¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

23°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Hallan escondido el camión del carnicero ajusticiado

Sabado, 28 de julio de 2012 10:40

Efectivos de la Brigada de Investigaciones 4, de Tartagal, hallaron ayer, escondido bajo un tinglado del barrio residencial Los Payos, de Tartagal, un camión de propiedad de Daniel Guzmán, el carnicero de 34 años que fue asesinado en Salvador Mazza, el 12 del corriente, de un tiro en la nunca junto a su ayudante, Oscar Daniel “Coqui” Aráoz (35), en la finca del primero, a pocos metros de uno de los tantos pasos clandestinos que vinculan a la ciudad fronteriza con la República de Bolivia.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Efectivos de la Brigada de Investigaciones 4, de Tartagal, hallaron ayer, escondido bajo un tinglado del barrio residencial Los Payos, de Tartagal, un camión de propiedad de Daniel Guzmán, el carnicero de 34 años que fue asesinado en Salvador Mazza, el 12 del corriente, de un tiro en la nunca junto a su ayudante, Oscar Daniel “Coqui” Aráoz (35), en la finca del primero, a pocos metros de uno de los tantos pasos clandestinos que vinculan a la ciudad fronteriza con la República de Bolivia.

El pesado transporte, un Mercedes Benz con patente GMG 849 y equipado con un tráiler carrozado con un equipo frigorífico, se hallaba bajo un tinglado de propiedad del diputado electo por el frente olmedista (“Salta Somos Todos”), Manuel Pailer, quien declaró, de acuerdo con fuentes policiales extraoficiales, que no tenía nada que ver con la unidad secuestrada y que su única participación en el tema era haber alquilado el galpón a un tercero, aunque sin dar mayores precisiones.

El allanamiento del inmueble fue ordenado por el juez Federal 3, con asiento en Orán, Raúl Juan Reynoso, en el marco de una serie de operaciones calificadas como “secretas” y que comenzaron a primera hora de la víspera.

Daniel Guzmán y su empleado Aráoz fueron ultimados al estilo propio de los cárteles de la droga: los hicieron arrodillar y les descerrajaron sendos disparos en la nuca con un arma de puño de grueso calibre.

“Esta es la postal de un típico ajuste de cuentas narco”, dijo un oficial que participó del procedimiento iniciado a partir del hallazgo de los cuerpos, ajusticiados entre las 8.30 y las 9 del 12 del corriente.

El Mercedes Benz fue trasladado a la sede de la Unidad Regional 4, donde hasta el cierre de esta edición especialistas de la División Drogas Peligrosas de la Policía de la Provincia, que viajaron desde la capital, trabajaban en el desguace del tráiler cerrado térmico de la unidad, ya que se piensa que “se halla cargado”. Es decir, que entre sus paredes metálicas podría haber cocaína oculta, sospecha que cobra verosimilitud si se tiene en cuenta que el crimen de los dos hombres estaría vinculado a una mejicaneada de no menos de 40 kilogramos de cocaína, perpetrada por Daniel Guzmán, de acuerdo con informes que maneja la Policía.

La teoría ganó fuerza cuando, por orden del juez Reynoso, se autorizó la apertura de la caja y cabina de la unidad.

En la parte posterior, encontraron elementos para la realización de soldaduras, similares a los utilizadas por los chapistas. En el habitáculo hallaron documentos importantes.

Otro hecho igual

 Un día antes de que fueran hallados los cuerpos de Daniel Guzmán y Oscar Daniel “Coqui” Aráoz, en Salvador Mazza, el fiscal Federal de Orán, José Luis Bruno, confirmaba a El Tribuno sobre la existencia de un hecho idéntico ocurrido en un paraje rural de las afueras de Tarija (Bolivia), donde hallaron muertos, con una bala en la cabeza cada uno, a dos hombres que habían sido encadenados de pies y manos.
Ambos habían sido ultimados de rodillas, en lo que parecía ser una ceremonia de ajusticiamiento narco.
Uno de ellos era el remisero oranense Marcel Torres, quien, pese a su origen, trabajaba haciendo recorridos entre Bermejo y Tarija en un taxi de su propiedad.
Su esposa, Yolanda Tastaca Cruz, y su madre, Marta Rivero, habían denunciado su desaparición entre el 12 y el 15 de junio y la recepción de llamadas extorsivas de bolivianos que le exigían 80 mil dólares “o la devolución de la merca”.

Temas de la nota

PUBLICIDAD