"Soy bien puta", "María tenía orgasmos", "Jesús no existe. María lo abortó" y "El Papa me hincha el papo", escribieron algunas de las que integraban el grupo calculado en 40.000 mujeres. "Teníamos razón. Cuando comenzamos con la campaña nos acusaban de extremistas. Estos actos suceden en todos los encuentros", expresó Diego Amante, integrante de la organización "Cuidado Salta". El fue uno de los que se apostó frente a la Catedral y se enfrentó con las activistas feministas que se desviaron del recorrido programado de la marcha el domingo pasado. Por su parte Irene Palacios, una de las organizadoras del Encuentro, consideró que "si quieren quemar una bandera papal o la imagen de una Virgen que lo hagan. Es la expresión de lo que sienten".
La semana pasada la opinión pública se había dividido por el vallado preventivo en torno de iglesias, que no solo son los templos de quienes profesan una religión, sino patrimonio histórico de la provincia.
¿El todo es la parte o la parte es el todo? Una sociedad democrática no debe construirse sobre la base de elecciones individuales que no reflejan la situación de la mayoría. Era el momento de escuchar a las miles de mujeres que oficiaban de voceras de otras miles que permanecen invisibles. De reclamar perspectiva de género para las instituciones. De alertar sobre la violencia como una forma estructural de coacción contra las mujeres. De problematizar representaciones sociales por y para los más jóvenes. De terminar con la idealización y el tratamiento trivial dado en los medios de comunicación a la problemática de género. Las que empuñaron el aerosol disuadieron y apartaron el foco de las intenciones y propósitos que seguían y para los que estaban. Desviaron la atención de las muchas supervivientes de la prostitución, la trata y la discriminación. Aquellas a las que rara vez escuchamos decir sus traumas y verdades, porque rara vez reciben atención mediática. Si buscaban demostrar que el poder no puede controlarlo todo, lo que ocurrió fue que, volátil como el mercurio, se corrió la mirada de una sociedad que no concentra sus esfuerzos en defender los derechos de la mujer.
La semana pasada la opinión pública se había dividido por el vallado preventivo en torno de iglesias, que no solo son los templos de quienes profesan una religión, sino patrimonio histórico de la provincia.
¿El todo es la parte o la parte es el todo? Una sociedad democrática no debe construirse sobre la base de elecciones individuales que no reflejan la situación de la mayoría. Era el momento de escuchar a las miles de mujeres que oficiaban de voceras de otras miles que permanecen invisibles. De reclamar perspectiva de género para las instituciones. De alertar sobre la violencia como una forma estructural de coacción contra las mujeres. De problematizar representaciones sociales por y para los más jóvenes. De terminar con la idealización y el tratamiento trivial dado en los medios de comunicación a la problemática de género. Las que empuñaron el aerosol disuadieron y apartaron el foco de las intenciones y propósitos que seguían y para los que estaban. Desviaron la atención de las muchas supervivientes de la prostitución, la trata y la discriminación. Aquellas a las que rara vez escuchamos decir sus traumas y verdades, porque rara vez reciben atención mediática. Si buscaban demostrar que el poder no puede controlarlo todo, lo que ocurrió fue que, volátil como el mercurio, se corrió la mirada de una sociedad que no concentra sus esfuerzos en defender los derechos de la mujer.
¿Por qué autorizaron este congreso?
Víctor Coronel, de 57 años, sufrió las pintadas que dejaron las mujeres manifestantes en Jujuy y Caseros. "Dejá coger en paz"; "Yo aborté"; "Aborto libre", "Yo decido" y "Trans torta", fueron algunos de los mensajes. "Fue el domingo a las 8 de la noche. Se trataba de un grupo que también pretendía pintar la catedral. Mi prima, Susana Caballero, trató de intervenir, pero la insultaron como verdaderos barras bravas", dijo Coronel. "Yo no estoy en contra de que se manifiesten, pero lo tiene que hacer en forma civilizada. Tienen que respetar los derechos de los demás", opinó. Ayer, la municipalidad, cubrió las pintadas. "Gracias a Dios la municipalidad está pintando. Me parece muy bien porque sino, lo tendríamos que haber hecho los vecinos. Hicimos una denuncia el domingo en la comisaría 1ª y se ve que fue una buena idea. Lo que no entiendo es ¿por qué autorizaron este congreso? Ya sabían lo que había pasado en otras provincias y no se tomaron los recaudos necesarios para que no ocurra lo mismo acá", dijo Coronel.
