Walter Castillo (34), un hombre que era intensamente buscado por la Policía luego de haber apuñalado reiteradamente a su pareja, la contadora Daniela Romero, de su misma edad, se entregó en la madrugada de ayer en la comisaría 3 y quedó a disposición de la fiscal penal 2, María Inés Loyola, quien supuestamente lo iba a indagar en la misma mañana de ayer, pero que, de acuerdo a informes extraoficiales, pospuso la medida para el lunes, a partir de las 9, supuestamente para permitir la recuperación del hombre, quien, aparentemente llevaba varias horas sin dormir.
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Walter Castillo (34), un hombre que era intensamente buscado por la Policía luego de haber apuñalado reiteradamente a su pareja, la contadora Daniela Romero, de su misma edad, se entregó en la madrugada de ayer en la comisaría 3 y quedó a disposición de la fiscal penal 2, María Inés Loyola, quien supuestamente lo iba a indagar en la misma mañana de ayer, pero que, de acuerdo a informes extraoficiales, pospuso la medida para el lunes, a partir de las 9, supuestamente para permitir la recuperación del hombre, quien, aparentemente llevaba varias horas sin dormir.
Castillo, quien quedó alojado en la Alcaidía Judicial, está acusado de intento de homicidio agravado, carátula que fue interpuesta por el juez de Instrucción Formal 1, Martín Pérez, quien al analizar el expediente del caso decidió cambiar su rótulo original, suscripto por la fiscal, que solo se refería a “lesiones”, motivo por el cual, luego del hecho de sangre, ocurrido en la madrugada del martes pasado, a eso de las 5, el hombre desapareció de sus lugares habituales y se pensó que había escapado de Salta rumbo a Corrientes, de donde se suponía que era oriundo, aunque el mismo aclaró, luego de entregarse, que es natural de Mendoza.
El hombre, por causas que se desconocen, atacó a su compañera en un arranque de ira, en el que no solo fue violento físicamente sino que de manera verbal, ya que le habría dicho: “Tengo sida y he estado con muchas otras mujeres”. Revelación que irritó a la mujer, con quien mantenía una relación desde hace años. Tras ello, tomó un cuchillo de cocina con una hoja de 22 centímetros de largo y le propinó incontables puntazos y cortes, dejándola en estado grave y con heridas en los pulmones.
La mujer logró escapar y esconderse en la cocina de su casa, del barrio Tres Cerritos, donde estaban ambos, para luego huir hacia el exterior y refugiarse en el automóvil de su propiedad, un Ford Ka, estacionado en la vereda. Desde allí, sangrante y en un estado de debilidad tremendo, llamó al 911.
La profesional fue intervenida dos veces, se halla en estado muy delicado y con serios problemas a raíz de las heridas.
Esa misma madrugada y tras ser informada por la Policía de lo sucedido, la fiscal Loyola, en una medida incomprensible, dictaminó la libertad del agresor, quien desapareció, aunque en la ayer reapareció y se entregó.
Castillo alquilaba una habitación en calle Miguel Ortiz al 100, donde no llegaba desde hace más de 20 días.
Los dueños del inmueble, un matrimonio mayor, contaron que la mujer pagaba regularmente la cuota de alquiler ($400) y se mostraron asombrados por lo ocurrido. “Era una persona tranquila, excelente”, dijeron. “No sé qué le pasó”, le había dicho, a su vez, la contadora a El Tribuno, con voz tenue, desde su lecho de enferma, en la sala de mujeres del hospital San Bernardo.