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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Constantes ataques a un puesto policial

Domingo, 19 de mayo de 2013 23:46

Pasaron solo dos años y cinco meses de la inauguración del puesto policial del barrio Unión y ya fue atacado más de 20 veces por jóvenes patoteros, que quieren que el establecimiento se vaya del lugar.

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Pasaron solo dos años y cinco meses de la inauguración del puesto policial del barrio Unión y ya fue atacado más de 20 veces por jóvenes patoteros, que quieren que el establecimiento se vaya del lugar.

El 22 de diciembre de 2011, en el corazón del sector ubicado en la zona norte, fue puesta en funcionamiento una sede policial solicitada por una gran cantidad de vecinos, quienes pedían más seguridad en uno de los sectores más críticos de la ciudad.

Ese mismo día un grupo de 20 personas atacó el destacamento causando destrozos de vidrios y otros elementos.

El 1 de enero del año pasado, 10 días después del primer ataque, otro importante conjunto de malvivientes, entre 50 y 70 jóvenes, irrumpió en el puesto y agredió a los efectivos.

Entre el 15 y 16 del mismo mes se generaron otros hechos similares, mientras que en febrero se llevó a cabo una nueva emboscada a los policías.

Entre marzo y mayo del mismo año se produjeron cinco nuevas embestidas y así continuaron los incidentes durante todo el 2012, que culminó con decenas de policías lesionados y una gran cantidad de malvivientes tras las rejas.

Cuando parecía haberse calmado todo, el 8 de mayo pasado, la Policía arrestó a un joven con pedido de captura y sus amigos reaccionaron contra los efectivos, generando un enfrentamiento que duró más de 15 minutos en la puerta de la sede.

A los pocos días, el martes 14, el barrio se vio sitiado por los uniformados, tras la muerte del joven Daniel Figueroa, asesinado por un grupo antagónico del sector.

Infantería bloqueó las calles, ante el temor de una posible venganza de los amigos de la víctima y eso generó otro malestar.

La unión de las patotas

Al ser consultados por El Tribuno, los vecinos de la zona comentaron que el constante ataque se produce “porque la Policía bloqueó el sector más peligroso del barrio, donde se vendía droga a toda hora y era prácticamente una zona liberada para los delincuentes”.

“Ellos aún resisten la presencia nuestra y por eso nos agreden, pero saben que no nos vamos a ir, porque la mayoría de los pobladores del lugar está de nuestro lado”, le dijo un efectivo a este matutino meses atrás, cuando el conflicto era cotidiano.

Las víctimas de las agresiones que se producen en el barrio explicaron que “existen tres temerosas patotas”. “Una de ellas es la del "Sector Verde', y las otras son "La 3' y "La 5', todas son enemigas entre sí pero se unen para combatir contra los policías”.

La gente comentó que además de esas tres bandas existen otros pequeños grupos violentos que también suelen generar disturbios “aunque son estos tres, sin dudas, los peores”.

Por ese motivo, se recolectaron más de 100 firmas pidiendo que el puesto no se mude a otro barrio aledaño, como había trascendido en algún momento.

Las adicciones al alcohol y las drogas son el mayor flagelo de la zona y esto se ve reflejado en la mayoría de los niños y adolescentes del lugar, quienes a diario deambulan sin rumbo por las calles de tierra.

“Todo el día hay un clima violento. El temor siempre está y si bien la llegada del puesto generó tranquilidad, por otro lado causó un problema mayor, ya que los vecinos que nada tenemos que ver con la Policía y los patoteros nos quedamos atrapados en el medio de la batalla campal”, dijeron.

En diferentes oportunidades los efectivos del destacamento del barrio Unión se vieron superados por los malvivientes y tuvieron que solicitar el apoyo de las seccionales cercanas e incluso del Grupo de Infantería.

Muchos son los jóvenes que tienen más que un simple rechazo al uniforme policial y algunos lo dejan reflejados en las paredes de la zona.

En los pasajes se puede observar pintadas que rezan “Muerte a la yuta (la Policía según los tumberos)” y otras imágenes, como la de un efectivo rodeado por cuatro delincuentes.

La clave, según algunos referentes del barrio, es la contención que podría brindarse a quienes sufren adicciones u otros problemas de gravedad.

Sin embargo, las autoridades están ausentes de ese sector de la zona norte, como así también en otros puntos de la ciudad.

“Sin escuelas, una iglesia o un centro de rehabilitación, es difícil que los jóvenes puedan dejar los malos hábitos por su propia voluntad, por eso pedimos que este barrio deje de ser marginado por los gobernantes”, aseguraron.

Quedó parapléjico tras un disparo

A pocas cuadras de Unión se encuentra el barrio Juan Manuel de Rosas, otro de los sectores más complicados de la capital.

En ese lugar se produjo un confuso hecho el 10 de marzo pasado, cuando un efectivo baleó al joven Juan Estrada, de 18 años, y lo dejó parapléjico.

En esa oportunidad también hubo un enfrentamiento entre un grupo de jóvenes y los uniformados, que terminaron abandonado la zona tras chocar contra un vehículo estacionado.

“Sentimos que la Policía tiene desprecio por la gente pobre”, dijo el entorno del joven que no volvió a caminar.
“Ese fue uno de los tantos casos de ‘gatillo fácil’ y queremos que se haga Justicia, porque posiblemente mi hijo no vuelva a caminar”, dijo su padre, también llamado Juan.

Por el caso, un efectivo quedó detenido en Alcaidía Judicial.

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