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"Soy bien puta", "María tenía orgasmos", "Jesús no existe. María lo abortó" y "El Papa me hincha el papo", escribieron algunas de las que integraban el grupo calculado en 40.000 mujeres. "Teníamos razón. Cuando comenzamos con la campaña nos acusaban de extremistas. Estos actos suceden en todos los encuentros", expresó Diego Amante, integrante de la organización "Cuidado Salta". El fue uno de los que se apostó frente a la Catedral y se enfrentó con las activistas feministas que se desviaron del recorrido programado de la marcha el domingo pasado. Por su parte Irene Palacios, una de las organizadoras del Encuentro, consideró que "si quieren quemar una bandera papal o la imagen de una Virgen que lo hagan. Es la expresión de lo que sienten".
La semana pasada la opinión pública se había dividido por el vallado preventivo en torno de iglesias, que no solo son los templos de quienes profesan una religión, sino patrimonio histórico de la provincia.
¿El todo es la parte o la parte es el todo? Una sociedad democrática no debe construirse sobre la base de elecciones individuales que no reflejan la situación de la mayoría. Era el momento de escuchar a las miles de mujeres que oficiaban de voceras de otras miles que permanecen invisibles. De reclamar perspectiva de género para las instituciones. De alertar sobre la violencia como una forma estructural de coacción contra las mujeres. De problematizar representaciones sociales por y para los más jóvenes. De terminar con la idealización y el tratamiento trivial dado en los medios de comunicación a la problemática de género. Las que empuñaron el aerosol disuadieron y apartaron el foco de las intenciones y propósitos que seguían y para los que estaban. Desviaron la atención de las muchas supervivientes de la prostitución, la trata y la discriminación. Aquellas a las que rara vez escuchamos decir sus traumas y verdades, porque rara vez reciben atención mediática. Si buscaban demostrar que el poder no puede controlarlo todo, lo que ocurrió fue que, volátil como el mercurio, se corrió la mirada de una sociedad que no concentra sus esfuerzos en defender los derechos de la mujer.
La semana pasada la opinión pública se había dividido por el vallado preventivo en torno de iglesias, que no solo son los templos de quienes profesan una religión, sino patrimonio histórico de la provincia.
¿El todo es la parte o la parte es el todo? Una sociedad democrática no debe construirse sobre la base de elecciones individuales que no reflejan la situación de la mayoría. Era el momento de escuchar a las miles de mujeres que oficiaban de voceras de otras miles que permanecen invisibles. De reclamar perspectiva de género para las instituciones. De alertar sobre la violencia como una forma estructural de coacción contra las mujeres. De problematizar representaciones sociales por y para los más jóvenes. De terminar con la idealización y el tratamiento trivial dado en los medios de comunicación a la problemática de género. Las que empuñaron el aerosol disuadieron y apartaron el foco de las intenciones y propósitos que seguían y para los que estaban. Desviaron la atención de las muchas supervivientes de la prostitución, la trata y la discriminación. Aquellas a las que rara vez escuchamos decir sus traumas y verdades, porque rara vez reciben atención mediática. Si buscaban demostrar que el poder no puede controlarlo todo, lo que ocurrió fue que, volátil como el mercurio, se corrió la mirada de una sociedad que no concentra sus esfuerzos en defender los derechos de la mujer.
¿Por qué autorizaron este congreso?
Víctor Coronel, de 57 años, sufrió las pintadas que dejaron las mujeres manifestantes en Jujuy y Caseros. "Dejá coger en paz"; "Yo aborté"; "Aborto libre", "Yo decido" y "Trans torta", fueron algunos de los mensajes. "Fue el domingo a las 8 de la noche. Se trataba de un grupo que también pretendía pintar la catedral. Mi prima, Susana Caballero, trató de intervenir, pero la insultaron como verdaderos barras bravas", dijo Coronel. "Yo no estoy en contra de que se manifiesten, pero lo tiene que hacer en forma civilizada. Tienen que respetar los derechos de los demás", opinó. Ayer, la municipalidad, cubrió las pintadas. "Gracias a Dios la municipalidad está pintando. Me parece muy bien porque sino, lo tendríamos que haber hecho los vecinos. Hicimos una denuncia el domingo en la comisaría 1ª y se ve que fue una buena idea. Lo que no entiendo es ¿por qué autorizaron este congreso? Ya sabían lo que había pasado en otras provincias y no se tomaron los recaudos necesarios para que no ocurra lo mismo acá", dijo Coronel.