el bien, lo mejor, de pelear por el bien, porque, aunque somos polvo, estamos llamados a ser Hijos de Dios”.
La cabeza de la Iglesia Católica en Salta se explayó en el mensaje que dio el papa Benedicto XVI: Mirémonos los unos en los otros. Para esto, dijo que “es necesario cultivar la responsabilidad con el hermano y que nos hagamos cargo de los otros.

Esto es fuerte en una sociedad de alta competencia que alimenta esa rivalidad”.

Y citó un claro ejemplo: “A veces en las mismas familias hay papás a quienes nos les interesa el bien de los hijos”. Al finalizar su homilía Cargnello afirmó: Empecemos la Cuaresma no enharinados, sino con la marca de la ceniza como un signo de que queremos recrear nuestra libertad en la alegría para hacer el bien, fijándonos en los demás, siendo instrumentos de reciprocidad y animándonos en el camino de la santidad.
 

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Empezaron los cánticos tristes y, en signo de luto y penitencia, los altares de las iglesias ya visten de color morado. Ayer, durante todo el día, los bancos de la Catedral Basílica, y seguramente de muchas parroquias y capillas, estuvieron repletos de fieles que se acercaron a recibir la imposición de la ceniza en la frente. Esta fecha marca el inicio de la Cuaresma.

El arzobispo de Salta, Mario Cargnello, anoche en su homilía, exhortó a la comunidad a “repensar nuestra libertad y los vínculos profundos con Dios, con nosotros mismos y con los demás”.

Dijo que la Cuaresma es una invitación fuerte a descubrir la verdad más profunda de lo que somos, y compartió una inquietud: “Es contrastante comparar el carnaval, que también es nuestro, tan humano y donde muchas veces se ve la misma miseria del hombre, con esta reacción que se expresa en el Miércoles de Ceniza y que hace que nos sintamos convocados como si fuera un domingo para celebrar este nuevo comenzar, que es la Cuaresma”.

Monseñor manifestó que “la Cuaresma es un tiempo para sanear nuestra libertad, para hacerla capaz de hacer el bien, lo mejor, de pelear por el bien, porque, aunque somos polvo, estamos llamados a ser Hijos de Dios”.
La cabeza de la Iglesia Católica en Salta se explayó en el mensaje que dio el papa Benedicto XVI: Mirémonos los unos en los otros. Para esto, dijo que “es necesario cultivar la responsabilidad con el hermano y que nos hagamos cargo de los otros.

Esto es fuerte en una sociedad de alta competencia que alimenta esa rivalidad”.

Y citó un claro ejemplo: “A veces en las mismas familias hay papás a quienes nos les interesa el bien de los hijos”. Al finalizar su homilía Cargnello afirmó: Empecemos la Cuaresma no enharinados, sino con la marca de la ceniza como un signo de que queremos recrear nuestra libertad en la alegría para hacer el bien, fijándonos en los demás, siendo instrumentos de reciprocidad y animándonos en el camino de la santidad.
 

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