La primera vuelta de elecciones en Francia develó ayer la tendencia de un electorado que busca un cambio. El candidato del Partido Socialista, Fran‡ois Hollande, se adjudicó ayer la primera ronda de las elecciones con el 28,2 por ciento de los votos y se enfrentará el próximo 6 de mayo al actual jefe de Estado, Nicolas Sarkozy, quien cosechó un 27 por ciento, según los resultados oficiales del Ministerio del Interior.
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La primera vuelta de elecciones en Francia develó ayer la tendencia de un electorado que busca un cambio. El candidato del Partido Socialista, Fran‡ois Hollande, se adjudicó ayer la primera ronda de las elecciones con el 28,2 por ciento de los votos y se enfrentará el próximo 6 de mayo al actual jefe de Estado, Nicolas Sarkozy, quien cosechó un 27 por ciento, según los resultados oficiales del Ministerio del Interior.
Si bien los resultados permiten a los seguidores de Hollande festejar el triunfo en esta primera vuelta, las cifras aún pueden variar, puesto que el recuento está en marcha y queda un 15 por ciento de sufragios todavía por escrutar.
Hollande celebró su victoria postulándose como “el candidato para reorientar a Europa sobre el camino del crecimiento”. “Los resultados son un voto de confianza a mi proyecto para devolver a Francia el crecimiento y el empleo”, proclamó orgulloso en la sede del PS.
“El cambio está en marcha”, aseguró. Poco después, Sarkozy retó al vencedor a participar en tres debates televisados para hablar “de la política económica y social y de los asuntos internacionales” que preocupan a los ciudadanos.
Voto de crisis
“Los franceses han expresado un voto de crisis, frente a las angustias y sufrimientos de un nuevo mundo que está definiéndose”, dijo el dirigente, quien fue el último de los candidatos en comparecer ante los medios.
Con estos resultados, el campeón socialista y el líder de la formación conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) tendrán que enfrentarse por el cargo el 6 de mayo y repartirse alrededor del 45 por ciento del electorado.
Para ello, Hollande deberá contar con los simpatizantes de la izquierda radical que se han decantado sobre todo por Jean-Luc Mélenchon del Frente de Izquierda (10,9 por ciento). El exministro fue el primero en salir a valorar los resultados y ha dicho que las urnas han demostrado que el pueblo francés “está determinado a pasar página”.
Por su parte, Sarkozy tendrá que intentar seducir a los electores de la “ultra”' Marine Le Pen (Frente Nacional), que fue la revelación en estos comicios, obteniendo un 18,6 por ciento gracias a sus propuestas populistas contra la Europa de la moneda única y los inmigrantes. “Millones de franceses han pasado a la resistencia”, expresó la candidata, antes de instar a sus seguidores a “seguir la batalla” desde la oposición.
En este escenario, ya se percibe que para la segunda vuelta, el aspirante socialista parece llevar cierta ventaja al presidente. Según una encuesta difundida ayer por el instituto Ipsos, dentro de dos semanas Hollande conseguirá el 54 por ciento de los votos frente al 46 por ciento de Sarkozy.
Una vez conocidos los primeros datos oficiales, la portavoz del Gobierno, Valérie Pécresse, aseguró que ahora “es cuando empiezan las verdaderas elecciones, es el momento de la verdad”.
Según dijo, Sarkozy “es el único dirigente capaz de sacar a Francia de la grave crisis” que atraviesa.
Había miedo a una abstención alta en este sufragio, pero al final se ha limitado a un 19 por ciento. En todo caso, ha estado a punto de ser la primera vez que cinco candidatos consiguen cifras de dos dígitos, como había pronosticado el exministro y filósofo Luc Ferry, y eso es una señal de que la bipolarización de la vida política francesa va camino de terminar.