El gobernador Juan Manuel Urtubey mostró su ruptura con la organización Greenpeace. Tras la pantomima que los ecologistas realizaron en la catedral salteña, el viernes, el mandatario dijo ayer que “a esta gente no le importa nada de ... nuestra tradición y cultura”. Antes no pensaba lo mismo. Siendo diputado nacional, Urtubey apoyó con entusiasmo la ley de Bosques diseñada por el responsable político del grupo británico, Juan Carlos Villalonga, que paralizaba el desarrollo rural. Ayer, despechado, les reprochó: “Decirme a mí que, justamente, soy la persona mas criticada por los sectores de la producción por haber parado el crecimiento de la frontera agrícola, es poco menos que absurdo”. Así respondió al letrero donde le decían: “Urtubey, desmontar es pecado”.
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El gobernador Juan Manuel Urtubey mostró su ruptura con la organización Greenpeace. Tras la pantomima que los ecologistas realizaron en la catedral salteña, el viernes, el mandatario dijo ayer que “a esta gente no le importa nada de ... nuestra tradición y cultura”. Antes no pensaba lo mismo. Siendo diputado nacional, Urtubey apoyó con entusiasmo la ley de Bosques diseñada por el responsable político del grupo británico, Juan Carlos Villalonga, que paralizaba el desarrollo rural. Ayer, despechado, les reprochó: “Decirme a mí que, justamente, soy la persona mas criticada por los sectores de la producción por haber parado el crecimiento de la frontera agrícola, es poco menos que absurdo”. Así respondió al letrero donde le decían: “Urtubey, desmontar es pecado”.
La denuncia de la organización surge de la autorización de un desmonte de 7.000 hectáreas. El gobernador aseguró que en Salta se deforestaban “500 mil hectáreas por año”. El dato es incorrecto. Según un informe suministrado por el secretario de Medio Ambiente, Gustavo Paul, el promedio de desmontes era de 200 mil hectáreas por año hasta 2007, pero incluyendo 472 mil hectáreas que en realidad fueron desmontadas en los años siguientes.
Urtubey siempre coincidió con Greenpeace y se enorgullece de haber frenado el crecimiento rural de Salta. La organización, a la que ahora califican de “extorsionadora”, sostiene que los desmontes impiden la conservación de especies nativas. Eso ocurre con la tala indiscriminada y con el pastoreo sin control, que es lo que sucede cuando no hay desarrollo sustentable, como ocurre en Salta. Para quedar bien con Greenpeace, la única solución sería convertir seis millones de hectáreas del chaco salteño en parque nacional, con lo que se obligaría a decenas de miles de personas a emigrar hacia las ciudades.