“Yo quiero tener un millón de amigos”, canta Roberto Carlos. En la era de las redes sociales y las amistades virtuales la consigna parece un mandato para la clase política que se lanza al ciberespacio en búsqueda de seguidores o, al menos, un humilde “Me gusta”. El dedito para arriba parece obsesionar a los que ya están lanzados de lleno a ocupar algunos de los cargos que se definirán en las próximas elecciones de octubre. En esa lucha desesperada por adherir fans en sus plataformas digitales hay quienes prefieren llegar a sus potenciales votantes mediante algunas trampillas, dignas de figurar entre los casos más notables de publicidad engañosa. Si no veamos la audaz propuesta del candidato oficialista a llevarse una banca en el Senado de la Nación, el hermano del Gobernador, Rodolfo Urtubey.
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“Yo quiero tener un millón de amigos”, canta Roberto Carlos. En la era de las redes sociales y las amistades virtuales la consigna parece un mandato para la clase política que se lanza al ciberespacio en búsqueda de seguidores o, al menos, un humilde “Me gusta”. El dedito para arriba parece obsesionar a los que ya están lanzados de lleno a ocupar algunos de los cargos que se definirán en las próximas elecciones de octubre. En esa lucha desesperada por adherir fans en sus plataformas digitales hay quienes prefieren llegar a sus potenciales votantes mediante algunas trampillas, dignas de figurar entre los casos más notables de publicidad engañosa. Si no veamos la audaz propuesta del candidato oficialista a llevarse una banca en el Senado de la Nación, el hermano del Gobernador, Rodolfo Urtubey.
“Dale me gusta! Si pensás que Salta es una de las provincias más lindas del país”, propone en los anuncios comerciales a todos aquellos que tengan un perfil social en Facebook. Suena casi irresistible no hacer click. Pero hay una trampa, no solo porque Salta no es una de las provincias más lindas, ya que es la más linda, sino porque en realidad no estamos apoyando la candidatura de la tierra gaucha en un certamen de belleza. Quien se tiente con la moción del candidato de postular a Salta entre las más hermosas dándole un “Me gusta” se está transformando de manera automática en un seguidor del ex director del Fondo de Reparación Histórica y no en un activista de la belleza natural de esta tierra.
En ese contexto, son dignas de rescatar las declaraciones de la secretaria del Tribunal Electoral provincial, quien dijo que “la propaganda política a través de las redes sociales informáticas es libre, aun durante el período de reflexión o veda electoral, porque “las redes sociales no se hallan reguladas ni contempladas en la normativa electoral vigente”. Aunque suene increíble, el Código Nacional Electoral no dice lo mismo. “La prohibición comprenderá la propaganda paga de las imágenes y de los nombres de los candidatos a cargos electivos nacionales, ejecutivos y legislativos, en los medios masivos de comunicación (televisión, radio e Internet)”, dice el segundo párrafo del artículo “64 ter”.
Una estrategia confunsa que se difunde
En los últimos días, los salteños también pudieron apreciar en sus páginas de inicio de la red social cómo se promocionaban medios digitales que, de manera inescrupulosa, persiguían el codiciado "me gusta" de manera semejante y con mensajes confusos.
Facebook tiene estrategias comerciales para impulsar una página determinada y según el alcance que se quiera tener, se paga un determinado precio. Sin embargo, el mensaje para captar fanáticos que se elija es pura responsabilidad de dicha página.