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?La gente tiene que llenarse de valentía para subirse al tren?

Domingo, 26 de febrero de 2012 19:13

Indignación sería el término justo para describir lo que hoy sienten millones de argentinos. La tragedia, a través de la negligencia estatal y empresarial, volvió a tocar la puerta del país. Un lamentable saldo de 51 muertos y más de 700 heridos, algunos de gravedad, dejó la tragedia en Once, ocurrida el miércoles pasado.

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Indignación sería el término justo para describir lo que hoy sienten millones de argentinos. La tragedia, a través de la negligencia estatal y empresarial, volvió a tocar la puerta del país. Un lamentable saldo de 51 muertos y más de 700 heridos, algunos de gravedad, dejó la tragedia en Once, ocurrida el miércoles pasado.

Juan Carlos Cena es ferroviario desde los 12 años. A partir de allí comenzó su amor por el ferrocarril. Fue delegado sindical y secretario general de la Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos.

Fundó el Movimiento Nacional por la Recuperación del Ferrocarril y es autor de cinco libros que lo convierten en un especialista en el tema. Con mucho dolor, indignación e impotencia, Cena conversó con El Tribuno.

¿Cómo se explica lo sucedido?

Este no fue un accidente como se dice y se pretende hacer pasar. Es una palabra bastante liviana. Es una tragedia que se podría haber evitado poniendo en marcha la aplicación de todos los controles para los concesionarios. El sistema ferroviario comenzó a destrozarse a partir de Menem y, a partir de ahí, por el ingreso de todos los empresarios amigos.

Es decir, que nada cambió desde los noventa en materia ferroviaria...

El negocio fundamentalmente anduvo por los subsidios, que supuestamente tenían que ser destinados a inversión y mantenimiento. Además, para mantener esa estructura, que sigue siendo del Estado. El mantenimiento preventivo de vías y ruedas no se hizo, y el ferrocarril se cayó. Lamentamos mucho haber tenido razón. Esta es la continuidad de la política de Menem. Se mantiene la misma estructura, tiene la misma matriz y, además, se ha profundizado.

Pero el año pasado también hubo graves tragedias similares. ¿No se realizaron mejoras en el sistema ferroviario desde ese entonces?

Lo del sistema ferroviario ha terminado por degenerarse. Las decenas de accidentes, sin contabilizar los de los trenes de carga -que no salen en ningún lado- así lo confirman. En el hall de Once el hijo del concesionario, la CNRT y algunos funcionarios conversaban animadamente cuando había una desgracia de por medio. Esto quiere decir que no existe ni va a existir una relación tirante, ni nada que se le parezca. Intentarán culpabilizar al maquinista, que hizo un esfuerzo sobrehumano por no chocar. Se agarró a la manivela y los frenos para evitar el choque, y ahora está todo quebrado. Todo está muy podrido.

¿Cómo describiría la actualidad de los trenes?

La situación es que todo está obsoleto. Los trenes son de fines de la década del 50. Son japoneses, marca Toshiba. En su época eran muy modernos. Pero pasaron 60 años y su mantenimiento es pésimo. Tiene los pisos raídos, llenos de agujeros, todo vencido. Desarman un vagón para luego armar otro. Eso ya no es una cuestión de mantenimiento. No se pueden reparar más. Están lleno de óxido porque nunca se los cuidó. Va a ser imposible reconstituirlos. De igual manera, a las vías nunca se les hizo mantenimiento. La masividad de la gente que viaja es impresionante. Y los que viajan son trabajadores, maestros, profesionales, estudiantes. La gente viaja con mucho miedo pero tiene que llenarse de valentía porque tiene que ir a trabajar y porque tiene que llevar la comida a casa. La solución tiene que darse de manera muy dura, muy drástica, y no salir a hablar “pavadas” como lo hizo el secretario de Seguridad que dijo que si hubiera sido un día feriado el accidente habría sido menos grave. Es una absoluta falta de respeto para el pueblo argentino.

Aquí hay muchas responsabilidades, pero hasta el momento el único imputado es el maquinista...

Como decimos en el campo “hay mucho humo para que no haga lagrimear”. El Gobierno debe intervenir ya y quitarle la concesión a TBA e iniciar una investigación responsable. Ya hay trabajadores suspendidos porque se negaron a subir a los trenes.

Dos ferroviarios también fueron desplazados del Roca porque se negaron a firmar los protocolos que afirman que los trenes están en condiciones. Acá la culpa también la tienen los controles del Estado. Ellos consintieron que Cirigliano y compañía tengan este tipo de comportamiento. También son responsables de la destrucción del ferrocarril. Están saqueando el Tesoro Nacional. Casi 70 millones de dólares le dieron a esta gente. ¿A dónde fueron a parar y dónde tendría que estar ese dinero?

¿Y cómo es posible que ocurra todo esto?

Esto ocurre porque no hay una ley reguladora de transporte. No hay un plan nacional ni una decisión política firme como para tener el sistema que tienen los primeros países del mundo.

¿Cuáles serían los pasos a seguir?

Hay que intervenir todas las concesionarias. Realizar una auditoría contable con los papeles al día e inventarios en mano. Qué quedó y qué no quedó. El ferrocarril tiene que volver en manos del Estado con una administración responsable como la tuvo en su época de auge, en 1950, cuando se fabricaba locomotoras, llantas, ejes, rieles. Ningún privado en el mundo pone un peso para invertir. Somos el ejemplo mundial de lo que no tiene que hacerse en materia de trenes.

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