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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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?Remedios de Escalada fue una mujer infeliz

Sabado, 12 de mayo de 2012 21:12

Su suegra no le quería entregar a Mercedes. No fue fácil para él. Lo rescatable es que San Martín soportó la afrenta y se hizo cargo de su hija.

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Su suegra no le quería entregar a Mercedes. No fue fácil para él. Lo rescatable es que San Martín soportó la afrenta y se hizo cargo de su hija.

El libro “Pasión y traición”, presentado en la Ferinoa por su autora, Florencia Canale, revela el lado oscuro del corazón de Remedios de Escalada, esposa de San Martín.
Canale es periodista y sobrina en sexta generación de Remedios. En 400 páginas de esta apasionada novela, pinta con trazos firmes una época clave de la historia patria.
Pocos podrían imaginar que el hombre más iluminado y visionario de América libró una de sus batallas más feroces puertas adentro, en su vida familiar. ¿Contra quién? Remedios de Escalada, su esposa, la madre de su hija Mercedes, la mujer que no pudo realizar sus sueños al lado de este enorme militar. El tuvo un solo gran amor: la causa americana. Todo lo demás era secundario y en ese todo estaba Remedios, sumida en el abandono y el despecho.
 

Florencia Canale es la heredera de un verdadero tesoro de anécdotas y documentos familiares. Siguió de cerca las huellas de esa contienda privada y en su libro logra exponer la cotidianidad de una mujer que no quiso ni pudo someterse al mandato masculino de su época, y que en ese devenir fue capaz de engañar y ser infiel a su marido con hombres de su mayor confianza.
“Pasión y traición” está narrada con ritmo palpitante. Apela a la ficción pero sostiene un sólido rigor histórico. Es una historia de amor y de furia, de gritos y soledades, que habla de una mujer y su tiempo, de un hombre y sus peores fantasmas.
Datos conmovedores en una exclusiva charla de la autora con El Tribuno.

¿Cuántas traiciones de época revela tu libro?
 

Si bien siempre hubo rumores de infidelidad de Remedios y también de San Martín, poco se escribió sobre la vida de Remedios en particular, pero cualquiera se podrá imaginar que una novela de 400 páginas, como es mi libro, es mucho más que el relato de la traición de una mujer. En realidad se cuentan traiciones horrendas de compañeros de San Martín. Es la historia de un momento específico de Buenos Aires, de la pugna de una familia, de un fragmento de esa sociedad.

Siendo sobrina lejana de Remedios, ¿cuánto te contaron en tu casa que nadie sabe?
 

Mi abuelo desde chiquita comenzó contándome historias de “la parienta” como la llamaban. Para mí esos cuentos tomaron relevancia cuando entré a la secundaria y comencé a palpitar la historia. Ahí me di cuenta que no era una parienta más, sino que Remedios era una tía célebre. Comencé a escuchar con más atención, a indagar y a transformar la curiosidad en un trabajo detectivesco.

¿Alguna anécdota en particular?
 

Sí, en general había divisiones en la familia con respecto a las opiniones sobre Remedios. Alguna tía con un poco de malicia me dijo que Remedios no era una santa, como la quisieron pintar. Sin embargo, después de mucho indagar, creo que fue una pobre muchacha con una vida muy desgraciada, que murió a los 25 años enferma de tuberculosis y en ese tiempo, ser tísica no era fácil. Además, su sueño, su fantasía de amor, de historia romántica, se vio absolutamente frustrada. Tuvo una vida matrimonial desgraciada porque se casó con un hombre con el que casi no vivió. El tenía 34 y ella 14 cuando se casaron. Ella se murió a los 25 años y en los 11 años de casados, te puedo asegurar que no estuvieron ni 365 días juntos. No fue un matrimonio feliz de ninguna manera.

¿Ella participó de la lucha por la independencia?
 

Participó donando sus joyas para la campaña y, con las damas mendocinas, hicieron la bandera y uniformes. Remedios dejó todo por San Martín. Ella era la hija de una familia muy poderosa y rica de Buenos Aires y se fue a Mendoza abandonando su vida cómoda para ser la mujer austera de un militar. Hay una anécdota muy conocida: la noche de bodas Remedios llegó a la quinta de su hermana con el ajuar y cuando San Martín lo vio casi le prende fuego. Le dijo que se quedara con lo menos llamativo y ella obedeció sin chistar. Ella tenía 14 y el 34 años. De ser una niña caprichosa que podía tener lo que quisiera, eligió a este hombre con quién no pudo ser feliz.

¿Crees que San Martín se casó por conveniencia?
 

Te diría que a él le vino muy bien casarse con esta rica heredera que le facilitaba entrar a la sociedad porteña. Cuando San Martín llegó a Buenos Aires no lo conocía nadie, no era nadie. Entonces, entrar al círculo de los Escalada y tener el aval de esta familia tan poderosa, le hacía más fácil instalarse en Buenos Aires.

¿Remedios lo habrá engañado por frustración o venganza?
 

Seguramente. Porque Remedios era una muchacha de 16 años llena de ilusiones, con toda la frescura de la vida, y estaba al lado de un hombre mucho mayor interesado en otros asuntos. Ella se sentiría muy abandonada y maltratada.

¿La llegada de Mercedes no mejoró la relación?
 

Mercedes no logró convertirla en una mujer más feliz. Ella quería otra vida y sus sueños no se cumplieron nunca. Además su madre se lo había advertido desde el primer segundo y ella no hizo caso. El padre ya tenía el candidato para ella, que era Gervasio Odorna, pero Remedios se cruzó con San Martín, se enamoró y logró torcer su destino. El padre claudicó y le dio el gusto, aunque la madre estaba en absoluto desacuerdo y se lo hacía notar con desplantes e insultos. Lo despreciaba y le decía en la cara cosas como “soldadote”, “plebeyo”. Pero él hizo de tripa a corazón y siguió adelante.

