No hay respuestas. A casi una semana de que Sarita Santos Davila denunciara a través de El Tribuno haber sido estafada por la familia del gobernador Juan Manuel Urtubey, la mujer no obtuvo respuestas, según su defensa. Asimismo, el expediente permanece estancado en la Corte de Justicia.
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No hay respuestas. A casi una semana de que Sarita Santos Davila denunciara a través de El Tribuno haber sido estafada por la familia del gobernador Juan Manuel Urtubey, la mujer no obtuvo respuestas, según su defensa. Asimismo, el expediente permanece estancado en la Corte de Justicia.
Pese a su incómoda situación económica, con un solo ingreso en su familia, con su marido enfermo y a punto de ser desalojados de su vivienda, la familia Urtubey parece haber mantenido su intransigente posición ante el caso que tiene status judicial.
Cabe recordar que Davila mantiene una demanda laboral contra la familia del gobernador. La mujer reclama diferencias de sueldos, falta de pago de aguinaldos, vacaciones y asignaciones familiares, sumado al no pago de una indemnización, ante un despido injustificado, por los 21 años de servicio. Davila obtuvo una sentencia favorable en 2008 pero la familia del gobernador apeló el fallo y la causa pasó a la Cámara Laboral, sala segunda.
Hoy, la causa judicial se encuentra estancada según la defensa de Davila y, pese a la repercusión que tuvo la publicación de este diario, nadie se contactó hasta el momento con la señora.
En este contexto es que El Tribuno intentó comunicarse con la demandada, la escribana Lía Mercedes Mera Figueroa de Urtubey, para conocer su versión sobre los hechos denunciados. No se obtuvo respuesta alguna de la magistrada.
A pocas horas de la publicación, el mandatario salteño se refirió a la denuncia y sostuvo, pese a su notable molestia, que “por supuesto el caso se dilucidará en la Justicia”.
Lo cierto es que pese a que Urtubey puso en duda la credibilidad de la información, la entrevistada documentó su denuncia pública con un expediente en mano y cheques sin fondo, entre otras cosas. Mientras, pese a todo lo acontecido, Sarita sigue sin respuestas.