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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Increíble: Ezcurra convenció a Capitanich para hacer un parque nacional privado en Chaco

Jueves, 07 de marzo de 2013 18:34

Volvió el inefable Emiliano Ezcurra,en su momento, prócer del ecologismo vernáculo. Volvió, pero no a Salta, sino a las andadas.Simpático y amante de la vida al aire libre, descubrió en el ambientalismo la mejor forma de no trabajar demasiado, hacer política sin encerrarse en ninguna oficina y ganar cámaras.

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Volvió el inefable Emiliano Ezcurra,en su momento, prócer del ecologismo vernáculo. Volvió, pero no a Salta, sino a las andadas.Simpático y amante de la vida al aire libre, descubrió en el ambientalismo la mejor forma de no trabajar demasiado, hacer política sin encerrarse en ninguna oficina y ganar cámaras.

Ahora está recaudando fondos, no para vender terrenos en la luna sino en el Impenetrable chaqueño.


En Salta, Ezcurra se hizo famoso, primero en la Casona del Molino, donde vivió noches y madrugadas inolvidables. Protagonizó episodios famosos, como su pelea en contra de un gasoducto a favor de otro. Ambos corrían paralelos por la Puna y él descubrió que uno de ellos perjudicaba a los yaguaretés. La hipótesis de que los gasoductos contribuyen a la extición de los grandes felinos, no se le hubiera ocurrido ni a Gabriel García Márquez. A Emiliano, si. Pero no ‘los gasoductos‘ sino ‘un gasoducto‘, el Norandino. Es más fácil acusar a un gasoducto que reconocer que es muy difícil que los ganaderos y los yaguaretés convivan felices.


Cuando terminó la operación - ecológico comercial- junto con su jefe Juan Carlos Villalonga hicieron una campaña telefónica que les reportó cien mil dólares para poner cuatro collares satelitales para rastrear a otros tantos tigres en Orán.Uno de los collares lo perdieron, el otro se lo robaron y, en definitiva, el único que apareció es el que le habían puesto a un ternero, ya que yaguaretés no encontraron ninguno.

De paso, consiguieron otros cien mil dólares gracias al examen favorable de impacto ambiental para Pan American Energy, según consta en la página digital de Greenpeace de enero de 2002 (no consta el pago, sino el estudio; lo de la contribución se supo por otra vía, off de record). Hubo otras aventuras, como aquella que lo llevó a decirle a un empresario azucarero: ‘La yunga llega hasta donde yo quiero‘, o la otra, donde le mostraron a una caramelera un video con el fondo musical de ‘el bombón asesino‘, para asociar a esa marca con los desmontes. Un día, Ezcurra desapareció de Salta y de Greenpeace y puso una inmobiliaria para la venta de lotes en la yunga -que, como se dijo, llega hasta donde el quiera-. Sin embargo, volvió y consiguiió que lo nombraran ñoquis de Juan Manuel Urtubey durante la gestión en Medio Ambiente de Francisco López Sastre. La reacción fue tan negativa que Urtubey derogó la dádiva, al menos, en blanco.Pero Ezcurra es hueso duro de roer. Trabajar, poco, pero cambiar de rubro, nunca. Ahora quiere organizar un parque nacional privado en Chaco: esto, tampoco se le hubiera ocurrido a García Marquez ni a todos los escritores del realismo mágico reunidos en asamblea. Con esa fantasía lo convenció a Capitanich y ya recaudaron 12 millones de pesos, según explica Ezcurra en Clarín.


Ahora bien, sacando al relato su perfil irónico: esta es una pequeña muestra de lo que significa el terrorismo ecológico. Una burguesía urbana que desarrolla el trabajo escenográfico para su propio rédito económico y político, en base a fábulas.


Quizá el caso más emblemático del engaño haya sido el de Gualeguaychú, donde Greenpeace argentina se sumó a la protesta contra la pastera finlandesa, incluso llevó a una vistosa entrerriana a la cumbre de Viena, a pesar de que la central de la entidad sostenía publicamente que Botnia no contaminaría nunca.


El ambientalismo de Greenpeace y Ezcurra es la forma más grosera de manipulación cuyo resultado previsible es la destrucción del desarrollo agropecuario y la multiplicación de los cordones de miseria urbana. Claro, esto es demasiado abstracto cuando a una persona sin fortuna ni hábitos laborales le brindan la oportunidad de manejar un fideicomiso de diez millones de dólares para manejar el turismo ecológico en 250 mil hectáreas del Chaco.

“Bosques nativos para compensar los desmontes”

Según se publicó en el suplemento iEco de Clarín, en su edición de hoy, Ezcurra está en Expoagro intentando captar adeptos a la propuesta de su ONG Banco de Bosques, para que donen dinero con el que se hará un parque nacional en el Chaco.

En la publicación se detalla que “por $ 50 al mes, los productores que sientan culpa por el desmonte que se produjo en las provincias del Norte por la expansión de la frontera agrícola pueden lograr algo de alivio. Si donan esa cantidad durante un año, salvan una hectárea de bosque nativo en Chaco”.

“Una hectárea que no caerá bajo las topadoras cuando la soja se acerque. Es el sueño de Emiliano Ezcurra (41), que está en Expoagro tratando de convencer a los visitantes para que se sumen al proyecto más importante de su ONG Banco de Bosques: hacer que las 250.000 hectáreas de La Fidelidad, en el Impenetrable chaqueño, se conviertan en el primer Parque Nacional de la Argentina creado mediante suscripción popular. Los donantes lo compran y la ONG lo cede al Estado Nacional”, dice textualmente.

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