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El albo equivocó los caminos

Lunes, 20 de agosto de 2012 23:23

 Gimnasia y Tiro volvió a sucumbir en una escenografía tucumana, esta vez en manos del recién ascendido San Jorge, por 2 a 1.

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 Gimnasia y Tiro volvió a sucumbir en una escenografía tucumana, esta vez en manos del recién ascendido San Jorge, por 2 a 1.

Más allá de la vergonzosa forma en la que el árbitro Francisco Acosta le metió la mano en el bolsillo al albo, le faltó capacidad para empatar un partido posible.
Casi desde el vestuario, llegó el primer golpe de nocaut al mentón de la estructura anímica de Gimnasia. A los 50 segundos de juego, una excelente maniobra colectiva del local desembocó en la apertura del marcador por intermedio de Ezequiel Naresse. De movida, el equipo del Tano la tuvo cuesta arriba, como toda la tarde, peleando con el destino, con la fortuna, con el rival y con el arbitraje. Gimnasia no tuvo tiempo de acomodarse y San Jorge aprovechó para arrinconarlo más de la cuenta y crearle un par de situaciones más. El equipo salteño era un desconcierto, no lograban ensamblarse las líneas y las conexiones fallaban.
A partir de los 25’ la tendencia empezó cambiar y el millonario se animó un poco más, con la injerencia de un pulmón de acero en el sector izquierdo como Vezzani, que empezó a lastimar por la banda en busca de la cabeza de la Chancha Zárate. Lo peor llegó en el final, con el clarísimo penal no cobrado para Gimnasia, cuando Aníbal Medina sacó el balón con los puños en la línea.
En el complemento el Tano mandó al equipo al frente, sacó a un flojo Mecha Rodríguez, metió a los frescos Ivo Cháves y Villarreal y rearmó la línea de tres. Y cuando se empezaba a acomodar llegó el segundo gancho al hígado: un golazo inesperado de Juan Cabrera desde afuera que dejó helados a todos. Paradójicamente, a partir de allí se vio lo mejor de Gimnasia, que al minuto achicó las cifras tras una buena maniobra de Ceballos, quien le envió una bocha precisa a Iván Agudiak, que definió esquinado. Tras cartón, vino un nuevo papelón del árbitro Acosta, que invalidó el empate del albo (un golazo al ángulo de tiro libre) sólo porque no le gustó la cara de Vezzani. La desesperación hizo mella en Gimnasia tras los fallos que no lo favorecían. Pero más allá de los perjuicios extrafutbolísticos, al albo le faltaron ideas y entendimiento colectivo como para empatarle a un rival con muchas limitaciones, y que con poco, hizo mucho.
 
Bajo la lupa
 
Juan Cruz Mulieri (6): cumplió. Le hicieron un gol al minuto, pero no tuvo ninguna injerencia en el golazo de Juan Cabrera. 
 
Sergio Plaza (5): intentó ser salida clara por derecha, pero sin buenos frutos.
 
Diego Ianiero (4): el defensor impone presencia y es firme. Lamentablemente, su temperamento le jugó en contra.
 
Rodrigo López (6): lo más sólido de la errática defensa. 
 
Pablo Rodríguez (5): sus 45 minutos en cancha dejaron poco y nada en el tintero. 
 
Maxi Gómez (6): fue acertada su intervención en la gestación del juego dentro de un apático y mal jugado primer tiempo. 
 
Osvaldo Young (5): discutió mucho con el árbitro. Alternó buenas y malas.
 
Matías Ceballos (5): Matías Fernández lo anuló en gran parte del juego, pero cuando se encendió, Gimnasia mostraba otra cara. Gran pase a Agudiak en el gol.
 
Sebastián Vezzani (7): sin dudas, lo mejor de Gimnasia. Un motorcito que corrió, metió, raspó y lastimó siempre al sector derecho de la defensa tucumana. Encima, marcó un golazo de tiro libre que fue anulado injustamente.
 
Iván Agudiak (6): marcó el único, tanto de Gimnasia. Tuvo presencia en el área. Aprobado.
Leandro Zárate (6): todavía le falta, pero generó algunas faltas e hizo ganar terreno.
 
Ivo Cháves (5): fue un oxígeno por derecha tras la salida de Gómez. Le faltó comprometerse más en ataque.
 
Rubén Villarreal (7): lo mejor entre los relevos. Su ingreso le imprimió vértigo al equipo. 
 

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