Tal vez la quería...
 

La idea que tenemos de amor hoy es absolutamente diferente a la de aquellos tiempos. Juzgarlos después de dos siglos sería ridículo.

En una época tan vacía de héroes, resulta difícil escuchar cosas malas de San Martín o de Remedios...
 

Sí, es un disparate porque nada de lo que pasó entre ellos lo hace a San Martín menos héroe. Por eso te digo que la novela es mucho más que el relato de la infeliz vida matrimonial de Remedios y San Martín.

¿Qué te parece el epitafio que le dedicó San Martín a Remedios?
 

Muy frío. El no llegó cuando murió, sino unos ocho meses después y eso enojó mucho más a la familia que nunca le perdonó eso. Pero hay que contextualizar y entender que San Martín estaba enfermo y que entrar a Buenos Aires era difícil. Su vida corría peligro, tenía un precio. El llegó a Buenos Aires a cobrar un dinero que le debía el Estado (y que no le pagó), para buscar a su hija y tomarse un barco a Europa para salvar su vida. Su suegra no le quería entregar a Mercedes, demoraron varios días en dejársela ver y no fue nada fácil para él tampoco. Lo rescatable es que soportó la afrenta y se hizo cargo de su hija. Por eso hago un relato de los hechos, tratando de no ponerme de ningún lado para poder disfrutar. 
 

San Martín fue el gran hombre de la historia nacional. Un incomprendido, un hombre vanguardista, iluminado, con ideas de avanzada.
 

¿Fue Bernardo de Monteagudo el gran amor de Remedios?
 

Remedios habría tenido encuentros privados con dos subalternos de su marido: Gregorio Murillo y Joaquín Ramiro, a quienes San Martín castigó. Sin embargo cuando me dijeron lo de Monteagudo, no lo quise creer. Tal vez porque me costaba pensar que Bernardo pudo traicionar a su hermano de logia. En ese tiempo las conspiraciones estaban a la luz del día, no te podías dar vuelta que te daban una puñalada. Era el tiempo de las sociedades secretas y había que transitar en silencio para no crear susceptibilidades y posibilidades de traición. Fue una tía abuela quién me aseguró que Monteagudo y Remedios habían tenido un gran romance. Era un abogado muy buenmozo, un gran seductor y muy mujeriego.
 

¿Cómo fue el final de la vida de Remedios?
 

Estuvo varios años muy enferma y murió cuando apenas tenía 25 años. Remedios volvió de Mendoza a Buenos Aires a vivir en la casa de sus padres, y agravada la enfermedad que padecía, por consejo médico debió irse a una quinta de los alrededores (actual Parque de los Patricios), de propiedad de su medio hermano Bernabé. Abatida y enferma, esperaba siempre la vuelta de su esposo, anunciada tantas veces. La muerte de su padre, el 16 de noviembre de 1821, agravó su malestar, justamente en los momentos en que San Martín renunciaba a gozar de la victoria y de las delicias del poder, después de la célebre entrevista de Guayaquil, y se retiraba para siempre de la escena política, cerrando su vida pública con un gesto de grandeza que debe ser siempre profundamente comprendido, porque su renunciamiento evitó la guerra civil en Sudamérica que habría destruido la obra emancipadora iniciada en mayo de 1810.

¿Cómo supo de su muerte San Martín?

Remedios estaba muy atormentada por preocupaciones que facilitaron el desarrollo de su enfermedad. Murió en la quinta en que se radicó para combatir su mal, el 3 de agosto de 1823. San Martín estaba en Mendoza y en junio había escrito su última carta a Nicolás Rodríguez Peña, en que le decía que le había llegado el aviso de que su mujer estaba moribunda, cosa que lo tenía de “muy mal humor”. Pero sus propios males le impidieron llegar a Buenos Aires para ese momento. Su sobrina Trinidad Demaría de Almeida, dijo que murió pensando en San Martín.

¿Cuánto tiempo indagaste para lograr la novela?
 

Tuve más de tres años de investigación feroz para lograrla. No es una biografía ni un libro de historia, pero trabajé mucho al lado del historiador Diego Arguindegui para no errar en el contexto histórico y social. No quería equivocarme y traté de ser absolutamente fiel al momento histórico. Arduo y placentero. Contar esta novela fue la excusa para contar una historia mucho más grande: los sucesos políticos y sociales desde un poco antes de las invasiones inglesas hasta el principio de las luchas intestinas de lo que sería luego nuestra Nación. Tenemos una historia enorme y apasionante que da excusas permanentemente para entrar y convertirnos en detectives.

¿Qué imagen de Remedios y de San Martín deja tu novela?
 

Ella fue una muchacha desdichada con una intensa y corta vida. No fue feliz aunque tenía todo para serlo. Remedios fue una gran infeliz, incluso en las imágenes su mirada no resulta feliz porque tuvo un sueño de amor, de familia, que no pudo cumplir. San Martín fue el gran hombre de la historia nacional. Un incomprendido, un hombre vanguardista, iluminado, con ideas de avanzada, luego despreciado al punto que fue a morir pobre al extranjero. Muy interesante persona, un hombre laberinto, difícil de sondear y de definir. Con muchos misterios. Su vida privada no fue feliz pero no podía ser de otro modo porque su gran amor era la causa: libertar América. Acá estamos todos en una Nación, gracias a él en gran medida.
 

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