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21 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Una de cada dos personas es hipertensa y no lo sabe

Sabado, 17 de mayo de 2014 02:00

Cerca de la mitad de la población argentina padece de hipertensión arterial, principal causante de invalidez y muerte en todo el mundo, y la mayoría lo desconoce.

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Cerca de la mitad de la población argentina padece de hipertensión arterial, principal causante de invalidez y muerte en todo el mundo, y la mayoría lo desconoce.

Por eso es que los especialistas destacaron la importancia de realizarse en forma frecuente los controles necesarios para poder prevenirla o al menos tenerla controlada.

El cardiólogo Alberto Villamil, especialista en hipertensión arterial, Jefe de la Sección de Hipertensión Arterial del Servicio de Epidemiología y Prevención Cardiovascular del Instituto Cardiovascular Buenos Aires (ICBA) explicó que “la creencia extendida entre las personas es que la hipertensión arterial se manifiesta a través de dolores de cabeza, de nuca, mareos u otros síntomas similares”.

“Sin embargo, la realidad es que se trata de una patología que no presenta síntomas. O lo que es peor, hay casos graves en los que el primer síntoma resulta siendo el último porque la persona se muere”, agregó el profesional durante la consulta.

“Hay gente que no lo cree”

“Por tal motivo, muchas personas que no exhiben ningún tipo de indicio de padecer la enfermedad no pueden creer o no se les ocurre pensar que son hipertensos”, indicó Villamil, en el marco de la conmemoración del día Mundial de la Hipertensión Arterial que se recuerda hoy en todo el planeta.

Dada esta característica, la única alternativa para estar al tanto de esto es por medio de la medición periódica de la presión arterial, incluso a edades tempranas de la vida, tan tempranas como la niñez, según advirtió el especialista.

El cardiólogo comentó que “una cuestión fundamental a considerar es que los hijos de padres hipertensos con frecuencia padecen también la enfermedad, y muchos de ellos transcurren años de su vida sin un diagnóstico establecido por no realizar una medición anual de la presión arterial a partir de los tres años”.

La mitad no lo sabe

Villamil remarcó que “en la Argentina, la mitad de las personas con hipertensión desconocen padecer la enfermedad; es por ello que se requieren más y mejores campañas de detección de la misma”.

En la actualidad existen instrumentos capaces de lograr un adecuado y efectivo control de la presión arterial en personas que sufren de hipertensión; son cada vez más baratos y prácticos.

Dieta sana y ejercicio

Para algunos pacientes, una dieta sana, la realización de ejercicio, mantener un peso saludable y la reducción en el consumo de sal pueden ser suficientes.

Sin embargo, la gran mayoría requerirá medicación complementaria a esas actividades.

De hecho, es habitual que se necesite la combinación de dos o más medicamentos, cuya prescripción estará en manos de la evaluación médica del profesional.

Controles durante las 24 horas del día

Existe la técnica de la Medición Ambulatoria de Presión Arterial (MAPA), cuyo empleo se realizará cuando el médico lo considere necesario.

Se trata de un equipo que el paciente tiene colocado por 24 horas y que efectúa mediciones periódicas de la presión arterial durante sus actividades habituales, incluso en las horas de sueño nocturno.

La ventaja de esta metodología radica en la capacidad de medición durante la rutina cotidiana del paciente y que permite evaluar el comportamiento nocturno de la presión, información esencial al momento de evaluar el riesgo cardiovascular y, particularmente, el cerebrovascular.

La limitación, por otra parte, es el mayor costo y la menor disponibilidad de equipos.

Dentro de este contexto, las actuales guías nacionales e internacionales han direccionado su atención en mejorar la salud poblacional, incorporando y estimulando el uso de técnicas de bajo costo y de amplia disponibilidad, para así lograr que la mayor cantidad de pacientes alcancen la normalización de la presión arterial.

Existen equipos automáticos y de uso sencillo

En la actualidad se utilizan, generalmente, equipos automáticos cuyo manejo es sencillo y permite evitar muchos errores técnicos que se cometían con el método tradicional. Las recomendaciones son que las mediciones las realice el paciente, sentado y con el brazo apoyado sobre una mesa; se indica colocar el manguito en el brazo “no hábil”, de ese modo la mano más diestra queda libre para manejar el equipo.

Se realizan tres mediciones consecutivas, con intervalos de un minuto entre cada una de ellas, y se registra el promedio de las dos últimas, que es lo que se informa.

Las mediciones deben realizarse por la mañana antes de la medicación y por la tarde, durante una semana. Una semana de control por mes es lo recomendado, ya que se debe evitar una dependencia excesiva a la medición de la presión arterial, que en algunos pacientes se puede transformar en una verdadera “presuromanía” (una suerte de obsesionarse con la medición de la presión).

La información que se obtenga de este control del paciente será muy valorada por el médico y, al mismo tiempo, el paciente se sentirá satisfecho con su participación e involucramiento en el registro y seguimiento de su presión arterial.

La presión alta es casi siempre incurable

En la mayoría de los casos la hipertensión arterial no se cura sino que se continúa con un tratamiento de medicamentos a lo largo de los años y durante toda la vida del paciente.

Este aspecto es el principal problema que se presenta pues más de la mitad de los pacientes abandona el tratamiento, lo que representa un alto riesgo para la salud y la posterior calidad de vida.

En relación a esta problemática y buscando disminuirla, uno de los métodos que más interés ha despertado en los últimos años y que se ha establecido en guías nacionales e internacionales médicas es la medición domiciliaria de la presión.

Los beneficios de esta modalidad de control es que proporciona información al paciente y al médico sobre la evolución de la enfermedad.

Además, favorece una adecuada indicación de las dosis de medicación a emplear y su forma de distribuirla durante el día.

Y, simultáneamente, mejora la adherencia al tratamiento por parte del paciente, que de esta manera es partícipe activo del mismo, en contraposición a ser un sujeto pasivo que no se involucra.

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