Monseñor Marcelo Daniel Colombo asumió este sábado como séptimo obispo de La Rioja, en una concelebración eucarística desarrollada en las escalinatas de la Catedral, con la presencia de cientos de fieles, una extensa nómina de obispos y las autoridades provinciales.
Colombo se hizo cargo este sábado del Obispado de La Rioja. Fue durante una ceremonia llevada a cabo en un escenario montado frente a la Catedral. También llegaron a La Rioja delegaciones de Orán, donde ejerció el ministerio hasta agosto último y de Quilmes, provincia de Buenos Aires. La feligresía riojana también se dio cita en la plaza principal para recibir al flamante Obispo. Estuvieron presentes el gobernador Luis Beder Herrera y el intendente Ricardo Quintela.
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Monseñor Marcelo Daniel Colombo asumió este sábado como séptimo obispo de La Rioja, en una concelebración eucarística desarrollada en las escalinatas de la Catedral, con la presencia de cientos de fieles, una extensa nómina de obispos y las autoridades provinciales.
Colombo se hizo cargo este sábado del Obispado de La Rioja. Fue durante una ceremonia llevada a cabo en un escenario montado frente a la Catedral. También llegaron a La Rioja delegaciones de Orán, donde ejerció el ministerio hasta agosto último y de Quilmes, provincia de Buenos Aires. La feligresía riojana también se dio cita en la plaza principal para recibir al flamante Obispo. Estuvieron presentes el gobernador Luis Beder Herrera y el intendente Ricardo Quintela.
Después de la lectura del evangelio, Colombo dio su primer mensaje a los riojanos. Fue un discurso cargado de agradecimientos a todas las comunidades en la trabajó tanto en Salta como en Quilmes. Recordó a Monseñor Enrique Angelelli en palabras y dijo que ‘la política ejercida con nobleza puede cambiar la vida de la gente‘. Y afirmó que “con la autonomía propia de las instituciones, en este caso la Iglesia, está dispuesto a colaborar con el Estado”.
‘Pido ser un buen pastor y en una Iglesia de puertas abiertas‘, dijo y agregó que desde la comunidad apostólica ‘juntos se puede escuchar la voz de los pobres y de los desilusionados‘.
“El deseo de compartir la fe del pueblo riojano, de aprender de este pueblo tan afectuoso y cálido y poder transitar los desafíos que Dios nos pone como iglesia que son los de Jesús, acercarnos a los pobres, darles el consuelo y la esperanza, y ayudarlos en su dignidad a ponerse de pie”, afirmó.
Consideró además que ‘la política ejercida con nobleza y con pasión puede cambiar la vida la gente‘.