¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD
18A

Una alarma imposible de ignorar

Viernes, 19 de abril de 2013 10:19

Muchos polemizarán horas sobre si hubo más gente o no que en el 8N, aunque marchas de semejante envergadura hacen imposible un cálculo responsable. Más allá de esa frívola y subjetiva comparación, anoche hubo un dato que nadie podrá poner en tela de juicio: la convocatoria reunió enormes multitudes en todo el país, lo que a solo cuatro meses de las primarias representa una clara señal de alerta para el Gobierno nacional.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Muchos polemizarán horas sobre si hubo más gente o no que en el 8N, aunque marchas de semejante envergadura hacen imposible un cálculo responsable. Más allá de esa frívola y subjetiva comparación, anoche hubo un dato que nadie podrá poner en tela de juicio: la convocatoria reunió enormes multitudes en todo el país, lo que a solo cuatro meses de las primarias representa una clara señal de alerta para el Gobierno nacional.

No hubo centro urbano de la Argentina que no haya estado colmado de manifestantes. Solo en la ciudad de Buenos Aires, el corazón de la movilización, hubo al menos quince convocatorias simultáneas: todas estuvieron repletas y no hubo un solo incidente de gravedad que haya sido denunciado. Ese es un gran símbolo de madurez de la sociedad en su conjunto, pese a las provocaciones que siempre están a la orden del día.

La contundencia que tuvo la protesta, la tercera de esta envergadura en solo siete meses, no sorprendió ni al kirchnerista más fanático. Contrariamente de lo que parecía hace solo un mes, esta concentración se dio en un contexto de altísimo voltaje político, pese a todos los gestos de distensión que Cristina había insinuado cuando asumió el papa Francisco. Desde entonces, lejos de cambiar el núcleo de su impronta, el Gobierno se siguió radicalizando: hubo utilización política en el reparto de la ayuda social a los inundados, falta absoluta de debate sobre la reforma judicial y denuncias de lavado de dinero por cientos y cientos de millones de euros. Las palabras “corrupción” y “justicia”, íntimamente relacionadas entre sí, se escucharon repetidamente en todas las marchas.

Dependerá ahora de la reacción del Gobierno el costo político real que esta jornada vaya a proporcionarle. Si decide ignorarla o denostarla, tal como hizo las anteriores ocasiones, el clima continuará caldeado por días y se hará daño a sí mismo. Por lo pronto, la primera respuesta oficialista es probable que aumente un poco más el clima de confrontación: en pleno cacerolazo se supo que el Gobierno había convocado a sesión extraordinaria de Diputados para el miércoles, apurando aún más la controvertida reforma judicial que rechazan universidades y todas las organizaciones de jueces y abogados. La gente no entiende bien los reales alcances de esa norma, pero presiente que no será una “democratización” de la Justicia sino una politización de los tribunales.

El rol de la oposición en esta marcha también es digno de analizarse. A sabiendas de que el Gobierno vincularía la concentración con una convocatoria partidaria, los dirigentes decidieron estar presentes igual. ¿Fue eso darle de comer al lobo? Puede ser, pero los detractores del kirchnerismo son tan críticos que no hubiesen podido argumentar por qué no se movilizaron si todos los reclamos de los manifestantes son sus reclamos cotidianos. Quedó muy claro: ninguno de ellos puede arrogarse ni una mínima porción del éxito de la marcha.

Temas de la nota

PUBLICIDAD