Fuerte llamado de la Iglesia a la solidaridad. El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Mario Poli, pidió ayer no “tenerle miedo” a la palabra solidaridad, sobre todo cuando “la necesidad está a la vista de todos”, y pese a que ésta es “mal vista por el espíritu del mundo”.
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Fuerte llamado de la Iglesia a la solidaridad. El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Mario Poli, pidió ayer no “tenerle miedo” a la palabra solidaridad, sobre todo cuando “la necesidad está a la vista de todos”, y pese a que ésta es “mal vista por el espíritu del mundo”.
“Solidaridad es saber poner a disposición de Dios aquello que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque sólo en el compartir, en el donarse, nuestra vida será fecunda y dará frutos”, aseguró, al presidir la celebración del Corpus Christi en Plaza de Mayo ante cientos de jóvenes.
En este contexto, el primado alentó también a “renovar con el Cuerpo de Cristo, la alegría de la fe y el entusiasmo para la misión”, y recordó que “recibir bien a la gente en nuestras comunidades, atender al que necesita una mano, enseñar las cosas de Dios y ser solidarios ante toda miseria humana definen el estilo pastoral y misionero de Jesús”.
El primado no se olvidó del anterior arzobispo de Buenos Aires y actual Papa, Jorge Bergoglio: ante la multitud reunida en Plaza de Mayo, Poli reconoció que a esta solemnidad del Corpus “le falta algo”, en referencia a la ausencia del cardenal Bergoglio.
“Hoy es el Papa, ya no es nuestro, es de todos”, subrayó en medio de encendidos aplausos y ovaciones señalando una imagen del papa Francisco que había sobre el altar.
En esta línea, Poli aprovechó la situación y parafraseó entonces la homilía que el Pontífice pronunció el jueves en Roma, cuando consideró “clave” la palabra solidaridad, pese a que ésta “es una palabra mal vista por el espíritu del mundo”.
Pidió alegría
Pero no fue la única definición de Mario Poli. El prelado porteño exhortó también a la misión, a fin de anunciar con alegría el Evangelio y llevar el “pan de vida”, que para los católicos es la eucaristía, a las periferias de la ciudad.
Asimismo, llamó la atención de los numerosos fieles que los andamios colocados en el frente de la catedral, que está en refacciones, hayan sido cubiertos por una gigantografía con la misma imagen de la fachada del templo.
La solemnidad del Corpus, considera la mayor expresión de fe pública de los católicos, comenzó ayer por la mañana con una contundente marcha juvenil desde cuatro puntos de la ciudad que convergió en plaza Miserere, en el barrio de Once, y desde donde siguió en una columna hasta plaza Lorea, frente al Congreso nacional.
Allí, Poli instó a los jóvenes a ser “más solidarios” y a superar la indiferencia.
“Seamos más solidarios y crezcamos en la solidaridad. Esa solidaridad gratuita y generosa, que ustedes saben dar”, aseveró el obispo.
Asimismo, destacó que los jóvenes, junto a niños y ancianos son “el bello rostro de la Iglesia”, y parafraseó al papa Francisco para invitarlos a ser “más solidarios”.
Al concluir la ceremonia concelebrada por los obispos auxiliares porteños y numerosos sacerdotes, Poli renovó la consagración de la ciudad y de la arquidiócesis a Nuestra Señora de Luján, para luego encabezar la procesión tradicional con el santísimo sacramento alrededor de la Plaza de Mayo.
La hostia consagrada fue llevada por una custodia, seguida por el prelado, los demás obispos auxiliares, sacerdotes, los abanderados de los colegios católicos, los seminaristas, los jóvenes y el resto de la feligresía presente.
La pública expresión de fe, que este año llevó por lema la frase evangélica “Pan para la misión”, culminó con la multitud entonando el Himno Nacional Argentino y con el arzobispo Poli impartiendo la bendición eucarística.