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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Salta, más linda que nunca

Martes, 22 de enero de 2013 12:13

La Selección salteña se plantó de pie, firme, sin titubeos ni complejos de inferioridades ante un rival de Primera División que llegó a Salta con toda la artillería pesada. No escatimó a la hora de poner la pelota al ras del piso y hacerla circular, bien al estilo Víctor Alfredo Riggio en su actual etapa en Gimnasia y Tiro. Y así venció por 1 a 0 a San Lorenzo, dejando interesantes conclusiones para los equipos salteños que empezarán a jugar desde el fin de semana sus respectivos torneos de AFA.

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La Selección salteña se plantó de pie, firme, sin titubeos ni complejos de inferioridades ante un rival de Primera División que llegó a Salta con toda la artillería pesada. No escatimó a la hora de poner la pelota al ras del piso y hacerla circular, bien al estilo Víctor Alfredo Riggio en su actual etapa en Gimnasia y Tiro. Y así venció por 1 a 0 a San Lorenzo, dejando interesantes conclusiones para los equipos salteños que empezarán a jugar desde el fin de semana sus respectivos torneos de AFA.

El combinado local estaba dispuesto a no ceder terreno y a jugarle de igual a igual a los gauchos de Boedo y a su tropa de elite. Y si bien fue Salta el que se mostró más aceitado en los primeros minutos, empezó a ceder terreno con el correr de los minutos y cometió la osadía de exponerse al desafío de dejar que los de Pizzi sean los que propongan y manejen la pelota.

Pero el selectivo que representa a la provincia no se quedó atrás y respondió. Ceballos tuvo la responsabilidad en los doce pasos, pero su penal fue demasiado anunciado para un “viejo zorro” como Pablo Migliore, quien le adivinó la intención y le ahogó el grito a los salteños (30').

Fue un entretenido primer tiempo, pese a que la lluvia y el vapuleado césped del Martearena confabularon en contra del buen juego.

El complemento sirvió para que el ciclón afloje las cargas y para que el Tano Riggio haga lucir a los ojos de la vidriera y la TV del país a sacrificados jugadores salteños como Gustavo Barrionuevo (Mitre) y el Sopita Quiroga (River de Embarcación). Para que Salta consiga oxígeno con los cambios y empiece a florearse en la cara del ciclón, hasta el punto de faltarle el respeto. La entrada de Magno le cambió la fisonomía. Y tras una contra perfecta, encabezada por Ceballos a los 16 minutos, el Sacha definió con elegancia ante la salida de Migliore, tras una fenomenal corrida del jugador azabache. Tras el gol, el equipo salteño se agrandó, sacó pecho y empezó a lucirse ante un impávido San Lorenzo que empezaba a marearse tras tanto toqueteo. Tras cartón, tras un centro quirúrgico de Ceballos, le tocó al ingresado Noir reventar el travesaño con un potente cabezazo, ante el desconcierto de los cuervos que la veían pasar.

Pero el ciclón no se resignó, y permitió que el otro ingresado, el uno Pedroso, luzca sus manos tras un furibundo remate de Jara. De a poco, los locales volvieron a ceder la pelota a un equipo que sabe y que mostró argumentos para el empate, que no pudo ser mientras los minutos se esfumaban a favor de un equipo que se formó sobre la marcha y con escaso rodaje conjunto. Pese a ello, la victoria salteña fue justificada con creces.

El partido de los sueños

Lo que para San Lorenzo fue un partido más, para algunos de los valores que incluyó Víctor Riggio en la Selección salteña fue uno de los juegos más especiales de sus vidas.
Fue el caso de Gustavo Barrionuevo, volante de Mitre, y Carlos Quiroga, de River de Embarcación, quienes se dieron el lujo de enfrentar a las figuras del ciclón en un encuentro televisado para todo el país. “Fue algo increíble haber sido seleccionado entre tantos jugadores destacados de mi provincia. Jugamos como si nos conociéramos, eso merece destacarse. Fue una oportunidad hermosa de mostrarme para todo el país, espero poder seguir adelante y sacar provecho de esto”, expresó el Mudo Barrionuevo, mientras que las sensaciones fueron similares para otro sacrificado valor local, como el Sopita Quiroga. “Venir del interior y jugar con un equipo de primera que trajo todo fue una alegría inmensa”, dijo el Sopita, quien al final del encuentro quiso un trofeo “extra” de Migliore, pero el “uno” del ciclón se lo negó. “Le pedí los guantes, pero no me los quiso dar y se fue enojado”, contó.

La lluvia, otra vez un rival inoportuno

Como sucedió en el triangular de verano, el mal tiempo confabuló contra el espectáculo y la concurrencia. Si bien se esperaba una convocatoria superior, apenas 3 mil personas se dieron cita en el Martearena. Pese a la torrencial lluvia que se desató en el complemento, el vapuleado césped del Martearena aguantó bien.
Antes del encuentro, desde temprano, la movida del cuervo-móvil y la captación de socios tuvo un relativo éxito y sumó varios adeptos entre los salteños



 

  

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