Epoca de frío y el pochoclo comienza a aparecer con su olor flotando en los paseos públicos. Los sentidos se dejan atrapar por este plato, típicamente americano.
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Epoca de frío y el pochoclo comienza a aparecer con su olor flotando en los paseos públicos. Los sentidos se dejan atrapar por este plato, típicamente americano.
Hecho con maíz, tiene un millón de nombres: pororó, palomitas de maíz, rosetas, cabritas, canchitas, crispetas, cocaleca, cotufas, etc. Es que hace siglos que acompaña a las poblaciones de América, que la bautizaron mil veces. Uno de los lugares donde se encontraron vestigios antiguos de pochoclos fueron tumbas en la costa de Perú que tenían 1,000 años de antigedad. Estos granos estaban tan bien preservados que todavía podían explotar. Orejitas de pochoclos fueron encontradas en la Cueva de los Murciélagos, en el Centro Oeste de Nuevo Méjico, que alcanzaban los 5.600 años de edad. Los arqueólogos creen que los pochoclos son originarios de la cocina mexicana antigua. Cuando Colón llegó a América, el pochoclo se había extendido por todo el continente y era disfrutado por casi todas sus naciones. Los nativos en las Indias del Oeste trataron de venderle pochoclos a Colón y a su tropa, pero no fue hasta la primera Fiesta de Acción de Gracias en Plymouth, Massachusetts, donde los colonizadores probaron por primera vez al pochoclo. Le fue dado como un regalo por Quadequina, hermano del jefe Wampanoag Massasoit, quien les regaló una bolsa de piel de venado llena de pochoclos. con palomitas de maíz. A partir de ese momento hacer explotar las semillas del maíz, se extendió por el mundo y en muchas ciudades europeas es una de las pocas formas de consumo popular del choclo, que se destina a la cría de ganado. En estos días de frío, volvamos al pochoclo!