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Para vengarse de su mujer quemó a sus hijos en una pira

Domingo, 07 de julio de 2013 10:10

Por estos días España se encuentra conmocionada. Está reviviendo, en el juicio que se le sigue a José Bretón, el horror que se suscitó en octubre de 2011, cuando este sujeto, separado de su mujer, Ruth Ortiz, buscó a sus dos pequeños hijos de 2 y 6 años para llevarlos a pasear y luego, supuestamente, los asesinó e hizo desaparecer sus cuerpos de manera brutal.

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Por estos días España se encuentra conmocionada. Está reviviendo, en el juicio que se le sigue a José Bretón, el horror que se suscitó en octubre de 2011, cuando este sujeto, separado de su mujer, Ruth Ortiz, buscó a sus dos pequeños hijos de 2 y 6 años para llevarlos a pasear y luego, supuestamente, los asesinó e hizo desaparecer sus cuerpos de manera brutal.

La historia del horror

El 8 de octubre de ese año, este oscuro y obsesivo hombrecillo desocupado, de 40 años fue a buscar a sus dos pequeños hijos a la casa familiar de su exmujer en Huelva. Según sus dichos los llevó de paseo al parque Cruz Conde Córdoba y que allí, en un descuido, los niños desaparecieron y nos los pudo hallar más. En ese momento la Policía Nacional inició una búsqueda implacable. Se interrogó a decenas de testigos, pero fue inútil: nadie había visto nada.

“El día estaba claro y había poca gente, era casi imposible que se le hayan perdido de vista los pequeños”, dijo en el transcurso del juicio una mujer que esa misma jornada había estado recorriendo el parque.

Ruth, la madre de los inocentes desaparecidos, le pidió desesperada a su exmarido que le devolviera sus niños. En su interior sospechaba y sospecha, que algo terrible podía haberles sucedido.

El 10 de octubre, a dos días de iniciarse el misterio, los investigadores registraron la finca Las Quemadillas, de propiedad de la familia de Bretón y se encontraron con algo extraño en un sector boscoso. Había rastros de una hoguera de importancia que, extrañamente, no se extendió hacia los árboles. En el lugar, sin dudas, se había confeccionado una especie de horno con una mesa metálica. Allí hallaron unos pequeños huesos nada más, que una experta, Josefina Lamas, consideró que se trataba de restos de animales, aunque posteriormente, un antropólogo vasco, Francisco Etxeberría, desechó la hipótesis y aseguró que se trataba de despojos óseos humanos, probablemente de los niños, sometidos a una temperatura de 1.200 grados, lo que virtualmente evaporó los cuerpos y eliminó toda posibilidad de un examen genético. Justamente es allí donde los defensores del sospechoso basan su estrategia. "No hay ADN, por lo tanto no hay pruebas que rebatan los dichos de nuestro cliente', han asegurado. El 18 de octubre detuvieron al sospechoso y Ruth se constituyó como parte interesada en el juicio.

En los debates tribunalicios, comenzaron a conocerse historias relacionadas con el carácter de Bretón y su relación familiar. Posesivo, obsesivo, mediocre y manipulador, es como lo describieron los peritos. “Siempre supo lo que está bien y lo que está mal, nunca perdió la cordura”, dijo una de las profesionales. Además, lo describieron como un hombre frío, sin lazos afectivos, cuyo único interés es causarle daño su exmujer, pese a que sigue pensando que la relación con ella “todavía se puede arreglar”, según sus palabras textuales, extraídas de uno de los exámenes psiquiátricos.

La pira funeraria

De acuerdo a lo que se viene demostrando en el juicio, que se halla en sus tramos finales, ante la gran expectativa de la ciudadanía española, el sujeto planificó todo: buscó a los niños pero nunca los llevó al parque, como asegura. Nadie lo vio allí con ellos y los registros de las cámaras de seguridad del centro de diversiones siempre lo muestran solo. Los investigadores creen que los llevó directamente a Las Quemadillas y que allí procedió a darles muerte. No se ha podido determinar de qué forma los mató aunque se supone que pudo haberlos dormido ya que hallaron un frasco de tranquilizantes.

Fuego para matar la inocencia

Para quemar a los niños construyó, lo que los peritos han definido como una pira funeraria para lo cual usó 250 kilos de leña y comprobaron que antes de la desaparición de los chicos, el acusado había adquirido en una estación de servicios, 80 litros de combustible. Para completar el escenario, Bretón habría utilizado una mesa metálica para que cumpliera la función de horno. Por ese motivo los huesos quedaron completamente calcinados y no se pudo recuperar el ADN. Los detectives no tienen dudas de que en ese espacio rural, los nenes fueron ajusticiados. Pero hasta ahora, Bretón, que sigue los alegatos con su mirada rapaz y que no da muestras de nerviosismo alguno, jura, una y otra vez, que desconoce lo que ocurrió a sus hijos. La causa de la muerte de Ruth (6) y José (2) no pudo ser determinarla por el estado en que quedaron los pequeños huesos. Bretón se enfrenta a una pena de 40 años.
 

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