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Matan al cuñado de Al Assad y Siria ya es tierra de nadie

Miércoles, 18 de julio de 2012 21:03

La violencia, en su máximo esplendor. Ayer, el ministro de Defensa sirio, Daud Abdalláh Rayija, y su viceministro y cuñado del presidente, Aseef Shaukat, fallecieron en un atentado suicida que se había perpetrado contra la sede de la Seguridad Nacional en Damasco, según informó la televisión oficial siria. Por otro lado, también se confirmó la muerte del general Hassan Turkmani, exministro de Defensa y antiguo jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, que falleció a causa de las heridas sufridas en el atentado que terminó con la cúpula de Seguridad siria.

Por otra parte fuentes oficiales confirmaron que el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim al Shaar, está herido y su situación es estable, pese a que algunos medios de comunicación habían anunciado su muerte en el ataque.

Los responsables gubernamentales se encontraban en el edificio de la Seguridad Nacional, ubicado en la zona de Abu Rumaneh, en el centro de Damasco, cuando se produjo la explosión. Tras el estallido, el área fue cercada por los efectivos gubernamentales, que habían cerrado los accesos y varias ambulancias se dirigieron al lugar, según ha podido constatar Efe.

La respuesta del régimen

Por otro lado, instantes después de este atentado, cinco explosiones se registraron en el distrito de Muhayirin, en el noroeste de Damasco, cerca de la base de la Cuarta División Acorazada del Ejército -comandada por el general Maher al Assad, hermano del presidente Bashar al Assad-, según han informado testigos.

Se desconoce si el objetivo de estas explosiones fueron las fuerzas militares de esta división. El ministro de Información, Omran Zoabi, negó que se haya producido alguna explosión en la base.

En este marco, la oposición siria denunció ayer la muerte de más de 60 personas en bombardeos y ataques de las fuerzas.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, al menos 62 civiles y rebeldes fallecieron en esta jornada en el país, de los cuales una veintena murió en la capital. Sin embargo, a esta cifra los Comités de Coordinación Local (CCL) la elevaron a 92 personas.

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La violencia, en su máximo esplendor. Ayer, el ministro de Defensa sirio, Daud Abdalláh Rayija, y su viceministro y cuñado del presidente, Aseef Shaukat, fallecieron en un atentado suicida que se había perpetrado contra la sede de la Seguridad Nacional en Damasco, según informó la televisión oficial siria. Por otro lado, también se confirmó la muerte del general Hassan Turkmani, exministro de Defensa y antiguo jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, que falleció a causa de las heridas sufridas en el atentado que terminó con la cúpula de Seguridad siria.

Por otra parte fuentes oficiales confirmaron que el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim al Shaar, está herido y su situación es estable, pese a que algunos medios de comunicación habían anunciado su muerte en el ataque.

Los responsables gubernamentales se encontraban en el edificio de la Seguridad Nacional, ubicado en la zona de Abu Rumaneh, en el centro de Damasco, cuando se produjo la explosión. Tras el estallido, el área fue cercada por los efectivos gubernamentales, que habían cerrado los accesos y varias ambulancias se dirigieron al lugar, según ha podido constatar Efe.

La respuesta del régimen

Por otro lado, instantes después de este atentado, cinco explosiones se registraron en el distrito de Muhayirin, en el noroeste de Damasco, cerca de la base de la Cuarta División Acorazada del Ejército -comandada por el general Maher al Assad, hermano del presidente Bashar al Assad-, según han informado testigos.

Se desconoce si el objetivo de estas explosiones fueron las fuerzas militares de esta división. El ministro de Información, Omran Zoabi, negó que se haya producido alguna explosión en la base.

En este marco, la oposición siria denunció ayer la muerte de más de 60 personas en bombardeos y ataques de las fuerzas.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, al menos 62 civiles y rebeldes fallecieron en esta jornada en el país, de los cuales una veintena murió en la capital. Sin embargo, a esta cifra los Comités de Coordinación Local (CCL) la elevaron a 92 personas.

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