Los accidentes ferroviarios ocurridos durante la última década en el país causaron al menos 124 muertos, diez más que los que provocaron, sumados, los atentados de 1992 y 1994 contra la Embajada de Israel y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
La estadística, que permite poner en perspectiva la tragedia silenciosa vinculada a los trenes, en algunos casos por falta de inversión y de controles, en otros por negligencia y temeridad de conductores particulares, casi triplica la cifra de 52 fallecidos causados por los atentados múltiples del 7 de julio de 2005 en Londres.
El accidente de ayer en Once, con un saldo provisorio de 50 muertos, se convirtió en el peor de la última década en la Argentina y en el más grave de la historia de la Capital Federal. En el recorte de los últimos diez años, el total de víctimas de accidentes con trenes involucrados asciende a 124, sin que se incluyan aquellos con un solo fallecido, producto de accidentes de tránsito en pasos a nivel.
El atentado de 1992 contra la Embajada de Israel causó 29 muertos, mientras que al ataque ocurrido dos años después contra la AMIA dejó un saldo de 85 víctimas mortales.
La tragedia en Cromañón, en tanto, otra de las que enseguida llegan a la memoria, provocó 194 fallecidos, la mayoría de ellos jóvenes que habían concurrido a un recital de la banda de rock Callejeros, a dos cuadras del accidente de ayer en Once.
A nivel internacional, los atentados en Londres del 7 de julio de 2005 causaron 52 muertes, mientras que el ataque del 11 de marzo de 2004 a la estación de trenes de Atocha, en Madrid, provocó 191 decesos.
La calamidad silenciosa vinculada a los trenes argentinos en los últimos diez años incluye los siguientes accidentes: el 9 de marzo de 2008, 17 personas murieron y más de 60 resultaron heridas luego de que un tren chocó contra un ómnibus en el cruce de las rutas 2 y 63, a la altura de la ciudad de Dolores, provincia de Buenos Aires. El 13 de septiembre de 2011, 11 personas murieron y alrededor de 200 sufrieron heridas a raíz de un choque entre dos trenes de la línea Sarmiento y un colectivo que había cruzado con la barrera baja, en el barrio porteño de Flores.
El 3 de marzo de 2004, una camioneta tipo combi chocó contra un tren de carga en General Pinto, explotó y se incendió, con un saldo de 10 muertos. El 2 de noviembre de 2011, seis niñas y dos docentes de un colegio católico de San Luis murieron y otras 41 personas sufrieron heridas cuando el ómnibus en que viajaban a un retiro espiritual fue embestido por un tren de carga en un cruce vial en la ciudad de Zanjitas. El 28 de enero de 2007, seis jóvenes fallecieron luego de que el auto en que viajaban fuera embestido por un tren al cruzar con la barrera baja en Los Polvorines.
El 18 de junio de 2006, una formación impactó contra un colectivo que cruzó con las barreras bajas en San Miguel, donde murieron seis pasajeros.
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Los accidentes ferroviarios ocurridos durante la última década en el país causaron al menos 124 muertos, diez más que los que provocaron, sumados, los atentados de 1992 y 1994 contra la Embajada de Israel y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
La estadística, que permite poner en perspectiva la tragedia silenciosa vinculada a los trenes, en algunos casos por falta de inversión y de controles, en otros por negligencia y temeridad de conductores particulares, casi triplica la cifra de 52 fallecidos causados por los atentados múltiples del 7 de julio de 2005 en Londres.
El accidente de ayer en Once, con un saldo provisorio de 50 muertos, se convirtió en el peor de la última década en la Argentina y en el más grave de la historia de la Capital Federal. En el recorte de los últimos diez años, el total de víctimas de accidentes con trenes involucrados asciende a 124, sin que se incluyan aquellos con un solo fallecido, producto de accidentes de tránsito en pasos a nivel.
El atentado de 1992 contra la Embajada de Israel causó 29 muertos, mientras que al ataque ocurrido dos años después contra la AMIA dejó un saldo de 85 víctimas mortales.
La tragedia en Cromañón, en tanto, otra de las que enseguida llegan a la memoria, provocó 194 fallecidos, la mayoría de ellos jóvenes que habían concurrido a un recital de la banda de rock Callejeros, a dos cuadras del accidente de ayer en Once.
A nivel internacional, los atentados en Londres del 7 de julio de 2005 causaron 52 muertes, mientras que el ataque del 11 de marzo de 2004 a la estación de trenes de Atocha, en Madrid, provocó 191 decesos.
La calamidad silenciosa vinculada a los trenes argentinos en los últimos diez años incluye los siguientes accidentes: el 9 de marzo de 2008, 17 personas murieron y más de 60 resultaron heridas luego de que un tren chocó contra un ómnibus en el cruce de las rutas 2 y 63, a la altura de la ciudad de Dolores, provincia de Buenos Aires. El 13 de septiembre de 2011, 11 personas murieron y alrededor de 200 sufrieron heridas a raíz de un choque entre dos trenes de la línea Sarmiento y un colectivo que había cruzado con la barrera baja, en el barrio porteño de Flores.
El 3 de marzo de 2004, una camioneta tipo combi chocó contra un tren de carga en General Pinto, explotó y se incendió, con un saldo de 10 muertos. El 2 de noviembre de 2011, seis niñas y dos docentes de un colegio católico de San Luis murieron y otras 41 personas sufrieron heridas cuando el ómnibus en que viajaban a un retiro espiritual fue embestido por un tren de carga en un cruce vial en la ciudad de Zanjitas. El 28 de enero de 2007, seis jóvenes fallecieron luego de que el auto en que viajaban fuera embestido por un tren al cruzar con la barrera baja en Los Polvorines.
El 18 de junio de 2006, una formación impactó contra un colectivo que cruzó con las barreras bajas en San Miguel, donde murieron seis pasajeros.