Más de 150 feriantes del centro comercial La Sureste Salteña se dieron cita ayer por la mañana en el Centro Cívico Municipal. Se autoconvocaron para manifestar su descontento con la proliferación de puestos que comercializan ropa y calzado usados en distintos puntos de la ciudad, incluidos los alrededores de la plaza de Santa Cecilia, lugar que ellos habían abandonado a fines de 2012.
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Más de 150 feriantes del centro comercial La Sureste Salteña se dieron cita ayer por la mañana en el Centro Cívico Municipal. Se autoconvocaron para manifestar su descontento con la proliferación de puestos que comercializan ropa y calzado usados en distintos puntos de la ciudad, incluidos los alrededores de la plaza de Santa Cecilia, lugar que ellos habían abandonado a fines de 2012.
Además pedían la intervención de la comuna para optimizar la gestión ante los organismos involucrados en la habilitación de la feria -ubicada en los galpones de la exempresa Alonso Crespo, en el barrio Morosini- como Rentas, AFIP, Aduana y el Ministerio de Trabajo.
Alrededor de las 11, el presidente de Sofesa, Mario Pastrana, fue recibido por el intendente Miguel Angel Isa, quien se comprometió a brindar capacitación en el rubro textil a los feriantes, a través de la Escuela de Artes y Oficios dependiente de la Municipalidad. También se avanzó en la obtención del financiamiento que demandará el Proyecto Productivo Textil, unos 360 a 420 mil pesos. Esta iniciativa fue presentada por los comerciantes hace un año y medio, y con su implementación buscan producir su propia mercadería.
La brevedad del plazo estimativo en que recibirán los recursos para comprar las maquinarias e insumos, un mes a un mes y medio, es muy alentadora para estas familias, que celebraron con un aplauso unánime la noticia.
El polo productivo
Según Pastrana, la fábrica textil se emplazará en el predio que La Sureste Salteña alquila y en una primera etapa se emplearía a 40 personas distribuidas en dos turnos de ocho horas cada uno. El objetivo es sustituir quince productos de los que ya comercializan como camperas, buzos y pantalones deportivos para niños, damas y caballeros. Añadió que otra motivación para impulsar este proyecto es que cada día se les dificulta más obtener mercadería para la venta. “Los costos de traslado, diferencia en el cambio y la escasez han vuelto complicado seguir costeando esto”, explicó Pastrana. Los comerciantes adquieren sus productos en Buenos Aires, Iquique y la frontera con Bolivia, pero les resulta oneroso sostener este circuito de compra y venta, sobre todo en el exterior.
La inversión
- La instalación de la fábrica textil en el predio del barrio Morosini demandaría una inversión inicial de 360 a 420 mil pesos.
- En una primera etapa la fábrica de ropa emplearía a cuarenta personas distribuidas en dos turnos de ocho horas cada uno.