Salió de su casa junto a su familia en 1987. En el tren, se quedó dormido. Creía que estaba en la estación de tren de Calcuta, en India. Pero no. La multitud era demasiada. No reconocía el lugar. Jamás volvió a encontrar a sus padres, que también perdieron su rastro, en un momento confuso que ni ellos supieron explicar.
inicia sesión o regístrate.
Salió de su casa junto a su familia en 1987. En el tren, se quedó dormido. Creía que estaba en la estación de tren de Calcuta, en India. Pero no. La multitud era demasiada. No reconocía el lugar. Jamás volvió a encontrar a sus padres, que también perdieron su rastro, en un momento confuso que ni ellos supieron explicar.
La historia relata que hace 27 años, Saroo se encontraba con su hermano Guddu, quien en ese entonces tenía 14 años. El hermano mayor lo dejó solo y vagó por el tren en Berhanpur, el menor dormía esperando el regreso de su hermano, pero cuando Saroo despertó se encontró sólo.
A1.500 kilómetros de distancia, Saroo llegó a Calcuta, durante semanas sobrevivió en las calles y después fue llevado a un orfanato donde los Brierleys, una familia australiana, lo adoptó cuando tenía 6 años.
Ya con su nueva familia, cruzó el océano hasta la ciudad de Hobart, Tasmania. Con nuevo hogar, país y nombre, Saroo Brierley buscó durante más de un cuarto siglo regresar a casa.
En 2011, con vagos recuerdos e imágenes de Google Earth, Saroo logró identificar su ciudad natal. Con la función de regla en Google Earth, trazó un radio de búsqueda al hacer una conjetura acerca de lo lejos que viajó en el tren.
Después de incontables horas de repasar y repasar esta área de imágenes de Google Earth, Saroo vio una vaga referencia que le llevó a desbloquear los recuerdos de cuando tenía cinco año: un barrio, la calle y el techo de estaño le resultaron familiar.
En el 2012, Saroo se embarcó en un viaje de regreso a Australia Khandwa, India. Una vez que llegó, compartió su historia con los lugareños que le ayudaron a encontrar su camino de regreso a casa con su madre, su hermano y su hermana.
Esta increíble historia real se extiende por décadas, miles y continentes. Si no fuera por la esperanza, la determinación y la tecnología, Saroo habría permanecido para siempre perdido.