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Lucila Insúa: “La medicina es una vocación de amor por las personas”

Sabado, 24 de agosto de 2013 01:16

Es médica por vocación y descubrió el amor al prójimo desde su infancia. Lucila Insúa, es cubana y tiene con una gran experiencia en higiene y epidemiología. Se graduó en 1975 en la Universidad de La Habana, trabajó en África con la tribus Masai y hoy visita Salta con el fin de reencontrarse con uno de sus hijos que eligió esta ciudad para vivir.

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Es médica por vocación y descubrió el amor al prójimo desde su infancia. Lucila Insúa, es cubana y tiene con una gran experiencia en higiene y epidemiología. Se graduó en 1975 en la Universidad de La Habana, trabajó en África con la tribus Masai y hoy visita Salta con el fin de reencontrarse con uno de sus hijos que eligió esta ciudad para vivir.

Con la calidez que caracteriza a los cubanos recibió a El Tribuno y se animó a contar su vida, su experiencia laboral y una lamentable anécdota durante una visita personal al hospital San Bernardo.

¿Cómo descubriste que querías ser doctora?

Mi vocación surgió cuando yo era apenas una niña y fue a raíz del amor y la admiración hacia mi abuela. Ella vivió su adolescencia en plena revolución de independencia cubana y a los 16 años perdió una pierna. Me contó que los médicos no pudieron ayudarla porque en ese tiempo los recursos tecnológicos eran muy escasos. Ahí yo sentí la necesidad de ayudar a la gente, me hubiese encantado hacerlo con ella.

Lucila nació en el centro de la capital de Cuba, donde ella misma afirma que las posibilidades de desarrollo y crecimiento eran mayores que en las provincias. Al momento de terminar el colegio, en el año 1969, época de revoluciones juveniles, dónde se perseguían los derechos humanos y los hippies recorrían las calles, ella entró a la universidad.

“Entre muy motivada para estudiar porque en 1959 tanto la educación como la salud pasaron a manos del estado y las posibilidades de capacitación eran altas y estaban al alcance de la mayoría. Durante la carrera presté servicio en las áreas rurales de mi país, allí cumplía la función de auxiliar médico y esa pequeña experiencia terminó de afianzar en mi ese deseo de ayudar a aliviar el dolor de las personas.

Cuando egresó y comenzó su actividad en los hospitales se sintió muy atraída por la especialidad de Ginecología y Obstetricia, por lo que decidió capacitarse durante siete años. Después fue convocada para trabajar en África.

¿Cómo fue tu experiencia en el continente africano?

No dudé en viajar, porque sabía que iba a ser una gran experiencia, llena de desafíos. Cuando llegué me instalé en Tanzania, en una provincia llamada Arusha y me designaron a un área de parque nacionales. Interactué sobretodo con la tribu Masai. Ví nacer muchos niños como también los ví morir. Entonces me di cuenta que sólo un suspiro te separa entre la vida y la muerte. Por lo que mi estadía en ese lugar más que una experiencia laboral fue una escuela humana, porque viví en un lugar con tantas necesidades, donde la gente está angustiada y sufre mucho. Recuerdo cuando traje al mundo a un bebé que no tuvo la dicha de vivir, su madre y familia no lo lloraban, decían que estaba en un mejor lugar y que se había evitado pasar hambre; eso me conmovió mucho.

¿Qué cambios trajo aparejada esa experiencia en tu vida laboral?

Cuando llegué a Cuba, tras dos años de intenso trabajo en África y al ver las condiciones en las que se vive en esos lugares con tan pocos recursos, solicité el cambio de especialidad, con el fin de aprender sobre las técnicas de prevención y control de virus e infecciones. Por ello realicé una maestría en epidemiología y un postgrado en virus intrahospitalarios.

¿Qué es una infección intrahospitalaria?

Se trata de bacterias, virus, hongos que están en todos lados y que enferman a un paciente que ingresó a cualquier centro médico sin poseerla. Por ellos es muy importante mantener estéril los lugares de atención, los quirófanos, las áreas de terapia intensiva, los consultorios y principalmente el compromiso humano del profesional médico, para que utilice guantes, se lave las manos y atienda correctamente a su paciente.

¿Cómo se trabaja en los hospitales para prevenir estos virus?

Bueno la Organización Mundial de la Salud ha establecido programas universales que deben ser adaptados a las diferentes instituciones según sus necesidades y recursos. Para ello primeramente se debe realizar un diagnóstico sobre las condiciones en las que se encuentra la institución médica. En segundo es indispensable capacitar al personal desde la gerencia para que todos se comprometan y así lograr cambios efectivos. Se trata de una tarea compleja pero muy necesaria ya que la prevención es indispensable. Si tomamos conciencia los tratamientos médicos son costosos y traen aparejado un dolor y malestar en el paciente. La prevención ayuda a evitar esto.

¿Es alta la mortalidad en hospitales por estas infecciones?

Eso depende de la infección, pero es importante destacar que si se toman las medidas necesarias el porcentaje de que un paciente contraiga un virus durante una internación, una cirugía o una visita al hospital ronda entre el 7 y el 10%. Las de mayor cuidado y más comunes son las respiratorias, urinarias, digestivas y sanguíneas.

¿Tuvo la posibilidad de visitar un hospital en Salta?

Sí, visité el hospital San Bernardo, aclaro que no porque me hayan contratado, sino por una cuestión personal, propia de mi profesión. Me presenté en la gerencia hace dos años y visité algunas salas. Debo decir que la institución no está en malas condiciones, pero si necesita trabajo. Recuerdo que me apenó mucho ver una jovencita internada a la cual le habían hecho un injerto de piel en una de sus piernas. Para ser sincera noté que el lugar en el que estaba no era óptimo y su dieta alimentaria mucho menos, ella desafortunadamente murió. Es un ejemplo de que los médicos necesitan un compromiso social.

 

 

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