Ramón, quien si no, el ídolo todopoderoso devolvió a River a los primeros planos del fútbol argentino, luego de seis años de calvario. El mismo confesó ayer: “El 80% del país está contento. Van a ver lo que es la felicidad de la gente ahora. Mucha gente necesitaba disfrutar de esto”.
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Ramón, quien si no, el ídolo todopoderoso devolvió a River a los primeros planos del fútbol argentino, luego de seis años de calvario. El mismo confesó ayer: “El 80% del país está contento. Van a ver lo que es la felicidad de la gente ahora. Mucha gente necesitaba disfrutar de esto”.
A los 54 años, con una versión menos provocadora que en sus dos ciclos anteriores, Ramón Díaz se sobrepuso a los vaivenes deportivos y cuestionamientos y coronó un nuevo logro que redime al club de una etapa oscura, con descenso incluido.
Llegó como el ídolo protector, capaz de rescatar al club de un período de ostracismo tras el descenso. En 2013 logró un subcampeonato, y clasificó a la Sudamericana; pero en el segundo semestre hizo una campaña para el olvido.
Consciente del desgaste de su imagen, Ramón se propuso bajarle el tono a su perfil y concentrarse en el armado de un equipo con equilibrio. Y logró lo que tanto buscaba: sumar una estrella, coronarse campeón y devolverle la alegría a la gente. “Hubo dos momentos bisagra en el torneo: el penal que ataja Chichizola ante Estudiantes y el triunfo en la Bombonera, una satisfacción única”, analizó el DT.
Y este título 35 de la historia profesional de River convierte al riojano en uno de los técnicos más ganadores del fútbol argentino con siete títulos (Apertura 1996, Clausura 1997, Apertura 1997, Apertura 1999, Clausura 2002, Clausura 2007 -con San Lorenzo- y ahora el Torneo Final 2014), junto a Carlos Bianchi y Angel Labruna. Incluso se convirtió en el DT más ganador de River, con nueve consagraciones, incluidas la Libertadores 1996 y la Supercopa 1997. “De todos los campeonatos que gané con River, este fue único porque me costó mucho volver al club”, confesó el DT.
No en vano la gente pidió por su retorno y lo respaldó con cánticos. Ahora, campeón, Ramón les respondió: “Estoy contento por la gente. Ahora que disfruten. Quiero mucho a la gente”.