Con la plaza de San Pedro colmada, Jorge Bergoglio celebró ayer su primera misa de Domingo de Pascuas como Papa. Lejos de su Buenos Aires querido, pero rodeado de afectos y admiración, Francisco oró por la paz del mundo.
El papa pidió la paz para el mundo, “aún tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, he
rido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, y desgarra do por la violencia ligada al tráfico de
drogas”.
Francisco denunció que el egoísmo se ve también en la trata de personas, “que es la esclavitud más extendida
en este siglo XXI”. “Paz a todo el mundo, desgarrado asimismo por la explotación inicua de los recursos naturales. Que Jesús resucitado traiga consuelo a quienes son víctimas de calamidades naturales y nos haga custodios responsables de la creación”, agregó.
Por Siria y Corea
En su mensaje, el papa Bergoglio imploró la paz para Siria y la península coreana, donde se viven momentos de tensión y preocupación internacional después de que Corea del Norte se haya declarado en “estado de guerra” contra Corea del Sur. Ante unas 250.000 personas que llenaron en una mañana soleada, aunque con algunas nubes, la plaza de San Pedro y las calles anexas, el obispo de Roma expresó su satisfacción por haber comenzado su pontificado con la Semana Santa “y poder anunciaros: ¡Cristo ha resucitado!”.
“Quisiera que llegara sobre todo al corazón de cada uno, porque es allí donde Dios quiere sembrar esta bue
na nueva: Jesús ha resucitado, hay es peranza para ti, ya no estás bajo el dominio del pecado, del mal. Ha
vencido el amor, ha triunfado la misericordia”, afirmó.
El pontífice subrayó que la resurrección de Cristo significa que el amor de Dios es más fuerte que el
mal y la muerte misma, y que la Pascua es el paso del hombre de la esclavitud del pecado, del mal, a la liber
tad del amor y la bondad. En su oración también recordó a Oriente Medio y pidió paz entre israelíes y palestinos, “que tienen dificultades -dijo- para encontrar el camino de la concordia, para que reanuden las negociaciones con determinación y disponibilidad, para poner fin a un conflicto que dura ya demasiado tiempo”.
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Con la plaza de San Pedro colmada, Jorge Bergoglio celebró ayer su primera misa de Domingo de Pascuas como Papa. Lejos de su Buenos Aires querido, pero rodeado de afectos y admiración, Francisco oró por la paz del mundo.
El papa pidió la paz para el mundo, “aún tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, he
rido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, y desgarra do por la violencia ligada al tráfico de
drogas”.
Francisco denunció que el egoísmo se ve también en la trata de personas, “que es la esclavitud más extendida
en este siglo XXI”. “Paz a todo el mundo, desgarrado asimismo por la explotación inicua de los recursos naturales. Que Jesús resucitado traiga consuelo a quienes son víctimas de calamidades naturales y nos haga custodios responsables de la creación”, agregó.
Por Siria y Corea
En su mensaje, el papa Bergoglio imploró la paz para Siria y la península coreana, donde se viven momentos de tensión y preocupación internacional después de que Corea del Norte se haya declarado en “estado de guerra” contra Corea del Sur. Ante unas 250.000 personas que llenaron en una mañana soleada, aunque con algunas nubes, la plaza de San Pedro y las calles anexas, el obispo de Roma expresó su satisfacción por haber comenzado su pontificado con la Semana Santa “y poder anunciaros: ¡Cristo ha resucitado!”.
“Quisiera que llegara sobre todo al corazón de cada uno, porque es allí donde Dios quiere sembrar esta bue
na nueva: Jesús ha resucitado, hay es peranza para ti, ya no estás bajo el dominio del pecado, del mal. Ha
vencido el amor, ha triunfado la misericordia”, afirmó.
El pontífice subrayó que la resurrección de Cristo significa que el amor de Dios es más fuerte que el
mal y la muerte misma, y que la Pascua es el paso del hombre de la esclavitud del pecado, del mal, a la liber
tad del amor y la bondad. En su oración también recordó a Oriente Medio y pidió paz entre israelíes y palestinos, “que tienen dificultades -dijo- para encontrar el camino de la concordia, para que reanuden las negociaciones con determinación y disponibilidad, para poner fin a un conflicto que dura ya demasiado tiempo”.