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Dos gritos de desahogo y con vientos de esperanza

Lunes, 16 de abril de 2012 02:35

El equipo de Riggio se verá ahora las caras con Rivadavia de Lincoln en 180 minutos a todo o nada. Arranca la serie en casa.

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El equipo de Riggio se verá ahora las caras con Rivadavia de Lincoln en 180 minutos a todo o nada. Arranca la serie en casa.

Dos gritos de desahogo, carraspeantes, con la garganta seca y herida luego de tragar tanto polvo a lo largo de todo un campeonato. Este fue el significado que tuvieron los goles de la victoria de Gimnasia y Tiro por dos a cero a un clasificado y disminuido Libertad de Sunchales (presentó diez jugadores suplentes) ayer por la tarde en el Gigante del Norte.
Y a su vez, los tantos de los reivindicados Emanuel Lazzarini, al principio, y Marcos Navarro, sobre el final, trajeron un refresco, un aliciente y el equipo del DT Víctor Riggio terminó arrastrado por unos vientos de esperanza, y en la Vicente López se celebró la victoria como un desahogo luego de tantos tumbos.
Gimnasia dio cuenta del tigre sunchalense y logró, de esta manera, el objetivo B, aquel que no estaba originalmente en los planes: los play off.
 

El albo cambió sustancialmente la imagen en su reducto, se mostró más ambicioso desde un primer minuto ante un rival que poco se jugaba, pero que no mezquinó a la hora de oponer resistencia. La plomiza tarde de abril rompió con su parsimonia desde su nacimiento, cuando un bombazo de Emanuel Lazzarini desde 30 metros dejó pasmado al arquero Caprio. El equipo del Tano empezó ganando de entrada y se adueñó del trámite consciente de que la obligación, la historia y el afán por no quedar en el camino se lo demandaba. Buscó los caminos con paciencia y no se desesperó, y aplicó los golpes certeros en los momentos justos, muy a pesar de que la monotonía y la chatura de un partido que inspiraba bostezos en varios pasajes opacaba esa intención.
Mulieri tuvo poco protagonismo, pero estuvo seguro en las alturas y pasó sólo un sofocón. El Bocha fue el estandarte de una defensa sin fisuras, y la zona de volantes se acopló a la voracidad de los hombres de área.
Pero como el estigma de Gimnasia también es sufrir, en los últimos minutos le cedió llamativamente el terreno a un “muletto” Libertad. Pero el segundo desahogo llegó en el final, tras una interesante maniobra colectiva entre Cartello, Issa y Navarro culminó en la cabeza de este último, decretando la clasificación.
 

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