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La primera víctima norteña del terrorismo de Estado

Sabado, 23 de marzo de 2013 22:08

Hoy no es un día más. Se recuerda el 37º aniversario del último golpe militar en nuestro país. El homenaje a los desaparecidos se extenderá por todo el país, y el norte salteño no es la excepción.

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Hoy no es un día más. Se recuerda el 37º aniversario del último golpe militar en nuestro país. El homenaje a los desaparecidos se extenderá por todo el país, y el norte salteño no es la excepción.

La primera víctima del terrorismo de Estado en la región fue el médico tucumano Pedro Enrique Urueña, quien residía en ese entonces en Tartagal.

Tenía 38 años cuando fue secuestrado, unos tres meses antes del golpe militar de 1976. Su cuerpo apareció dinamitado en cercanías del paraje Balbuena, al sur de General Mosconi.

Su único hijo, Pedro Enrique Urueña, también médico, recuerda aquella fatídica noche: “Era la 1.30 de la madrugada del 16 de diciembre de 1975 cuando varios hombres de civil llamaron a la puerta de la casa ubicada en la calle Paraguay 386 en Tartagal. Portando armas largas y a bordo de un Ford Falcon se llevaron a mi padre, quien no opuso resistencia”, contó.

Esa noche, su mamá Ester marcó los números de la policía y de la Gendarmería, pero los teléfonos estaban descolgados; nadie atendía en una acción que años más tarde se conocería como “zona liberada”.

La mujer fue hasta la comisaría 36 y denunció el hecho, pero nunca hubo respuestas.

Aparece el cuerpo

Diez días más tarde, un anónimo colocado en el medidor de luz de una vivienda vecina a los Urueña informaba que el médico había sido ejecutado y que su cuerpo se encontraba cerca de Balbuena, a 20 km al sur de Tartagal.

El cuerpo del doctor Urueña había sido dinamitado y solo pudo ser identificado por el anillo de casamiento y los restos de las prendas de vestir que llevaba cuando fue secuestrado. Sus restos descansan hoy en su provincia natal.

A él le siguieron los mosconenses Menena Montilla, Zoilo Melina y Jorge Santillán, entre otros.

Quién era

El doctor Urueña fue un hombre comprometido con el bienestar de la gente. Era muy conocido en las familias más humildes de Tartagal, Coronel Cornejo, Aguaray o Salvador Mazza, donde había levantado salas de atención para los más carenciados.

Su consultorio funcionaba en Paraguay 386, donde vivía con su esposa e hijo. Hasta allí acudían pobladores de escasos recursos del Chaco salteño y de Bolivia para ser asistidos. “Mi mamá era enfermera de YPF y conoció a mi padre cuando éste llegó de Tucumán en 1969 para trabajar allí”, contó el doctor Pedro Enrique Urueña (h), quien tenía 5 años cuando su padre fue secuestrado y asesinado.

“Mi padre fue asesinado porque era una persona comprometida con el bienestar de los más humildes. Era militante peronista. Mi madre vivió aterrada durante años”, señaló su hijo Pedro.

Hace tres años Mosconi cedió una plazoleta a la entrada de la localidad para recordar a las víctimas del terrorismo de Estado.

Ayer se realizó en Tartagal un acto en honor a las víctimas, en el que participaron familiares de desaparecidos del norte provincial. Fue organizado por la Comisión por la Memoria, Verdad y Justicia del departamento San Martín.

 La memoria,  siempre presente

La desaparición del médico fue un tema tabú durante mucho tiempo en la familia Urueña. “Mi madre me decía que de nada servía revivir ese dolor. Tampoco fue fácil llevar el apellido Urueña, aún en democracia. La primera vez que mi madre habló del tema fue el año pasado, cuando fue convocada para prestar declaración en la megacausa”, contó Pedro Urueña (h), quien terminó el secundario en Tartagal y en 1989 se fue a estudiar Medicina a Córdoba.

Desde hace 4 años es gerente del hospital de Mosconi. Su hijo Facundo tiene 8 años y ya comienza a interiorizarse de lo que pasó en aquellos años porque el tema está incluido en la currícula escolar.

“En la generación de mi hijo la conciencia del "nunca más" será definitiva”, expresó este joven profesional, miembro de la asociación HIJOS, que creció sin la compañía de su padre , pero con el recuerdo siempre presente del doctor Pedro Enrique Urueña.

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