Graciela Esnaola
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Graciela Esnaola
Pablo Yapura
Toda la expresión en los rostros, cada uno de los cuerpos con su lenguaje y un escenario intimista para abrir la temporada 2013 del Ballet de la Provincia de la mano maestra de Liliana Belfiore. La reconocida coreógrafa dirige el cuerpo desde este año y anoche ofreció una gala exquisita, diferente, con picos sorprendentes.
Eligió música de Carlos Guastavino, a la que le puso su coreografía y la asesoría de Marina y Hugo Jiménez para comenzar con el cuadro que denominó “Aromas de mi tierra”, y donde descolló una glamorosa zamba, que tuvo la calurosa aprobación del público que, aunque dejó blancos importantes en la sala, respondió calurosamente cada interpretación.
Mariano Mores fue el soporte del segundo cuadro, también con coreografía de Belfiore. Lucieron las milongas, pero el punto culminante fue “La cumparsita”, que arrancó encendidos aplausos y vivas desde la platea.
Al cierre de esta edición comenzaba el gran homenaje al coreógrafo Vasili Lambrinus, con música de Morton Gould y Mónica Michal en la reposición coreográfica.
El programa cerraría, cerca de la medianoche, con “Danzas húngaras”, de Johannes Brahms, y Belfiore y María Fernanda Blanco en la coreografía.
Simbólica como ninguna otra de las artes, la danza habla con el lenguaje de los cuerpos. Y anoche en el Teatro habló a través de la solvencia del Ballet provincial.