En su afán por desnaturalizar los masivos cacerolazos del jueves, el kirchnerismo salió a ratificar que no cambiará ninguna de las políticas aplicadas en los últimos años. El mensaje no tiene dobles interpretaciones: “La gente nos votó para que profundicemos el modelo y eso vamos a hacer”. Sin embargo, ese “modelo” ya tuvo cambios sustanciales en los hechos: hasta hace poco no había trabas al dólar, restricciones a las importaciones, abuso de la cadena nacional ni rumores de una re-
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En su afán por desnaturalizar los masivos cacerolazos del jueves, el kirchnerismo salió a ratificar que no cambiará ninguna de las políticas aplicadas en los últimos años. El mensaje no tiene dobles interpretaciones: “La gente nos votó para que profundicemos el modelo y eso vamos a hacer”. Sin embargo, ese “modelo” ya tuvo cambios sustanciales en los hechos: hasta hace poco no había trabas al dólar, restricciones a las importaciones, abuso de la cadena nacional ni rumores de una re-
reelección presidencial. Todos esos temas, sumados a una profundización inflacionaria con menor crecimiento, surgieron después de las elecciones y ninguno de ellos formó parte de la campaña electoral. De ser cierto que las manifestaciones estuvieron guiadas solo por el odio como asegura el Gobierno, lo peor que se puede hacer es responder con más odio. La estigmatización de la gente, tratándola de golpista y desestabilizadora por el solo hecho de no comulgar con el Ejecutivo, solo consigue acrecentar la bronca de un sector que ya estaba enojado de por sí. Algo así como echarle nafta a un fuego que crece de manera lenta, pero continua.