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La policía allanó una casa por error y con violencia

Sabado, 16 de noviembre de 2013 02:31

Una familia humilde de canillitas denunció haber sido víctima de un allanamiento erróneo y un indignante atropello policial. Es que efectivos irrumpieron en su vivienda, ubicada en la manzana 188 A, casa 7, del barrio 26 de Marzo, en la zona sudeste de la capital salteña, ayer a las 7.20. “Justo había terminado de bañar a mi nietito, que tiene seis años y escuché que un auto frenó, así que miré por la ventana. Eran policías y en sus chalecos decía brigada. Mientras iba hasta la puerta, un policía le pegó una patada y entró. Me arrinconó contra la pared, cerca del pasillo. Pasaron todos a la pieza y uno me dijo "tenemos orden de allanamiento'. Les pregunté de que y solo me contestaron "tenemos que revisar', relató Mercedes Sajama (59), quien desde hace 40 años se desempeña como vendedora de diarios. “Me hicieron arrodillar y a mi nieto también. El nene lloraba. Empezaron a bajar toda la ropa del placard. Tiraron colchones y papeles al piso. Destaparon la computadora y me dijeron ¿dónde están los papeles de todas estas cosas?. Entonces les entregué los papeles, porque nosotros no tenemos nada robado. Todo es nuestro. Pero siguieron revolviendo. Después agarraron el celular de mi hija y dijeron "esto es robado'. Yo les expliqué que no, ya que lo compramos con la tarjeta Naranja”, sostuvo Sajama, mientras exhibía los resúmenes de pago en los que efectivamente consta que adquirió el teléfono de forma legal. Los efectivos intentaron secuestrar un celular Nokia y una computadora Banghi, pero no pudieron hacerlo ya que la familia cuenta con las boletas de pago.

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Una familia humilde de canillitas denunció haber sido víctima de un allanamiento erróneo y un indignante atropello policial. Es que efectivos irrumpieron en su vivienda, ubicada en la manzana 188 A, casa 7, del barrio 26 de Marzo, en la zona sudeste de la capital salteña, ayer a las 7.20. “Justo había terminado de bañar a mi nietito, que tiene seis años y escuché que un auto frenó, así que miré por la ventana. Eran policías y en sus chalecos decía brigada. Mientras iba hasta la puerta, un policía le pegó una patada y entró. Me arrinconó contra la pared, cerca del pasillo. Pasaron todos a la pieza y uno me dijo "tenemos orden de allanamiento'. Les pregunté de que y solo me contestaron "tenemos que revisar', relató Mercedes Sajama (59), quien desde hace 40 años se desempeña como vendedora de diarios. “Me hicieron arrodillar y a mi nieto también. El nene lloraba. Empezaron a bajar toda la ropa del placard. Tiraron colchones y papeles al piso. Destaparon la computadora y me dijeron ¿dónde están los papeles de todas estas cosas?. Entonces les entregué los papeles, porque nosotros no tenemos nada robado. Todo es nuestro. Pero siguieron revolviendo. Después agarraron el celular de mi hija y dijeron "esto es robado'. Yo les expliqué que no, ya que lo compramos con la tarjeta Naranja”, sostuvo Sajama, mientras exhibía los resúmenes de pago en los que efectivamente consta que adquirió el teléfono de forma legal. Los efectivos intentaron secuestrar un celular Nokia y una computadora Banghi, pero no pudieron hacerlo ya que la familia cuenta con las boletas de pago.

A las 7.35, arribó a la vivienda Vanesa Ruiz (28), hija de la mujer, madre soltera, y quien regresaba tras comercializar algunos ejemplares, tal como lo hace diariamente, desde hace 21 años, en las calles San Felipe y Santiago, villa Lavalle y San Ignacio. “En la vereda, me dijeron que no podía pasar por el allanamiento. ¿Como que no puedo pasar si mi familia está ahí? Les respondí y empuje con mi bicicleta. Entré y vi a mis padres y mi hijo arrinconados. Eso fue lo peor”, dijo la joven.

Los policías se presentaron con una orden de allanamiento y secuestro solicitada por la fiscalía penal 6, a cargo de Gabriela Romero Nallar, que se tramita ante la jueza de Garantías 7, Beatriz Renzi. En el escrito se solicita que los efectivos se constituyan en el domicilio de Carlos Daniel Tarcaya, para su detención y que se secuestre un teclado, un televisor LED, equipos de música, joyas de oro, $10.000 y un automóvil Fiat 147, dominio VAG 193 y celulares. “Leí el papel, pero nosotros no sabemos quien es Tarcaya, ni por qué la casa que alquilamos desde hace tres años figura como su domicilio. Mi nene se quedó mal, triste, traumado. Quiero que me expliquen por que nos hicieron esto. Primero tienen que averiguar bien para hacer un allanamiento”, fi nalizó la joven.

 

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