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Cansada de hacer denuncias, optó por abandonar el barrio

Sabado, 18 de agosto de 2012 20:53

“Me fui porque nadie hace nada, pero tengo miedo por el resto de mi familia que quedó en el barrio y por mis hijos”, explicó esta joven madre (25), quien optó por mudarse de su barrio, luego de que varias veces fuera amenazada y que apedrearan su vivienda. La mujer, que prefirió no revelar su identidad para salvaguardar a su familia, y que se identifica con las siglas S. M., aseguró a El Tribuno que las denuncias que radicó en la policía no le sirvieron de nada.

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“Me fui porque nadie hace nada, pero tengo miedo por el resto de mi familia que quedó en el barrio y por mis hijos”, explicó esta joven madre (25), quien optó por mudarse de su barrio, luego de que varias veces fuera amenazada y que apedrearan su vivienda. La mujer, que prefirió no revelar su identidad para salvaguardar a su familia, y que se identifica con las siglas S. M., aseguró a El Tribuno que las denuncias que radicó en la policía no le sirvieron de nada.

No solo apedrearon su casa, sino que el fin de semana pasado volvió a pasar lo mismo.

El domingo anterior, en horas de la madrugada, un grupo de unas 60 personas se pararon enfrente de la casa en la que vive la madre de S. M y comenzaron a arrojar piedras y cascotes de todo tamaño. La mujer contó que otras casas tuvieron daños y que en total hay unas 35 denuncias, incluidas las de ella, su madre y otros vecinos, contra ese grupo.

“Rompieron la parte delantera de la casa por las piedras que tiraron y atacaron a uno de mis hermanos”, relató.

La joven mencionó que los problemas con la patota de barrio 17 de Octubre y algunos dealers de la zona empezaron hace dos meses.

La joven explicó que el conflicto se originó cuando un día el grupo de jóvenes que se juntaba en la esquina de su casa por las noches, en barrio Juan Manuel de Rosas, fue estafado por la dealer de la zona, quien les vendió menos pasta base por el mismo precio de siempre. Esa noche, en el grupo estaban dos hermanos de la joven. S.M aclaró que ellos consumen eventualmente, pero que no son adictos.

“Desde ahí se inició el problema porque empezaron a apedrear mi casa y hasta me amenazaron con quemarla porque mis hermanos estuvieron en esa noche”, relató la vecina, quien pudo asentar la denuncia en la Comisaría Sexta de Ciudad del Milagro, una semana después del hecho.

El personal policial le indicó que no podían tomar una denuncia policial sin un nombre real o domicilio concreto del denunciado.

Una sucesiva ola de hechos violentos afectaron a la familia, su propia casa como la de su madre.

“Realmente tengo miedo. Cada vez que llega el viernes yo no duermo porque sé que puede pasarle cualquier cosa a mi familia”, relató la mujer, quien aseguró que la Policía nunca le dio respuesta a sus denuncias y que solo la dejó más expuesta al peligro.

Por las amenazas, S. M pidió a la comisaría una custodia policial que fue denegada, mientras que “a la que vende droga se la dieron inmediatamente. No entiendo cómo se manejan las cosas”, aseveró.

 

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